2. El Demonio y la Humana

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—Kagome —volvió a repetir fastidiada —mi nombre es K-A-G-O-M-E.

—Humana insolente —replico el sapo —mi amo te debió de a ver dejado tirada en ese lugar.

Y si, debió, pero la curiosidad de su Señor era tal que hasta se había tomado la molestia de resguardarla en el interior de una cueva y dejarlo a él como su protector hasta su regreso, la pregunta era ¿Por qué? Y eso no era todo, la humana apenas había abierto los ojos y como si existiría mucha confianza comenzó hablarle, sin duda no se sentía amenazada de ninguna forma.

—¿Tu amo? —pregunto curiosa —¿Acaso es el hombre plateado que estaba contigo?

—¡HUMANA TOTA! —vocifero Jaken cada vez más desquiciado ante la imprudencia de la joven —¡MI AMO NO ES NINGUN HOMBRE! —gritoneo —¡MI AMO ES UN PODEROSO DAIYOKAI, EL MÁS LETAL DE SU CLASE, UN RAZA PURA, UN LORD! —vio a la mujer parpadear y después sonreírle de lado.

—Ah... —exclamo la mujer de nombre Kagome sin darle importancia a su discurso, miro a su alrededor y después sus ojos azules se posaron en los amarillos de él —¿Oye no sabes si esta región es Tokio?

—¿Tokio? —repitió confundido la pregunta —¿Qué lugar es ese?

Noto como divago unos instantes y se retiró del fuego que había en el centro de la cueva intentando ponerse de pie, la vio tambalear y caer de nuevo de rodillas justo en el mismo lugar en donde hacía unos segundos estaba.

—Necesito regresar a mi casa —le dijo triste —mi familia ya debe de estar preocupada por mí —sus ojos ahora se asomaban a las fueras de la cueva dejando ver claramente el manto negro de la noche —ni si quiera sé en qué lugar estoy.

Abrió la boca para gritarle que era una malagradecida cuando la presencia de su amo se hizo notaria.

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Adivino la aproximación de alguien más cuando el sapo se tensó y de un salto se puso de pie pero ella en cambio, simplemente dedicándose a observar lo vio entrar en completo silencio: de apariencia suave, sumamente atractivo, alto, blanco, cabellos plateados, con una rara armadura de acero, kimono blanco y unas extrañas franjas en sus mejillas y parpados se presentó el hombre que dejo de ostentar ese rotulo en cuanto advirtió las orejas puntiagudas y la luna menguante purpura en su frente; sin lugar a dudas se trata de algún tipo de Dios o quizás hasta de un Ángel; de repente se sintió demasiado fea ante la imponente presencia del ser sobrenatural.

—Amo, esta humana es muy escandalosa e impertinente —comenzó a reclamar en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de ambos —solo dice puras incoherencias.

—Cállate, Jaken —ordenó en esa voz grave y fría. El sapo se tragó sus palabras y pasándolo de largo se detuvo a un lado de ella, observándola con superioridad.

—Dime tu nombre —le exigió que con la cara llena de tierra se limitó a sonreírle. Era hermoso, hasta el punto de deslumbrarla.

—Ka-Ka-Kagome —dijo tartamudeando —Kagome Higurashi —el silencio se hizo palpable, ella esperando a que él le respondiera de igual forma y él en espera de que dijera algo más pero simplemente nada —¿Y tú cómo te llamas? —se animó a preguntarle, entonces Jaken saltó de su lugar irradiando en furia.

—¡HUMANA TORPE! ¿CÓMO TE ATREVES A DIRIGIRTE AL AMO SESSHŌMARU DE ESA MANERA TAN IRRESPETUOSA? —sonrió de presenciar el berrinche del pequeño y después al extraño que, dedicándole una mirada sepulcral a su sirviente lo hizo silenciar al instante.

Sesshōmaru (Sesshome)Where stories live. Discover now