Parte 9 Locura

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(Alba)

Llevé a Natalia hacia mi cuarto y le dije que se cambiara mientras yo le hacía un té caliente. Le pregunté si necesitaba algo de ropa y me dijo que había traído un par de cosas que le había dado tiempo a coger antes de salir de su casa.

Cuando volví con el té en mis manos se lo ofrecí. La mire detenidamente. Se había puesto una camiseta larga pero aún tenía el pelo empapado. Corrí a por una toalla y en un acto reflejo, me senté a su lado en la cama y comencé a secarle el pelo que se le alborotaba y la hacía parecer, sin duda, la mujer más bonita de la tierra. Me quedé mirando a sus ojos mientras lo hacía, había una mezcla de pena y algo que no supe descifrar. Eran los ojos más bonitos que había visto en mi vida. Acaricié su mejilla con ternura y me acerqué despacio para besar su frente. Se estremeció ante el contacto y yo sonreí. ¿Podía ser alguien más especial?

¿Quieres contarme lo que ha pasado? - rompí el silencio. Necesitaba saber que Natalia estaba ahí y que estaba bien.

          -  Pues llegamos a casa y le dije a Mikel que no quería seguir con la relación. Al principio no               reaccionó mal, pero me insistió, yo le dije que no podía ser, que ya no estaba enamorada                 de él y se puso como una fiera. Todo se empezó a poner cada vez más tenso y acabó                           echándome de casa.

        -   Ese tío es un gilipollas Nat, perdona que te lo diga, pero no sé como se atreve a tratarte                     así. - Mis ojos ardían de furia, apretaba los puños con fuerza. No soportaba que nadie la                   hiriera. A ella no.


Natalia comenzó a llorar. Me mataba verla así. Ella que siempre es tan fuerte, tan entera. Estaba vulnerable, nerviosa, asustada.

        - Ya está Nat, cariño. No te preocupes. Todo va a estar bien. No llores por favor.


Como por instinto me acerqué a ella y besé las lágrimas que caían por sus mejillas, las recorrí hasta sus ojos y la abracé fuerte, se rindió. Se dejó caer en mi abrazo y por primera vez sentí que deseaba estar allí tanto como yo que estuviera.

(Natalia)

Me dejé caer en su abrazo, es lo único que me tranquilizaba, por un momento, perdida en sus brazos me olvidé de todo y de todos. Solo estaba ahí. Sintiendo su calor y el latido acelerado del corazón de Alba. Por primera vez comprendí la dimensión de lo que sentía. La quería tanto. No sé cuanto tiempo pasó en esa posición pero en un momento dado me separé de su abrazó y la miré a los ojos. Eran los ojos más bonitos del mundo, me perdí en ellos y miré sus labios, tan rosados, tan perfectos, mi cuerpo tomó el control de mi misma y me acerqué despacio y la besé. Ella no se apartó. El beso comenzó lento hasta que Alba entreabrió sus labios y me dio permiso para entrar. Nuestras lenguas se enredaron, ahora sí, en un beso más feroz, necesitaba sentirla, saber que estaba ahí para mí. Que nadie nos molestaba. Que nada impedía que estuviéramos juntas. Deposité mis manos en sus caderas y la atraje un poco más hacia mí. De repente ella se separó un poco y me miró, en sus ojos había deseo pero no sé porque estaba apartándose de mí.

        -  Nat, no hay nada que quiera más en el mundo que estar contigo, pero quizás este no sea el             mejor momento. Estás vulnerable y yo no quiero aprovecharme de la situación.

        -  Alba créeme, esto es lo que llevo deseando desde que te conocí. Olvidémonos de todo por             una noche. Ya veremos qué pasa mañana.

Mirándote a los ojos - AlbaliaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon