LeoBin

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-¿Crees que sea suficiente bloqueador? –Preguntó Taekwoon al terminar de embarrarle tal crema a su hijo, dándole una vez más la indicación de que no se metiera los dedos a la boca.

-Creo que más bien te excediste un poco. –Remarcó Hongbin observando al pequeño Sehyun, de siete meses, untado en bloqueador solar. –Y todavía no salimos ni de la habitación.

-No es recomendable ponerle bloqueador cinco segundos antes de salir al sol, ¿verdad, mi vida~?

Entonces, Taekwoon tomó a Sehyun en brazos, jugó con él en lo que salía de la habitación, cargando con la pañalera y haciendo halagos a su bebé por el trajecito de baño que traía puesto, al estilo antiguo, donde la ropita para el agua no era solo un short llamativo sino un trajecito completo estilo mameluco, de colores azul marino, blanco y rojo.

Hongbin terminó de alistar la habitación, la maleta individual donde guardaba cosas para ellos, inicialmente toallas, sandalias de hule y sus trajes de baño. Salió cuando creyó que ya tenían todo lo necesario, y al poco tiempo se encontró en el auto con su pareja y su hijo bien acomodado en su porta-bebés. Disfrutaba el camino hacia el parque acuático al que iban, aprovechando que el verano había comenzado y que aún no era época vacacional, lo cual era ideal para ambos pensando que habría poca gente, a pesar de ser un fin de semana. Hongbin había puesto algo de música para hacer más ameno el viaje que les tomaría poco más de media hora, aunque realmente lo hacía porque adoraba que Taekwoon se dejara llevar por la música y cantara por igual, escucharlo hacía que su corazón revoloteara por completo, haciendo además que durara todo el camino observándolo de manera embelesada.

-Espero que Sehyun tenga tu preciosa voz. –Mencionó el menor sin poder dejar de verlo, girándose lo suficiente para ver luego al pequeño, sonriendo discreto al verlo entretenido con su juguete preferido.

-Habla de maravilla... Bueno, intenta hacerlo lo mejor posible.

-Para cantar, Taek.

-Tiene muchas cosas de ti.

La discreta sonrisa de Hongbin se comenzó a borrar, pues por el tono neutro que utilizó Taekwoon no logró comprender si aquello era dicho como algo malo o bueno, por lo que solo pasó saliva y siguió atento al camino desde su lugar en el copiloto, tomando la música como un distractor para despejarse la cabeza de ideas absurdas, a pesar de sentirse contrariado desde el momento en que su amado Sehyun había nacido. Taekwoon había sido demasiado drástico a partir de ese segundo, y muchas veces Hongbin no podía evitar el sentirse desplazado por su propio hijo, por más que pareciera absurdo y ridículo sentirse de ese modo, seguía ocurriendo, porque había dejado de sentirse como una joya especial para su pareja y aunque entendía a la perfección que era un amor distinto, y además de que el bebé necesitaba cuidados, de cualquier manera Hongbin sufría una batalla  internamente por ganarse una pizca en regreso de todo ese amor que derramaba por el mayor.

-Llegamos~. –El menor quiso escucharse animado cuando Taekwoon había estacionado el auto en un lugar disponible del estacionamiento, algo cercano a la entrada, y comenzó a quitarse el cinturón de seguridad mientras oía el mar de halagos y dulzuras que su pareja decía hacia el bebé, reaccionando algo perdido cuando su nombre fue pronunciado repetidas veces.

-¿Me escuchaste, Hong? –Taekwoon se mantuvo atento al menor, con cierta necesidad de una respuesta afirmativa, ganándose sólo una mirada de aquellos grandes ojos junto a algo de silencio que era de obvia negación.

-Perdón, no escuché. –Se fingió una sonrisa pero para antes de que pudiera bajar de su lugar, sintió una de las manos de su pareja tomarle por la muñeca con fuerza, deteniéndolo así.

-Se parece a ti... Sehyun es... Demasiado como tú.

-Sí, bueno... Creo que mi genética ganó o algo así. –Encogió breve sus hombros y frunció un tanto sus labios.

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