Había sido la última vez que había hablado con Todoroki, ni siquiera lo volví a ver.Solté un suspiro mirando desde afuera la guardia de los ocho preceptores de la muerte.
— ¿Nerviosa? —me pregunta Kirishima y después suelta una risita. En realidad no me sentía de esa manera, me sentía ansiosa y algo desesperada.
— Algo así —le contesté algo insegura y la voz de un desconocido llamó nuestra atención.
— Héroes. Tal vez debamos ponernos un poco violentos, realmente no hay modo de evitarlo — comenta el hombre a todos los presentes.
— Si ven incluso la más pequeña cantidad de comportamiento sospechoso o intento hostil, ¡los invito a responder igualmente! — nos indica Fat Gum a Kirishima, Tamaki y a mi — Tamaki. Devora esto, es un pez espada —le extiende el experto lo mencionado y el pelinegro miró extraño el pez.
— ¿Por qué pez espada? Igual... gracias por la comida —no le quedó de otra más que decir eso.
— Nuestros adversarios, debilitados como pueden estar, ¡son los Yakuza que con fuerza han sobrevivido hasta este día! Los invito a no bajar la guardia incluso por un instante, ¡y cumplan con cada uno de sus roles máximos! ¡Muevanse!
Eran las 8:30, y la misión comenzaba.
El mismo hombre comenzó a parafrasear y los héroes comenzábamos a desesperarnos. Segundos más tarde aquel anciano se dirigió al timbre de la guardia. Justo cuando tocó la campana, unas rejillas salieron disparadas, sacando volando a oficiales. Todos nos alteramos cuando el villano habló.
— Tanta gente, y tan temprano en la mañana —su voz era grave, cuál villano.
— ¡Los salvaré! —exclama Aizawa lanzando sus cintas al aire para rescatar a la gente que se encontraba volando por los aires. Deku reaccionó e hizo lo mismo.
Algo conmocionada me quedé mirando todo el caos, y solo oí aquel viallano retando a los héroes.Sentí una mano jalarme, sacándome de mi transe. Kirishima me jaló con el mientras aprovechamos la oportunidad cuando los demás héroes lograron distraer al Yakuza.
— Andando, Kyoto —especula el pelirrojo una vez que me soltó y se volcó a ver a nuestros compañeros— ¡Tsu! ¡Uraraka! ¡Hagan su mayor esfuerzo ahí afuera! —le anima con euforia.
— ¡Las veremos luego! —les asegura Izuku de la misma manera que Eijiro.
— ¡Sigan presionando al frente! ¡Tomen la distancia más corta posible al objetivo! —nos ordena Fat Gum sin dejar de correr hacia la conocida puerta para mí.
— ¡¡Al la carga!! ¡Corran y disparen! Ah, ese es el caso, ¿planean algo más inteligente? Probablemente solo se compartan como siempre les he dicho —decía el hombre ese que para mí era un completo extraño.
— Me preguntó si se filtró información hacia ellos... pareciera que están más coordinados de lo que deberían... —comenta Tamaki algo pensativo.
Yo solo era un espectador más, y desconocía el por qué de mi extraña conducta.
— Toda está conmoción... y aún no vemos a Chisaki o los otros de altos mandos. Apuesto que se están ocultando y preparan su escape. Al unirte a la familia, juras lealtad a los altos mandos. La manera en la que ellos valoran esa solidaridad parece ser la misma que antes —nos explica el profesor Aizawa.