Te perdono

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Dos suaves golpes a mi puerta hicieron que me levantará, miré a mi reloj y eran las 2pm, seguramente eran papá y Samuel. Me paré tambaleándome y abrí la puerta casi sin abrir los ojos.

-¿Cómo les fue en...?- antes de continuar, un frío abrazo me dejó sin habla, ví la espalda y el largo cabello castaño claro de mi tía.

-Lo siento mucho- susurró queriendo llorar, no sabían que decir, ¿por qué actuaba tan extraño?

-Tranquilicese, siéntese y podremos hablar- la tome de su esquelética mano y la conduje hasta el sillón, parecía estar muy mal.

-De verdad no sé qué he estado pensando estos últimos años, yo solo quería verte conduciendo la empresa mejor que todos en nuestra familia- dijo con voz temblorosa, era la primera vez que la veía tan... diferente.

-Nunca debió ser tan cruel conmigo y hacerme la vida imposible, yo ya era independiente y he logrado cuidarme sola sin ningún tipo de vigilancia- dije con rencor, no podía perdonarla tan fácilmente.

-Lo sé y lo siento mucho, solo quiero que sepas que te quiero un montón, y que todo este tiempo te he exigido tanto porque... aunque no lo parecías por fuera, sabía que eras la más capaz para conducir la empresa a la prosperidad, tampoco quería que terminas igual que tu madre ya que tu y yo sufrimos mucho con su situación, ¡me aterraba perderte a ti también!- se disculpó rompiendo a llorar, puso sus manos sobre la cabeza y haló su cabello, se le veía muy pero muy arrepentida.

-¿Y por que me dice todo esto ahora?- pregunté con frialdad, aunque dentro de mí, me conmovia el corazón.

-Porque me voy a Inglaterra hoy en la noche... también vine a despedirme y a recoger mis maletas- dijo poniéndose de pie y se dirigió a su habitación, no escuché el sonido de sus cosas ni nada, solo su sollozo, quizás... debía perdonarla por todo lo que había hecho, al fin y al cabo, muchas personas han perdonado lo que yo hice alguna vez.

En ese instante, mi tía salio con sus maletas en manoy caminó con la cabeza baja dispuesta a irse.

-Adiós, Jessica- abrió la puerta y cuando estaba a punto de salir, me decidí por lo que debía hacer.

-Te perdono- la miré con pena, desde algún punto de vista, eramos parecidas.

-Muchas gracias- me dijo y cerró la puerta, no pude oír sus pasos al alejarse.

Mantuve la mirada fija en la pared durante unos segundos, pensando en lo que pasaría entre ella y yo en los próximos años, probablemente ahora nos llevaríamos mejor.

Mi celular comenzó a sonar, lo saqué de mi bolsillo pero no reconocí el número.

-¿Aló?- conteste confusa.

-¿Jessica Tisdale?- preguntó una voz masculina al otro lado de la línea.

-Habla con ella, ¿quien es?- me resultó raro que un extraño tuviese mi número.

-Es el oficial López, ¿usted tiene alguna clase de relación con la empresaria, Alicia McGowan?- se presentó el hombre, ese era el nombre mi tía.

-Es un familiar mío, es mi tía en realidad, ¿sucede algo con ella? ¿Acaso se peleó con la señorita del aeropuerto?- bromee, conociéndola debió exigir un mejor asiento en primera clase cuando vio el número en su pasaje, no me imagino la gritadera que debió llevarse la operadora al contestarle.

-Señorita, le agradecería que se tome esta situación con un poco más de seriedad- sentenció el oficial poniendo fin a mi tranquilidad.

-Me está poniendo nerviosa, dígame que sucede- comencé a caminar de un lado a otro con ansiedad.

-Hace casi una hora, un automóvil chocó contra un camión e infortunadannente, su tía iba dentro- el corazón casi se me para en ese instante.

-¿Esta en el hospital?- no era posible de que apenas hace un minuto acababa de hablar con ella.

-No, señorita, lamentablemente no hubo sobrevivientes- las palabras retumbaron en mis oídos, el celular se resbaló de mi mano.

Confundida, atemorizada, caminé hasta la habitación que había pertenecido a mi tía durante su estancia, no podía creerlo, al abrir la puerta, el mundo se me cayo encima, las maletas y su ropa estaban ahí, intactas.

-Ahora estoy con tu madre- susurró una voz a mi oído, era distante pero sonaba alegre, supe que ambas estaban en un lugar alejado al mío, salí de la habitación aún en shock y tomé mi celular, el oficial había colgado. Marqué el único número que sabía de memoria.

-Hola, Jessy, ¿cómo estás? Tu papá esta metido en una tienda de corbatas hace veinte minutos- dijo Samuel con su habitual buen humor aunque se notaba que estaba un poco aburrido.

-¿Qué pensarías si te digo que acabo de ver y hablar con un fantasma?- dije con una sonrisa nerviosa, esto se podría volver muy interesante.

Aprendiendo lo que es vivir (con Vegetta777)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora