Capitulo 1

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—Entonces la señorita Kyle ...— comenzó a decir Alfred mientras preparaba el desayuno. 

—Llega a las 7—respondió Bruce tomando asiento y comenzando a servir fruta en su plato. 

—Esto se está haciendo más común—no pudo dejar de notar Alfred, mientras se apoyaba en la encimera de la cocina.

—De hecho son dos veces por semana, lunes películas y viernes cena—dijo Bruce con una media sonrisa que trató de ocultar bebiendo su café.

El estaba feliz cada día que pasaba junto a Selina. Al principió había sido todo muy extraño, había silencios incómodos, movimientos torpes y tartamudeos por parte de ambos, pero como los días avanzaban todo se volvía más normal. 

Bruce se sentía afortunado de conocer a Selina, eran tristes las circunstancias cuando sus vidas se cruzaron y entrelazaron. Solo habían sido dos niños de diferentes estatus social asistiendo a un mismo evento, en donde la muerte fue el principal anfitrión, aquella noche en donde las perlas de su madre golpearon el frío suelo de Gotham.

—Supongo que como las otras ocasiones, mi presencia no será requerida—dijo Alfred aceptando esa relación.

—Supones bien—confirmó Bruce. 

***

Bruce siempre fue una persona que a su corta edad cocinaba muy bien. Solía preparar estupendos y deliciosos platillos que gracias a Alfred, llegaban a los paladares con la consistencia y sabor adecuado. 

Viernes anteriores Bruce utilizó sus conocimientos en preparar cenas sencillas que eran del agrado de Selina, esforzándose más en el postre que era la parte favorita de la chica, pero en esa ocasión decidió optar por la opción de pedir comida, dejando a un lado los utensilios de cocina.

Colocando su delgado suéter salió de su habitación al ver la hora de su reloj, escuchando en el trayecto nada más que sus propios pasos continuó. La mansión era enorme, más Bruce y Alfred solían utilizar las mismas zonas durante el día, chocando una y otra vez a cualquier hora. 

Cómo noches anteriores en la que Selina y él tenían una cita, Alfred desaparecía cumpliendo su promesa de no interrumpir. Bruce sabía que su mayordomo y amigo se encontraba en el estudio leyendo uno de los cientos de libros que se esparcen por las largas hileras de madera. Alfred se había mostrado en un principió inconforme con la relación de ambos, pero con el pasar de los días fue aceptando que Selina formará parte de su vida, logrando una interacción más natural cada vez que se veían.

Escuchó como la puerta principal estaba abierta y cerrada, bajo las escaleras y fue directo a la cocina en donde una joven de delgadas piernas se encontraba sentada en la encimera. Bruce notó sus mejillas y nariz encendidas, un cálido rojo esparciéndose por su rostro que había sido azotado por ráfagas de aire frío que soplaba entre las calles de ciudad gótica.

—Llegaste—dijo Bruce alegre acercándose a ella.

Había confianza y comodidad cuando se colocó entre el espacio de sus piernas y la besó. Cuatro meses pasaron desde que confesó su interés por ella en aquella azotea. 

Parecía irreal como cambió su relación, Bruce jamás pensó que llegaría un momento en su vida en donde podría besar abiertamente a Selina Kyle una y otra vez, mientras la envolvía en sus brazos y sentía la cercanía de su cuerpo. 

Era cierto que desde la primera vez que la conoció en aquel pasillo de su casa equilibrando perfectamente el valioso jarrón, se emocionó por la idea de ser su amigo y vivir con ella aventuras, más ahora podía sentir como disfrutaba pasar tiempo con ella de una forma diferente, conocer realmente la actitud cariñosa y simpática de la chica que en algún momento considero más fría que el hielo.

—Llegue—dijo ella cortando el beso y tomando aire—Pero a decir verdad pensé que me había equivocado de día... Si es viernes ¿Verdad?.

—Lo es. Pero ahora decidí algo nuevo, rápido y grasoso que amas.

—Nooo...—comenzó a decir Selina con una enorme sonrisa al saber de qué se trataba.

En eso sonó el timbre y Bruce asintió confirmando su mediana respuesta, antes de salir de la cocina para minutos después volver con bolsas marrones cargadas de hamburguesas, papas fritas y refrescos. 

Bruce se sentó junto a ella en la encimera. Saco la cena de la bolsa, pasando una caja a Selina que contenía la hamburguesa. 

Ambos comieron y charlaron como dos adolescentes normales. Sus piernas se rozaban y sus voces fluían, como todos los días conocieron algún detalle nuevo del otro.

Los temas que se presentaban para conversación era desde el día de Bruce con la empresa, en la cual se estaba involucrando un poco más, hasta las sencillas actividades que Selina realizaba como trabajos. Siempre en ese punto Selina evitaba contar los hechos tal como sucedían, aún cuando Bruce no estuviera de acuerdo con ese aspecto de su vida, trataba de mantenerse al margen porque siempre salían peleados cuando decía lo incorrecto que era involucrarse con toda clase de actividad que estuviera en contra de la ley.

El en varias ocasiones propuso ayudarla con diferentes cosas, empezando por algo sencillo como retomar los estudios, lo cual ella se negó una y otra vez. Desde entonces sabía que era mejor alejar esos temas por un tiempo, lo cual prácticamente involucra su dinero y empresa. 

Esa noche no tocó ni un tema delicado que pudiera afectar su noche, sólo disfruto entre risas como Selina le contaba sobre el teatro que causó las ocurrencias de su vecina cuando llegó a su departamento ebria esa mañana.

Era fácil perderse en su voz. Siempre fresca, sarcástica y sincera que lo envolvía en ... ¿Amor?... ¿Amistad?... ¿Cariño?

No podía definir Bruce qué sentía por esa chica, pero su presencia era todo lo que necesitaba para mejorar su día. 

Mi Brújula - Bruce Y Selina (Batcat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora