25. Día 3 / Mi infierno.

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MARATÓN.

Parte 3.






Emilio.

Esto no podía ser verdad. Cada palabra que Joaquin decía se me clavaba en los más profundo de mi ser. Un cuento de terror, no podía definirlo de otra manera. Y era terrible darme cuenta que los protagonistas de la historia eramos él y yo. Ya le había pedido que se detuviera pero no me hizo caso, el dolor se había apoderado de su cuerpo, eran nuestros fantasmas quien hablaban por él.

-El día del accidente tú me llamaste, ese día mi mundo se detuvo dos veces. La primera vez fue cuando de tus labios por fin salio lo que tanto había estado esperando todo este tiempo, me dijiste que me amabas, que te habías decidido, que ibas a dejar todo por mí. Te juro Emilio que fui el hombre más feliz del mundo. Pero mi felicidad duro poco, porque segundos después mi mundo se detuvo una vez más, el coche te atropello, y te arrebato de mi lado.- Las voz de Joaco estaba tan ronca, su respiración se entre cortaba, esto era demasiado, para él y para mí.

-Te pensé muerto, pensé que te había perdido para siempre, y no me equivoque del todo pues el día que despertaste me di cuenta que mi pesadilla no había terminado. no me recordabas, no lo haces, no recuerdas este amor, y eso me esta matando Emilio.- Sus gritos me aturdían, me asustaban. No sabia que hacer. -Tu me estas destruyendo, me sigues destruyendo, y yo... ¡Joder!... A veces maldigo el día que te conocí...

Y fue mi estocada final, Joaquin se estaba rindiendo, estaba cansado de mí, yo no podía hacer nada. No quería perderle, pero me asustaba tenerlo.

-Joaquin por favor, no me dejes, yo te prometo que voy a quererte, no te arrepientas de haberme conocido, Por favor no lo hagas.- Y me levante, quería abrazarlo, quería sentirlo conmigo, quería curarle todo el dolor que yo mismo le había causa.

Me senté junto a él, trate de acercar mi cuerpo al suyo, pero su reacción me paralizo.

-No me toques por favor, no lo soportaría.- Y se levanto sin más, la puerta de su habitación sonó y yo estaba ahí, sentado en el sofá, tratando de procesar todo el infierno que acabábamos de vivir.

Me levante con las pocas fuerzas que me quedaban y toque su puerta, Joaquin no me contestaba. Toque una vez más...

-¡QUE ME DEJES EN PAZ EMILIO, QUIERO ESTAR SOLO!

Y me derrumbe, mi cuerpo cayo al suelo sin permiso. Puse mis brazos sobre mis rodillas y deje que el mar de lágrimas que se alojaba en mis ojos saliera. Podía escuchar el llanto de Joaco del otro lado de la puerta. Había descubierto el otro lado de la moneda, el lado obscuro que me quería ocultar. Y llore, llore como un niño, porque lo necesitaba. Cuando las lágrimas se agotaron, me acosté en el piso, mi cuerpo no tenia fuerzas para moverme hasta mi habitación, me sentía destruido, roto. Estaba ahí acostado, mirando a la nada, sintiéndome la peor basura del planeta, reprochándome por haber lastimado tanto a Joaquin. Quería escapar, desaparecer, morirme. Fueron minutos, tal vez horas y yo seguía en el suelo, pensando en los dos, tratando de recordar, golpeando mi cabeza para que los recuerdos volvieran. El sueño empezó a invadir mi cuerpo, los ojos se me cerraban, no pude aguantar más y me dormí, huí una vez más al mundo de los sueños, en donde el infierno no pudiera alcanzarme, en donde el llanto de Joaquin no existía, en donde yo no era el culpable de su dolor.


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Pasenme los pañuelos por favor. Espero les haya gustado el maratón.

Nos leemos la próxima. Gracias por el apoyo.

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@soportearistemo

10 días - EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora