Capítulo 12

4.3K 654 1.1K
                                    


El miedo en su estómago se redujo solo cuando escuchó aquel bostezo. No se giró por unos segundos, recobrando su color y regresando a una expresión que sí pudiera mostrar frente al mini dictador de bolsillo.

-Te has tardado. ¿Por qué no fuiste a clase? Tienes suerte de que no aplicara el examen... ¿estudiaste algo? Mañana lo harán. ¿Por qué llegas tan tarde? –le reclamó molesto mientras revisaba por quinta ocasión que tuviera su billetera en su bolsillo del pantalón.

-Cállate, coño. No dormí nada. –se quejó Cartman mientras estiraba su cuerpo alzando las manos. –Que pereza. –se quejó tallándose un ojo con sus manos envueltas en guantes.

-¿Por qué no dormiste nada?

-Porque... -su expresión se oscureció un poco para luego sonreír de lado y mirarle valiente -Me cogí a tu mamá. –se reía mientras se acercaba a los demás, que compraban palomitas. -¿Ya compraste los boletos?

-El profesor compró todos.

-Que generoso.

-No. Hay que pagarle a él. –le informó siguiéndole de cerca tratando de no verse tenso. Estar en la escuela ya era difícil, ahora lo era más en un espacio donde se supone que debe abundar la diversión y la unidad como grupo.

-Pues págale.

-Paga tu boleto, gordo aprovechado.

-Creí escuchar que me comprarías todo lo que quisiera. –le refutó hábil.

-No cuenta. Me refería a la comida. –le explicó mientras lo veía bostezar de nuevo y entrecerrar los ojos, en verdad se veía cansado. -¡¿Para qué cojones vienes si te estás durmiendo?! –se quejó.

-¡Dah! Porque te sentirías jodidamente incómodo tú sólo... -se giró para ver el menú. -hay tanto pendejo andando. –terminó mientras leía los menú. –Veamos... ¿qué quiero de desayunar? –Kyle se frotó las mejillas, anonadado por esa respuesta, sintiéndose tan culpable y agradecido al mismo tiempo. Otra vez, parecía regresar a ser el superhéroe de la ciudad, por lo menos para él.

-¿No has desayunado? Son las doce.

-Khal, ve al baño... bájate los pantalones y sacúdete esa arena ¿sí? –dijo con otro bostezo en sus palabras, bostezo que casi le contagia al pelirrojo que se mordió la lengua para no contestar como siempre.

-Como sea... -se alejó, directo hacia con su profesor, quien estaba charlando con otros docentes. -¿Maestro?

-¿Sí? –le sonrió amable.

-Cartman le manda su dinero del boleto. –dijo sacando de su billetera el monto adecuado.

-Oh, gracias. –lo recibió y tachó el nombre en su lista. –Ya estamos a minutos de entrar a la sala ¿de acuerdo? Para que tomen precauciones.

-Claro. –incómodo por la mirada de las maestras molestas por la interrupción, se alejó poco a poco, buscando al gordo con sueño. A contrario de esto, se topó con Kenny cerca de un poster enorme protegido con plástico que ya se doblaba de la esquina inferior, seguramente por tanta gente pasando y recargándose como su amigo lo hacía, parecía contar el dinero. -¿No le ajusta? –se preguntó en voz baja recordando que hace unos minutos, antes de que llegara Cartman, él estaba pagando los boletos de él y Leopold. Parecía hacer cuentas.

-¡Judío!

Miró hacia las filas donde pedían comían, no estaba formado, seguramente también lo obligaría a hacerlo él. Lo que uno hace por compañía, se dijo mientras resoplaba y miraba una vez más a Kenny antes de acercarse al otro.

Como cuando vas creciendo y el "yo nunca" se convierte en un "¡Joder!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora