Capítulo 26: The Book of Rochelle

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El ataque había sido tan feroz como rápido y en menos de lo que podía recordar la isla se había comenzado a incendiar, un humo oscuro y tóxico fluyendo hasta la atmósfera, imposibilitando ver.

Noodle había saltado a ella para poder ponerse a resguardo, Rochelle alejándose y nadando lo más rápido posible para evitar salir dañados del ataque,

Lo logró, pero con la mala suerte de que, durante su escape, nadó hasta el Pacifico Norte, cerca de Japón donde un enorme ballenero la confundió con una ballena, arponeándola, Noodle quedando inconsciente durante el ataque y flotando a la deriva por el Mar de Japón.

El capitán del ballenero se dio cuenta que no se trataba precisamente de una ballena, si no de una mujer enorme, decidiendo que comer carne humana no era demasiado ético ordenando virar y dejar el cuerpo herido de Rochelle abandonado a su suerte.

El rastro de sangre que dejó su cuerpo flotando llamó la atención de un buque de guerra norcoreano que casualmente paseaba por la costa japonesa, el capitán del buque sonriendo, esa mujer gigantesca podría hacer reír al amado líder sin duda.

- ¡Es Goliat!

- No, es un trofeo del amadísimo líder.

- Es la madre del océano. - Trataron de adivinar los norcoreanos, militares desfilando hacia el palacio del sol de Kumusan, donde los esperaba el amado Líder junto con su esposa y su adorada hermana a los pies de la estatua del fundador del glorioso régimen norcoreano.

El amadísimo Líder dio su visto buevo, soltando una carcajada que pareció sacudir todo su cuerpo fofo, su hermana mirando con gesto divertido a una enfadada Rochelle mientras que la esposa del amadísimo Líder se preguntaba que hacia allí.

Rochelle fue encerrada en un enorme contenedor de cristal ubicado delante de la Torre Juche, para que las masas pudiesen verla, entretenerse y olvidarse que no tenían comida ni libertad.

Lamentablemente para los norcoreanos la diversión duró poco, porque los pobres potajes de rábano y col china no eran suficientes para mantener el tamaño de Rochelle, quien comenzó a encogerse hasta que fue un poco más alta que el capitán del equipo de basquetbol norcoreano.

A pesar de haber querido experimentar para volver a hacer crecer a la mujer morena, el amadísimo Líder tuvo que dejarla ir, después de todo, Rochelle era aún ciudadana estadounidense, una celebridad mundial y golpeaba demasiado fuerte para tratar de retenerla, así que se le dejó marchar hacia China para que pudiese volver a Inglaterra y a su banda, no sin antes darle un paseo por las tiendas del Pyongyang llenas de fotografías de comida y artistas que cubrían su cuerpo completamente.

Cuando logró volver a casa, fue directamente a Londres, al 212 de Wobble Street, 

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