DESORBITADOS (Completa)

Capítulo 60: Suficiente para ti

CLARA'S POV

Ethan no tardó en alcanzarnos una vez fuera del restorán y, tras discutir acaloradamente con su mejor amigo, decidimos que Ulises nos recogiera por el lugar ya que todos estábamos con algo de alcohol en el sistema.

—Esto es ridículo – farfulla en cuanto nos subimos al coche—Absolutamente ridículo

Está tan insoportable que perfectamente podría golpearlo. Las ganas no me faltan.

—Pues si es tan ridículo vete a tu casa – le zampo sin tapujos. Me dedica una mirada cargada de no sé qué y posteriormente aprieta su mandíbula.

—Concuerdo con Clara – acota Dylan, mientras abre una botella de champagne. Bebe un trago y me la tiende. Medito unos instantes si tomar o no, pero la tentación es mucha y la necesidad de relajarme, mayor aún. Cuando termino mi buche, le tiendo la botella a Ethan por mera cortesía, que sin dudarlo toma y se lleva a la boca más tiempo del natural.

Es bastante evidente que está contrariado y estresado, y no puedo evitar preguntarme si lo que sucede entre nosotros le afecta de alguna manera. Espero que sí, ya que si fuese lo contrario me sentiría más impotente y miserable.

Las imágenes de él saliendo del ascensor con Emily, luego de haber pasado toda la noche trabajando, me enferman. Pero lo que más me enferma es el hecho de que omitió darme esa información.

¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué me esconde las cosas?

El nudo de angustia vuelve a arremeter en mi sistema, pero soy capaz de desecharlo de inmediato. No me arruinará esta salida.

—¿A dónde vamos? – le pregunto a Dylan

Él eleva ambas cejas.

—Ya verás, te molará – predice

(...)

No sé de dónde saca estas cosas Dylan, pero a decir verdad la fiesta privada a donde nos trajo es genial. Está dentro de una residencia privada lujosa, la gente viste de gala y la música es alucinante, por no decir de todo lo que hay para tomar.

Me encuentro en la barra, tomando un nuevo daikiri, mientras observo cómo los dos hombres que me acompañan discuten nuevamente de forma acalorada. Llevan así desde que llegamos al restorán y me pregunto a qué se debe tanta molestia. Desde mi posición no logro diferenciar lo que hablar, por lo cual me siento realmente frustrada.

—¿Estás sola? – preguntan a mi derecha. Me giro levemente y doy con el rostro de un muchacho alto, pelirrojo y de ojos bien azules. Diría que es apuesto, pero no soy de las que prefieren la belleza exótica, sino algo más natural. Como Ethan por ejemplo. —¿Puedo invitarte otro trago?

—Hum - titubeo—Vine con alguien

Él observa alrededor.

—Pues no está aquí ahora – señala

—No, no está – concuerdo y algo de la tristeza que cargo, vuelve a mí

—¿Entonces qué dices? ¿Te invito un trago?

—Tú no invitarás una mierda – sentencia su voz grave, pastosa y ronca—Más bien te vas a ir

Por un momento su voz se asimila al rugido de un león.

El rostro del muchacho se transforma en penoso. Me mira con aprehensión antes de decir

—Lo siento, ya me iba – con las manos alzadas