15. ''Disciplina y Fuerza''.

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Fue durante aquella terrible tormenta en la cual abandonó su hogar.

Tomó su caballo y la vieja armadura de su padre para emprender un viaje al cual no estaba del todo segura de regresar; Toph Bei-Fong se dirigía a la guerra.

Recordó las palabras de su padre, las palabras frías y duras que le dijo junto antes de que ella saliese corriendo a lamentarse por algo que su padre afirmaba era su deber para proteger a China.

- No dejaré que él vaya-. Murmuró para sí misma mientras se amarraba su cabello recién cortado por ella misma. Lo más corto posible, ocultando su feminidad.

Se vistió con la vieja armadura de su padre y seguido de ello, dió una última mirada hacia su hogar, segundos después abandonó el lugar junto a su veloz caballo.

...

Toph era la única hija de la familia Bei-Fong, una honorable familia conocida gracias a que su abuelo y padre, únicos hombres de la familia, pelearon con total honor por China, enlistandose en el ejército imperial.

Pero la guerra terminó para favor de todos, con China como victoriosa, pero a la vez dolida por la perdida de tantos hombres, entre ellos, su abuelo; sin embargo, tanto su padre como su abuelo fueron reconocidos como grandes héroes de aquella guerra, un héroe con cicatrices en el corazón y su pierna, debido a que había quedado lastimado, obligandole a usar un bastón para poder mantenerse al caminar.

Sin embargo, los años pasaron y la guerra quedó en el olvido; hasta que:

- El emperador y el ejército imperial temen de una invasión inminente, es por ello que, por cada familia, al menos un hombre debe enlistarse en el ejército...

Aquello cayó como un balde de agua fría para Toph, su madre y su abuela. Su padre no podía ir a la guerra, entonces, ¿Por qué había accedido a tomar el papel que le fue otorgado?

- ¡Pero padre, tú no puedes enlistarte al ejército!- exclamó en un arrebato de terror por su amado progenitor.

- ¡China me necesita!- respondió alzando la voz el hombre mayor. Mientras que las otras dos mujeres presentes en la habitación guardaron silencio.

- ¡Pero tú ya has servido lo suficiente a China, durante la guerra en la que-...!

- ¡GUARDA SILENCIO, TOPH!

Y de pronto, comenzó a llover.

Toph cerró sus ojos con fuerza y pronto salió corriendo de aquel lugar.

...

Toph no lo pensó demasiado en aquel momento, no, porque realmente ni siquiera necesitaba pensarlo, sólo debía hacer lo que hizo.

Tomar el lugar de su padre en aquella guerra, aún si el ser descubierta le podría costar la vida.

Y ahora, tenía un pequeño dragón siguiéndole a todos lados gracias a sus ancestros, cosas de todos los días.

- ¿Cuál dijiste era tu nombre?- Preguntó curiosa mientras forzaba ligeramente su vista.

- Sokka. Me llamo Sokka-. Contestó orgulloso el pequeño mientras parecía simular enfriar su pecho-. Pero eso no es del todo importante, el punto es que estoy aquí para ayudarte, pequeña Toph...

Ignorando el que Sokka le llamase ''Pequeña'', Toph preguntó: -¿Ayudarme en qué?

- ¡A sobrevivir al ejército imperial!

Y de pronto, las ruidosas voces del campamento al cual Toph estaba a punto de llegar le recordaron a qué se enfrentaría.

Pero... No podría ser tan malo ¿O si?

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