Narración.
Frente a el escritorio de la oficina de Ciel estaba un cuerpo sin vida al parecer de un hombre de aproximadamente 30 años de edad.
Ciel parecía tranquilo como si nada pasara seguida con el papeleo.
-bueno al parecer tiene varias señales de apuñalamiento- decía Othello acercándose al cuerpo de aquel hombre.
-bueno y para que estamos nosotros dos aquí Ronald-decía Grell mirando algunos libros.
-bueno para ser te sincero sempai aquí el mayordomo me ofreció una cita con la hermosa jardinera rubia de la mansión si tu venias...Othello solo es el relleno.
-Ronald...eres un verdadero idiota la jardinera es un jardinero.
-!yo no soy relleno¡
-Will nos va a matar cuando se entere que estuvimos aquí.
-bueno sayonara sempai yo voy a ver a la sirvienta entonces- dicho eso Ronald salio de la oficina de ciel.
-podría saberse para que quieren a Grelle aquí- dijo Othello.
-no es tu incumbencia...Sebastial lleva te lo de aquí, es una orden.
-tengo dos cuerpos en el sótano que me gustaría que revisara, señor Othello-dicho eso Sebastian salio de la oficina de Ciel.
-a...Grelle, cuidate nos vemos mas tarde- Othello fue corriendo de tras de Sebastian.
-para que me quieres aquí- dijo Grell con desinterés.
-pues...si no mas recuerdo me acosté contigo y Sebastian me informo que eres un doncel...así que si estas esperando quiero que abortes.
-yo...un doncel jajajajaja, en cerio conde usted ya esta delirando creó que es la edad, le esta afectando.
-disculpa, no es una pregunta es una afirmación.
-de todas formas eso que, digo no es nada que te importe realmente.
-claro que me importa.
-¿por qué?
-no puedo tener un hijo contigo por que a parte de ser desagradable, yo me casare con Elizabeth y aunque la boda se haya retrasado me casare con ella.
-y eso a mi que me importa.
-no puedes tener ningún hijo o al menos que sea mio.
-ya se te olvida, de verdad la edad te afecta, !tu me violaste maldito degenerado¡
Narración.
Mientras Grell y Ciel discutían, Ronald y Othello andaban por la mansión libremente claro a excepción de que a Othello lo guiaba Sebastial.
Ronald había llegado al gran jardín de la mansión y se detuvo a admirarlo por unos segundos.
