Bajo la luna 🌙 [Caché] || One Shots [TERMINADA]

¿Lo intentamos? [parte 2]

Cuando entre al local, la vi de pie, de espaldas a mi, despidiéndose del tipo que la acompañaba antes.

Él la tenía abrazada y parecían estar muy entretenidos. Esto es muy incómodo. ¿porque duele?.

Ahora mismo sólo quiero separar sus brazos de ella y ponerlos lo más lejos posible. Era un impulso totalmente primitivo y posesivo pero así me siento.

¿Qué carajos te pasa?

Por un momento llegue a pensar en volver a irme pero no, no podía estar lejos más tiempo. Al margen de todo, yo sabía que era necesario hablar de lo que pasó de nuevo para que las cosas se arreglaran y no fueran tan raras como ahora.

No soportaría otro día sin Calle. Es que ella es mi complemento. Somos el equipo perfecto y al margen de lo confundida que estoy, sé que si hay algo que no quiero perder nunca, es su cariño.

El tipo se separó lentamente de ella y por fin lo pude ver bien. No era feo, más bien tenía buen porte, alto y con el cabello castaño, tenía una carita de no matar ni una mosca pero incomprensiblemente me generaba ira.

Jamás he odiado a un total desconocido. nunca. Pero este chico si que me molestaba.

No es raro que alguien como él, este detrás de mi mejor amiga, al contrario es bastante común la gran cantidad de chicos que se le acercan para sacar platica e invitarla a salir, pero eso nunca antes me había molestado. ¿Porque ahora si?

¡Dios Santo! tengo tantas preguntas que me ahogaré en ellas si no las resuelvo rápido.

Solté un largo suspiro y parece que eso llamó su atención. Ambos giraron en mi dirección. Daniela seguía sería, pero el chico sonrió abiertamente.

-Poché- saludo ella y yo acorté la distancia con un par de pasos. Asentí a modo de saludo y luego de un corto silencio me presento a su «amigo»-Alex, ella es Poché.

-hola- Alex, sonriente, levantó la mano para estrecharla e inevitablemente yo tuve que hacer lo mismo -Soy Alexander, pero puedes decirme Alex.

No podía negarlo, el tipo tenía carisma. Levanté una ceja analizandolo. Nop no era feo, pero tampoco me agradaba.

-Hola, soy María José- respondí dándole mi nombre de pila para dejar en claro que quería distancia.

La tensión era evidente. Digo ya era bastante complicado estar solas, como para agregarle la incomodidad de un desconocido a esta situación.

Me solté de su mano y espere a que continuarán con su afectuosa despedida.

-bien, creo que debo irme- el sólo le dio un beso en la mejilla a Calle y levantó la mano para despedirse de mi.

Ella lo vio salir por la puerta y luego se sentó en la mesa vacía, cuando levantó la mirada y me vio, su expresión no cambio mucho. Estaba seria pero podía decir que no estaba molesta, supongo que también le está afectando esto tanto como a mi.

-Hola- salude un poco tímida y me senté a su lado.

En cuanto lo hice, un mesero trajo lo que parecían ser un jugo y rosquillas de canela.

-¿pediste esto para mi?

Sabía que la pregunta era estúpida pero quería estar segura, ella sonrió ligeramente y ese pequeño gesto le devolvió un poco de luz a mi corazón.

Vaya, si que estas grave Poché.

Entonces cambie la pregunta.

-sabías que iba a volver- dije segura, esbozando una sonrisa sin darme cuenta.

Cuando sus ojos se iluminaron tuve un pequeño reconocimiento. Nunca, nunca me había fijado en lo claros que se veian cuando sonríe.

-Te conozco- respondió mirándome fijamente pero pronto se agachó y apartó la mirada y la tensión volvió.

¿Que nos pasa?

-¿Son rollos de canela?- pregunte para aligerar el ambiente.

-Si, ¿Te gustan no es así?

Dijo sin darle mucha importancia, ojeando distraidamente el menú del local, pero para mi si era importante. Ya no me miraba y yo quería tener su atención completa.

-Si, me gustan.

Hable distraidamente, pensando en la cantidad de sentimientos que tenía almacenados chocando con mis prejuicios y dudas.

El silencio era demasiado incómodo.

El hambre se me había ido sólo con verla ahí, pero ella no parecía la misma, no era la misma chiquita que se paraba bailando dentro de las salas de Misi sin importarle nada, aquella que cantaba aunque no se sabía la letra de las canciones, la persona más habladora y tierna que conocí, aquella que me robaba risas y sonrisas sin darme cuenta ya no estaba. Ella estaba como... apagada.