Prólogo

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Dumbledore con molestia y desaprobación notó el drástico cambio de actitud del matrimonio Potter hacia su hijo menor.

Desde que les informó sobre la profecía no paraban de mimar a Ren, mientras que a Niv lo dejaban de lado. Demonios, ¡hasta incluso lo cambiaron a la habitación más pequeña y fría de toda la mansión! Se arrepentía enormemente de haberles dicho sobre esa maldita profecía que realizó la nueva maestra de Adivinación.

El matrimonio Potter siempre fueron muy atentos a sus pequeños mellizos. Pero, cuando ellos cumplieron su primer año de edad, Albus se enteró de aquella profecía que narraba el próximo futuro de Ren.

" Aquél con el poder de vencer al Señor Oscuro se acerca
  Nacido de quienes lo han desafiando tres veces
Y el Señor Tenebroso lo marcará cómo su igual
Con un poder superior al de Merlín y al de cualquier otro mago de todos los tiempos
El único con este poder nacerá al concluir el séptimo mes."

En ese momento, Albus corrió en busca de los Potter. Pero ahora se arrepiente enormemente de hacerlo.

Ellos, al momento de saberlo, concluyeron que el elegido sería Ren, puesto a que este era el mayor de los mellizos y además era un bello Alfa con un núcleo mágico levemente mayor al de un bebé común.

Desde ese momento, Nieve fue de a poco desplazado por sus propios padres, quienes se olvidaron de su existencia y se olvidaban incluso de alimentarlo por estar al pendiente de Ren.

Ren Fleamont Potter es el mayor de los dos, sus ojos de un hermoso color aguamarina y sus cabellos lacios de color rojo fuego cómo el de su madre. Su piel levemente acanelada y con pecas en sus mejillas y nariz. Este niño nació siendo un Alfa. Es un bebé muy hiperactivo y que adoraba recibir los mimos y la atención de los demás, completamente contrario a Niv.

Nieve Harrison Potter es el menor, es un pequeño Omega de contextura delgada y bastante pequeño comparado a otros bebés. Sus cabellos eran desordenados y de un color azabache con algunos mechones de un curioso color azul que a simple vista parecerían negros. Sus ojos siempre dejaban sin aliento a todos quienes los vean, ambos con una única tonalidad de verde que siempre le recordaba al inconfundible tono del rayo del Avada Kedavra. Pero, Albus, también notó una anormalidad en sus ojos, el derecho tenía leves destellos de un color celeste casi blanco, mientras que el izquierdo tenía destellos de color naranja cómo el mismo fuego, algo que le llamó la atención en demasía.

También, notó en Niv varías actitudes extrañas de él. Nieve desde su nacimiento jamás ha llorado a no ser que necesite algo de comida. También, él es capaz de reconocer a los demás y se queda mirando fijamente a las personas, casi sin pestañear, incomodando a todo aquel que sea observado por esos curiosos ojos. Además, puede reconocer partes de su cuerpo, cómo la nariz, los ojos, la boca y las manos a tan sólo tener tres meses de nacido. Aún recuerda la gran sorpresa que se llevó al enterarse.

~~~

Sonreía con ternura teniendo en brazos al pequeño Niv. Sus ojos lo miraban fijamente, cómo si analizara su alma. Luego de unos minutos de haberlo mirado, se rió. Una risa tan dulce que causó una carcajada a Dumbledore.

Acarició la pálida piel del pequeño mientras este último cerraba sus ojos, gustoso ante el suave toque del mayor. Al pasar su mano por la nariz del pequeño, éste la arrugó curvando sus labios en una pequeña sonrisa.

—¡Naiz! — Gritó el pequeño entre pequeños balbuceos, sorprendiendo al gran mago. Se puso de pié con Niv en brazos y bajó las escaleras en busca de Lily y de James para comentarles lo sucedido. Estos últimos se encontraban sonriendo observando cómo Ren jugaba con sus aviones y dragones de juguete.

Se acercó aún con sorpresa a la pareja y les habló de lo ocurrido. No obstante, estos no le creyeron y se rieron, argumentando que era imposible que un bebé Omega de tres meses lograra aprender algo o tan siquiera decir algo. Eso molestó un poco a Albus, puesto a que dieron a entender que por ser un Omega no era capaz de aprender algo tan pronto. Había fruncido su ceño y tratando de disimular su disgusto subió nuevamente a la habitación de Niv para continuar jugando con él.

~~~

Desde ese momento, Albus inició a preguntar a Harry sobre las partes de su cuerpo. Se sorprendió al darse cuenta que también podía nombrarlas.

Desde luego, en el momento en que escuchó las crudas palabras de sus padres menospreciando indirectamente a su hijo por ser un Omega, sus visitas fueron más seguidas sólo para jugar con Niv y asegurarse de que se encontrara bien y que James ni Lily lo hayan descuidado. Aunque está claro que ahora el niño parecía casi un elfo domestico por los harapos que vestía. Y todo gracias a una estúpida profecía.

Suspiró con tristeza y acarició el suave cabello del pequeño Harrison que lo miraba cómo si notara el sentir del hombre. Con sus pequeñas manitas acarició la barba de Dumbledore, adornando en sus rosados labios una pequeña sonrisa, intentando animarlo.

—Yo te cuidaré pequeño, no te preocupes— murmuró con una sonrisa. Niv movió su cabeza, asintiendo pareciendo que comprendía a que se refería el gran mago— Cada día me sorprendes aún más — se rió un poco.

Lo cuidaré hasta de mismo si es necesario.

Pensó.

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