Confesiones

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Claudio se había distanciado de Emilia y la pobre no sabía ni porque. Como tener una respuesta la desesperaba optó por preguntarle a Tony su mejor amiga.

—Antonia.—entró a la habitación que compartían

—Hola, Emi. ¿Qué pasa?—le sonrió.

Antonia se encontraba preparando sus cosas para irse a casa de sus padres.

—Voy a ser directa. ¿No sabes qué le pasa a Claudio?—le preguntó miedosa.

—No, se ha alejado de todos. Incluso cuándo vimos que se había alejado de ti también, nos sorprendimos.—se entristeció al igual que Emilia.

—¿Tienes alguna idea de lo qué pueda sucederle?

—La verdad, no.

—Voy a enfrentarlo. Seguro está en su habitación haciendo maletas o algo... Pondré seguro y hablaremos para que no se escape.—se le ocurrió a Emilia.

—Pero no hagan otras cosas, ¿vale?

—Ja ja, ahorita vengo.

(...)

Efectivamente se encontraba en la habitación. Estaba sentando en la silla y cuándo vio entrar a Emilia dejo un frasco en el escritorio. Inmediatamente supo que era.

—¡¿Te sigues tomando eso?!—lo regañó y se acercó a quitarle el frasco.

—Emilia...

Escuchar su voz otra vez la hizo debilitarse. Tenía veces que no la escuchaba.

—¿Qué tienes Claudio? ¿Por qué te has alejado? ¿Por qué te sigues tomando esa porquería?—le lleno de preguntas.

—Lo necesitaba.

Sabía que en parte era verdad pero había algo más.

—Por lo menos me hubieras dicho que necesitabas estar solo y... Así no me preocupaba.—suspiró.

—Perdón.—musitó.

Se le notaba cansado y triste.

—No, perdóname tú a mi. En vez de haberte regañado debí...

—Emilia. Vete.

Claudio jamás le había pedido eso y se sintió mal. ¿Acaso había hecho algo?

—¿Qué sucede?—habló en voz baja.

—Vete.

—Claudio, ¿qué te hice?—insistió.

—No me hiciste nada, Emilia. Pero por favor vete.

—Claudio...

Emilia se intentó acercar pero Claudio se alejó.

—No te alejes, por favor.—sollozó.

Le dolía que hiciera eso y más sin saber el porque.

—Vete, Emi.—sollozó él igual.

Emilia sin pensarlo se acercó rápido y lo abrazó. Claudio intentó safarse pero al final se rindió y la abrazo igual. Los dos estaban llorando.

—No puedo más, Emi.—le confesó.

—Aquí estoy... Claudio... Confía en mí.—le pidió.

Emilia arrastró a Claudio a la cama y lo sentó ahí.

—Cuentame todo.—le dijo tranquila y nerviosa.

¿Qué era lo que atormentaba tanto a su mejor amigo?

ONE SHOTS | CLAUMILIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora