Capítulo 17

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Detiene su BMW negro, en el semáforo que está a una manzana de Lynchville. Pienso en la posibilidad de abrir la puerta y correr hasta casa. Me muerdo el interior de la mejilla. Me cuesta respirar dentro de su coche, no pronunciamos ni una sola palabra en todo el camino. Hay demasiada tensión, podría cortarla con tijeras.

-¿Irás al museo?-pregunta, sacándome de mis pensamientos. Asiento sin mirarlo-bien-dice, yo me masajeo el puente de la nariz-.

Pasé por un torbellino de emociones y acontecimientos hoy, eso que todavía no se acaba. Espero  que Nina haya salido por ahí, de compras, o algo.

Para frente a Lynchville.

Me desabrocho el cinturón, me vuelvo para mirarlo, y me decepciono, él está mirando al frente. Quería tener una última visión de sus ojos dorados. Bajo la mirada a mi mochila negra, acaricio la rasposa tela, con el diseño de la Union Jack en ella. Trato de musitar un “gracias”. Zayn me enfrenta, y sus poderosos ojos, como siempre me atrapan, cual telaraña.

Lo siguiente que siento es su mano en mi nuca, y luego su boca en la mía. Me da un vuelco al corazón, y sin más, sé que todo estará bien, que no importa nada más que él y yo…

-¿Es ésta tu casa?-inquiere-.

¡NO! Estaba soñando despierta. Quiero gritar, pero me aguanto. No quiero parecer más loca.

-Sí, es Lynchville-afirmo, me desabrocho el cinturón, y esta vez, esta vez de verdad. Sacudo la cabeza, y pregunto: ¿Cuándo tienes tiempo para mí… mi tarea?-él sonríe sin alegría. Bajo la vista-.

-No lo sé, puedes ir cuando quieras-dice con un leve encogimiento de hombros-.

-Está bien-asiento y abro la puerta-.

-Las personas de esta era utilizan los celulares, lo que me recuerda, que no te di mi numero-yo volteo los ojos, la mitad de mi cuerpo está fuera de su auto. Me lo hubiese dicho en todo ese largo camino de veinte minutos del museo a mi casa-.

-Claro, pero me lo das la próxima-digo por encima del hombro-tengo que entrar ya-me sorprende lo fría que puedo llegar a ser. Vaya-.

Zayn suspira.

-Bien, nos vemos, Tiffany-se despide-.

Salgo de su BMW, y  cierro la puerta con delicadeza. Tan pronto como arranca, voy corriendo al interior de Lynchville, mi infierno personal, que es, ahora, mi único refugio de hombres hermosos, ojos de color topacio y bocas deliciosas.

Hoy estoy mejor vestida—jeans azules, converse blancas, y camiseta de mangas largas, también blanca—y con el cuello duro, efecto del estrés que me causaron mis ardientes sueños nocturnos. Es peor de lo que imaginaba, ahora no puedo sacarme de la cabeza sus labios, su lengua invadiéndome y sus manos en mi rostro. Tiemblo al recordar sus dientes arañando mi barbilla. Maldito seductor hijo de perra. Debo encontrar a alguien que bese mejor que él.

-Veo que decidiste vestirte como una persona normal-dice, Nina, sarcástica. Yo le regalo  una intencional risa falsa. Ella enarca las cejas en mi dirección-.

No hablamos durante el desayuno—costumbre—, ni cuando me levanto para ir a avisarle a Ernest que ya estoy lista. Es el mejor chofer que existe en el planeta, es más familia mía que cualquiera de los habitantes de Lynchville.

Voy pensando de camino. ¿A quién debo pedir consejo sobre lo que desata Zayn en mi interior? No lo sé, pero por supuesto, les contaré lo de ayer a Tara y a Alexis. Ellas me aconsejarán, naturalmente, pero necesito una opinión experta y madura. Además tienen pendientes unos cuantos golpes en la barriga por escoger mi tema… Y qué tema.

Bajo del coche, y casi se me cae la cara. En primer lugar, Alexis y Finn tomados de la mano, segundo, el idiota de Pittsburg está partiéndose de risa con Tara. Los cuatro están en la puerta del colegio. Sacudo la cabeza y me froto los ojos, temiendo—esperando—que sea una visión.

El mundo está de cabeza. No lo digo por Alexis, sino por Tara y Douglas. Wow.

-¡Tiffany!-exclama, atrayéndome a sus brazos, Tara-.

-Hola-murmuro, estoy en shock-.

-Doug irá a casa esta tarde-susurra, me separó rápidamente de ella-.

-¿Qué?-ahora grito, ella me pellizca-¡Auch!

-¡Cierra la boca!-espeta, Tara-.

Afortunadamente toca campanilla, indicando el inicio de las actividades. Mis dos amigas se despiden de sus galanes, y me flanquean. Tara izquierda, Alexis a la derecha.

-¿No es genial?-pregunta, retóricamente, yo enarco ambas cejas-todas estamos yendo por el camino correcto… hacia el amor-suspira, Alexis suelta una risita-.

-No, no es genial-digo, ellas dos me miran-¿Qué? Para mí no es genial-me encojo de hombros-ellas fruncen el ceño en sincronía, y de repente, se paran frente a mí-.

-¿Qué ocurre? Deberías estar emocionada por lo del trabajo-protesta Alexis, hago una mueca-.

De hecho, estoy feliz por tener una excusa para pasar tiempo con Zayn, pero no sé como mirarlo a los ojos, sin desear arrojarme sobre él, y rogar que me bese hasta que nuestra energía se agote. Será una experiencia enriquecedora y productiva, él sabe mucho. Sobre muchas cosas… Sacudo la cabeza, pero el deseo que me carcome por dentro, la ansiedad maldita, no se van.

-Alex tiene razón, peleé con la zorra de Gina por obtener el tema para ti, deberías estar feliz-Tara me mira con ojos de cachorrito, sonrío, le paso un brazo por los hombros-.

-Gracias por eso, estoy feliz pero ayer pasaron cosas…-comienzo-.

-¡Ustedes! ¡Rider! ¡Lynch y Lee! Muévanse, al aula-ordena el profesor de disciplina, Johannes Apellido Impronunciable-.

-Sí, señor-musitamos, y arrastrando los pies nos movemos hasta el aula, tal y como ordenó el hombre-.

Cuando nos sentamos, en nuestro respectivo rincón de atrás, comienzan a interrogarme, pero paran al ser llamadas dos veces por el profesor Stone. Este día parece no terminar, y estoy temblando, estresada y frustrada.

Nunca había experimentado tantas sensaciones besando a alguien. ¿Por qué justo el hombre que me enciende de esa manera, es prohibido? 

Art of Seduction · Zayn Malik AUOnde histórias criam vida. Descubra agora