Cap. III

35 0 0
                                    

Los vientos rugían, el suelo temblaba, y las aguas se sacudían.

Jenny no quería parpadear por temor a que todo desapareciera.
No todos los días se podía ver ese tipo de espectáculo.

Dos dragones. Uno rojizo cual llamarada enfurecida.
Y el otro, blanco como la nieve de la tundra, peleaban con fiereza sobre volando los alrededores.

-¿Por qué sé que Greco es el incandescente...?-- Se preguntó Jenny en voz alta.

- Porque compartes un lazo con él - le respondió la chica pelirroja a sus espaldas.

- Perdona...- Le dijo avergonzada, y extendio su mano para saludarla - Soy Jenny...

Pero apesar de que Jenny hacía esto por cortesía, la chica pelirroja no correspondió el gesto, más bien parecía como molesta.

Jenny recogió su mano tratando de disimular, talvez en ese lugar no conocían esa forma de saludo.

- Si vienes enviada por Catalina, puedes comenzar a despedirte de este mundo...- La amenazó la chica, con su voz muy neutral.
No parecía amenaza, pero había algo ahí.

-No sé de qué me hablas. No conozco a ninguna Catalina... - Le contesto Jenny, tratando de no parecer confundida por la pregunta.

Esa chica pelirroja se veía pequeña de estatura, pero había algo en su mirada que abrumaba a cualquiera.

Hubo un silencio pesado e incómodo.
Luego de eso Jenny no tenía idea de qué debía hacer en esos casos.

Repentinamente un gran estruendo rompió con aquel pesado ambiente, aunque desde la cueva no se miraba mucho lo que ocurría afuera.

Un fuerte alarido, seguido de una ráfaga de fuego intenso, inundaron la pequeña barranca. Jenny se tiró al suelo por reflejo pero la otra chica no movió un dedo.

- Era de esperarse... - Comento la chica, con decepción - Nunca ha tomado las peleas en serio...

Jenny quería mirar pero no tenía idea sí sería seguro.
Era irónico, paso casi todo el día pensando que soñaba, y ahora temía por su vida, y entonces lo recordó.
Se levantó de golpe para mirar de nuevo. En el suelo casi en el agua, el dragón blanco tenía sometido al rojo, quien aún se defendía pero con dificultad.

Había garras y colmillos en el aire, Jenny sólo había visto peleas de gatos en su azotea y en su patio, así que una pelea de criaturas enormes y peligrosas la superaba.

Greco estaba perdiendo, la violencia no era su fuerte, Jenny sólo podía observar pero en sus adentros la adrenalina se comenzó a acumular, así que de la nada un grito salió de ella.

- ¡No te atrevas a perder! ¡Ganale al copo de nieve y demuéstrale quien manda! -

El dragón blanco titubeó así que Greco aprovecho ésto, y se lo quito de encima arrojándolo al agua.

El dragón de Greco comenzó a arder con fuerza haciéndose pequeño, nuevamente era él en su forma humana.
Extendiendo sus brazos al agua, como tratando de sostener algo, cuando de la profundidad salió una enorme burbuja de agua.

Dentro de ella, el dragón blanco luchaba ferozmente por salir.
Pero con un movimiento de brazos, la burbuja salió disparada al cielo .

Jenny de emoción salto al agua y nado a la orilla. Está vez no le importo el agua helada.
Salió temblando, pero de emoción.

-¡¡Eso fue enorme, fue maravilloso, fue emocionante, increíble, fue...

- Muy cobarde... - Interrumpió la otra chica con enojo - ¿De verdad es lo mejor que puedes hacer?

DIAMOND (+ haya de los sueños)Onde histórias criam vida. Descubra agora