UN GOLPE AMARGO

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Pasé casi todo el día sola.

Me empezaba a doler mucho el estómago del hambre, y mi garganta parecía un pozo seco.

De repente volví a oír ese ruido, la puerta abriéndose, luego los chirridos de las escaleras.

Mierda, volvía a notar ese frío aliento de lagarto.

Apreté los ojos con fuerza y me preparé para el golpe.

Pero esta vez él quitó la cuerda de mi boca haciendo que de esta se derramara un chorro de sangre. Me relamí y abrí la boca unas cuantas veces para acostumbrame a tenerla libre de nuevo.

Lo noté más cerca.

¿Ahora que haría?

Un dolor profundo e intenso me recorrió cada bello de mi cuerpo. Me había golpeado en el lugar más sensible para mí en ese momento, el estómago. Esta vez con la boca abierta podía gritar de dolor.

Pero en vez de eso mi grito se ahogó por el dolor que sentía.

Me empecé a sentir cansada y me desmayé.


AL DÍA SIGUIENTE

Me despertó algo frío en mis labios. 

Una cuchara.

Olía tan bien...

Me desperté de inmediato y abrí la boca automáticamente.

Delicioso.

Realmente solo era una sopa, que era mas agua que otra cosa pero despúes de dos días sin comer, mi cuerpo lo agradeció mucho. En especial mi estómago.

Entonces caí, él me estaba alimentando.


50 DÍAS CIEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora