Capítulo XII

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[...]

—Bueno, ¿me contarás?— preguntó la mujer con una sonrisa pícara luciendo en sus labios.

La muchacha entendía a que se refería, era su madre después de todo, la conocía. En el rostro de la menor, un pequeño sonrojo comenzó a adueñarse de sus mejillas. Su boca solamente titubeaba. Y sus latidos se salían de control.

En cambio, la mayor al ver su reacción, rodó sus ojos negros para luego volver a centrarlos en su hija que había desviado un poco su cabeza para que no la viese. Extendió una de sus manos a acariciar los cabellos de la jovencita mientras que le dedicaba una tierna sonrisa.

—¿Nada entonces?— volvió a preguntar, provocando que _____ alzará la mirada a observarla, tal cual lo hacía cuando era más pequeña.

Ella solamente negó, para dejar escapar un suspiro con pesar, recordando algo. Claro, eso llamó la atención de su madre.

—¿Qué pasa?— esta vez fue preocupada —. Si no me cuentas, no te puedo ayudar— dijo obvia.

La chica rió un poco ante el tono de su progenitora para volver a verla.

—Sólo que él había quedado en que vendría hace, ya casi, tres horas...— soltó cada palabra con pesar.

Ambas mujeres giraron a ver el reloj que colgaba de una de las paredes de ese living. Eran casi las ocho de la tarde. La mayor volteó a verla, mientras que su hija seguía viendo la misma dirección, con dolor. Una madre ver mal a su hijo, era lo peor. Lo odiaba.

Se incorporó del sillón, provocando que la mirada de la joven se posará sobre ella. Sus manos se detuvieron en su cadera, formándose en puños. No permitiría que se deprimiera.

—Cambia esa cara que saldremos al Centro Comercial, como cuando eras más pequeña.

La cara de _____ se modificó al terminar de escuchar esas palabras. La sonrisa que tenía cuando la vio del otro lado de la puerta, volvió a surcar sus labios, mientras que sus ojos irradiaban un brillo especial de felicidad.

Saltó de su asiento para abrazar con fuerza el cuerpo de su madre, la cual la recibió con los brazos abiertos al ver las intenciones que tenía. Cuando se separaron, volvieron a verse con una gran sonrisa para después, la castaña, ir a alistarse.

Al ya estar lista, salieron rumbo al lugar a donde tenían planeado.

Caminaban tranquilamente por las calles de Japón, como años antes. Los rayos de Sol desaparecían por el horizonte para dar paso a la Luna que se iba asomando de a poco. El tránsito tenía unos cuantos autos más, algunos volviendo a sus hogar, otros saliendo de paseo.

Mientras que la muchacha de cabellera castaña iba contándole un poco de todo a su madre, ésta la veía con una sonrisa. La recordaba a esos tiempos en que había conocido a Lui, pero había algo que aún no encajaba y le hacía dudar. ¿Acaso aquel blader seguía sintiendo algo aún por la chica?

Volteó su mirada a otro lado, cuando su progenita dejaba de hablar y tomaba la labor de ver a su alrededor con relajación.

A lo lejos, un color llamó su atención. Una cabellera peculiar. Entrecerró sus ojos para ver mejor quién estaba sentado bajo un árbol a varios metros de ellas. Era Lui Shirosagi. Se veía pensativo. Eso preocupaba a la mujer, ¿ya no sentía nada más por su hija que por eso no había ido ese día?

—Mamá— el llamado de parte de _____ hizo que recapacitara y girará su rostro a verla, disculpándose por haber estado perdida en su mundo.

[...]

Sus ojos púrpura se hallaban cerrados, sus pensamientos iban y venían, y su pulso ya no tenía control. Esa tarde con ella la había planeado desde hacía ya unas horas, pero se echó hacia atrás, aún no estaba listo para declararse ante una chica tan única como lo era la castaña.

Lentamente, el apriete de sus dientes fue creciendo hasta terminar abriendo la boca para mostrarlos. Tenía que tranquilizarse, pero le era muy inútil ya a esas alturas.

Abrió sus ojos de golpe para voltear a ver como una pareja de enamorados pasaba por enfrente suyo. Se divertían con cosas muy simples, pero lo que más valía allí era estar el tiempo con el otro. Deseaba ser él y su amada ______.

Soltó un pesado suspiro para levantarse de su lugar y largarse a su hogar. No quería ver nada que estuviera relacionado con amor en aquellos momentos. Debía descansar para pensar en las palabras correctas al tiempo de declarar su amor.

Una pequeña risita familiar llamó su atención. Sobresaltado, volteó a ver en esa dirección. Era ella y su madre. Rogaba a que no lo hayan visto, pero parecía que hasta se habían olvidado de su existencia.

Una mueca triste se formó en sus labios para ver como ______ se iba alejando de a poco sin saber que él estaba allí, parado, viéndola con un gran pesar.

Volteó su mirada al suelo para, ahora, ir a casa.

—Realmente lo siento por todo lo que he hecho, ______...

Cabizbajo, se iba mezclando con las pocas personas que pasaban por aquellos rumbos a esas horas de la tarde.

De un momento a otro, como si la estuviesen llamando, la blader volteó a ver a sus espaldas, buscando algo. Pero no veía nada más que civiles que no conocía.

—¿Ocurre algo, hija?

—No, está bien. Pensé que alguien me llamaba.

Respondió y ambas siguieron caminando con tranquilidad.

UN SIMPLE ABRAZO |Lui Shirosagi y tú|Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang