|Capítulo 3: Reencuentros|

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Martes, 20 MAYO 2014

—Llevo años sin ver a Luna. Estoy realmente nerviosa —comenta Ginny—. Es decir, la sigo en redes sociales y eso. Por cierto, no te vas a creer el pedazo de artista en la que se ha convertido. Cielos, estoy deseando verla de nuevo. 

—Cálmate, locochona, que ya mismo está aquí.

Hace un par de días, la pelirroja envió una carta al remitente de la invitación de la boda, diciendo que Hermione estaba de vuelta y anotando su número. Justamente el día anterior, le llegó el siguiente mensaje.

«Ginny, ¡qué bien que me escribieses! Me alegra que Hermione ya esté allí. ¿Creéis que podremos vernos antes de la celebración? Posdata, sigues teniendo el mismo número ;D»

Al instante empezaron a hablar las tres. Incluso crearon un grupo de What'sApp donde hablaban emocionadas de su reencuentro.

De repente, alguien llama al timbre de la Madriguera.

—Ojalá sea ella ya —exclama la ojimiel emocionada.

—Calma, Ginny —ríe la castaña, mientras abraza un cojín en el sofá.

La pelirroja para unos instantes frente a la puerta principal para alisarse la parte baja de su camiseta, como si se estuviese acicalando para una cita importante. Al abrir la puerta, se encuentra con la chica con la que tanto ha compartido en un pasado. Sin dudarlo un segundo, la abraza con fuerza. Cuando se separan, Ginny se toma un tiempo para examinar a su vieja amiga. Sigue teniendo el pelo casi albino enmarañado, una sonrisa soñadora y una mirada perdida. Su piel está tan blanca como la recuerda, pero tiene las mejillas sonrosadas.

—Te ves espectacular —admite la chica Weasley.

—¿Y qué decir de ti? No has perdido nada de lo que te hace especial —comenta Luna sonriendo ampliamente.

De nuevo, las dos se funden en un tierno abrazo.

—Bueno, ya está bien. Quiero ver a Herms.

La rubia asoma su extraña cabeza y busca con la mirada a la castaña. No tarda en encontrarla, a ella y a una sonrisa brillante.

—¡Luna! —casi chilla Hermione, saltando del sofá para correr a abrazar a la joven.

—"Cálmate, locochona" —se burla Ginny, imitando la voz de Hermione.

—Oh, vamos. Cállate, Ginny —espeta la castaña riendo.

Luna se separa de sus amigas y, tras un buen rato de obligados saludos y cumplidos, las tres se sientan en el sofá.

—Lunática, tienes que contarnos tu historia con Theodore —suelta Ginny, como si fuese a reventar si no pregunta por él.

—No, espera, tiene que decirnos cómo va su arte —la corta Hermione.

—¿Qué quieren saber primero? —pregunta Luna con una sonrisa.

—Theo —responden las otras dos.

Luna sonríe boba y enamorada y comienza su relato.

—Todo empezó poco después de nuestra graduación, tal vez un mes después...

JULIO 2007

La rubia se encontraba paseando sola por la ciudad. Si bien era cierto que aún toda la pandilla seguía junta, cada vez estaban más dispersos. Había cogido el hábito de pasear por Hogsmeade, un pequeño pueblo cerca de su antigua escuela. Había varios establecimientos que le recordaban a todos los años vividos en Hogwarts, y por eso no podía evitar sentirse apegada a ellos.

¿Después de todo este tiempo? | HP  | PAUSADAWhere stories live. Discover now