Capítulo 8

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El chico que había entrado se llamaba Charles Putnam, se había dado media vuelta para irse, cuando Harry lo detuvo.

—Charles... ¿Puedes...? Es decir.

  —No se preocupe.

Y entonces, como mismo había llegado se había ido.

Ambos se quedaron en silencio cuando el joven desapareció del lugar, Draco siendo el primero en hablar.

—Lo siento.

—Estará bien. Hay que... Hay que ser más cuidadosos. No puede pasar esto.



Simplemente habían estado el resto del día intentando evitar el contacto, sin embargo no era nada fácil seguir viéndose pasar por la escuela sin poder hablar, ni tocarse, apenas mirarse. 

Todo iba normal, las cosas iban bien. 

Hasta que llegó la hora de su clase.

El chico que había entrado en el baño estaba en la misma clase de Draco. Harry ni siquiera podía verlo a los ojos sin sentir culpa.

Sentía la tensión recorrer cada uno de sus huesos, sus músculos se habían puesto terriblemente duros.

Al final de la clase, el rubio no se detuvo como los días anteriores, salió directo hacia la puerta con su mejor amiga. Pero alguien si se detuvo en su escritorio. 

  —Señor Potter. 

—Joven Putnam.

Harry ordenaba sus papeles, y aunque sintió escalofríos recorriendo su cuerpo, no lo miró a la cara. 

—Entonces...  Necesito ese 10 en la tarea que dejó.
—¿Ya me entregó el trabajo o?
—Creo que no necesito eso, ¿Verdad? Porque... Después de todo, el mundo no necesita enterarse de que el profesor Potter es un pervertido que se mete con los estudiantes en el baño de la escuela.

Entonces el moreno apretó su mandíbula y levantó la mirada para enfrentar la del chico.

—¿Me estás amenazando?
—Puede tomarlo como quiera, señor Potter. Espero que tome la decisión adecuada.

Y lo próximo que Harry vio fue la espalda del chico mientras se alejaba hasta desaparecer por la puerta, sintiendo su estómago revolverse por completo.

Hey, Sr. PotterWhere stories live. Discover now