Tía Peggy

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No había abandonado su cama desde el infructuoso encuentro con Rogers. Sabía que todo saldría para el carajo pero por un momento tuvo la esperanza de que no discutirían por una sóla vez en la que se encontraban compartiendo el mismo aire. ¡Qué equivocado estaba! Steve era tan terco como él. Ni apuntándole con un arma firmaría si eso no era lo que quería. La frustración hacía que tuviera ganas de desvanecerse y dejar la existencia, o al menos, que sus problemas se desvanecieran, eso simplificaría demasiado las cosas.

Pepper abrió la puerta de su habitación sin golpear antes y se sentó en el borde de la cama. Cuando localizó en cuerpo de su amigo por debajo del cobertor, lo comenzó a sacudir para que reaccionara, en parte porque usualmente Tony no dormía bien, pero esta vez se estaba abusando y, además, ya estaba bastante aburrida de sólo poder hablar con el mayordomo. Había acompañado a Tony, pero ahora que ya había terminado todo el trabajo que tenía pendiente, al fin podía considerarlas vacaciones.

Luego de un bufido, unas cuantas maldiciones y mucha luz solar que entraba por la ventana, Tony salió de la cama arrastrando los pies cual zombie hasta la cocina. Allí un lúcido Jarvis le tendió una taza de café y unas rosquillas como desayuno, la mala cara de Tony cambió al terminar el desayuno. Su cara que parecía lanzarte maldiciones con sólo verla, se invadió de ánimo en instantes, Pepper lo único que podía hacer era pensar qué loca idea habría pasado por su cabeza. Mas tarde lo sabría, por ahora sólo necesitaba seguirle la corriente a Tony, cuyo plan al parecer había fracasado. Ella iba sentada en el asiento del copiloto cuando de la nada, Tony dejó escapar todo lo que tenía en la cabeza. Tal vez estaba frustrado y sólo necesitaba distraerse.

—Pepper, háblame sobre el proyecto conjunto con Oscorp. Estamos a punto de terminar el contrato y todavía no estoy enterado ni de la mitad de las cosas.

—La construcción del edificio ya comenzó hace varias semanas, los equipos de Osborn se están encargando de reclutar a los científicos más calificados para la tarea.

—¿Por qué nadie me dijo que el edificio estaba en construcción cuando ni siquiera hemos cerrado el trato? ¿Quién lo autorizó?¿Dónde es?— preguntó, no quería pensar que estaban acordando planes de construcción y reclutamiento a sus espaldas.

—Esto te va a sorprender...— Pepper hizo una pausa y él, por la tensión, ajustó sus manos en torno al volante—. Es aquí mismo, en Lorenz, y tú lo autorizaste.

—¿Yo?¿Segura? Lo recordaría, sé lo que firmo y lo que no.

—Dejé los papeles para que los leyeras sobre tu escritorio.

Tony guardó silencio, mientras en su cabeza intentaba recordar la foto que había visto en los archivos de obra pero recordaba vagamente unos pastizales y un gran cartel rojo que anunciaba su venta. No podía culparse por no recordar tampoco, su cabeza daba vueltas en torno a la terquedad de Steve Rogers y la búsqueda de su punto de fractura. No se daría por vencido, ya suficiente tiempo le había dado para que él solito firmara, y se prometió a sí mismo que sino lo haría firmar a la fuerza.

No siguió con el tema de su asociación con Oscorp porque estacionó el auto en la entrada de su antiguo hogar. Pepper salió del automóvil y hechó un vistazo a la casa, ella no la había visitado antes.

—Se ve bastante acogedora— soltó la pelirroja sin pensar, sin embargo Tony no le dio importancia a su comentario y tocó la puerta.

El castaño no quiso ni pensar en las veces que había sentido aquella descuidada casa, su hogar. Un gran porcentaje de la historia de su vida se desarrollaba en ese pueblo, y en esa casa, ni hablar. Respiró hondo para poder alejar cualquier recuerdo que se hubiese colado por su cabeza que lo pudiera hacer sentir nostálgico. No estaba de humor.

No me olvides (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora