-Capítulo 2-

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—Capítulo 2—.

Lynn.

—Quiero que seas mi novia. —Me susurró Dewey al oído antes de dejar un beso en el lóbulo de mi oreja. Sus palabras me sacaran de mi inmersión en mis pensamientos sobre el chico que había encontrado en mi rincón especial y el identificarlo como el que había admirado en aquella feria de libros donde le tomé una foto para usarlo de modelo para uno de mis libros.

—Y yo quiero que Will Herondale salga del libro y se case conmigo, ya ves, no siempre tenemos lo que queremos —repliqué bromeando y con una sonrisa de lado.

«Aunque, yo también quiero ser tú novia», pensé al quitarme un mechón de pelo en mi rostro, sin embargo, no me atreví a decirlo.

—Ya sé que no soy como ninguno de tus personajes ficticios favoritos, nunca lo seré porque esta es la realidad, una realidad donde los chicos son imperfectos, y no como tú quieres que sean —contestó Dew con un suspiro—. Pero, intento ser la mejor persona posible sin salirme de mi forma de ser natural, solo para ti, Ly.

Posó una mano en mi cintura y me atrajo más hacia él, cosa que provocó el balanceo de la hamaca negra en la que estábamos, en el extremo izquierdo del porche de mi casa.

—Yo nunca te he rechazado —repuse encogiéndome de hombros—. Así que es cosa tuya que tu «querer» no trascienda al «ser un hecho».

Me aparté de él y me recosté en la hamaca, provocando un desequilibrio de peso, cosa que lo obligó a él a recostarse al otro lado también, a regañadientes.

—Un día te lo voy a pedir de la forma más cursi y original, que serás incapaz de negarte —declaró con una sonrisita—. Pero todo a su momento.

«Últimamente ha sonreído más de lo normal, desde la última vez que empezamos a besarnos», razoné mentalmente.

Dewey y yo nos llevábamos tan bien como una pareja normal, pero sin que ninguno se hubiera dado las molestias de proponerle al otro que definiéramos nuestra relación.

—Nunca me lo has propuesto, en primer lugar —repuse cruzándome de brazos—. Y no cuenta el día en que confesaste todos tus sentimientos por mí.

—Bueno, recién habías terminado una relación y quería darte tu tiempo para que pudieras olvidarlo, para que aprendieras a amarme a mí —explicó a la vez que enfocaba su mirada gris en el techo.

Me senté y moví para quedar encima de él, captando su atención y obteniendo un largo momento donde solo nos quedamos viendo directo a los ojos.

Yo lo quería, y muchísimo, era como mi mejor amigo, la persona en quién más confiaba, sin embargo, al mismo tiempo era algo más, más que un novio, más que algo superficial, lo nuestro era algo «intenso» e incomprensible, donde nuestras personalidades encajaban a la perfección y podíamos ser nosotros mismos sin problema alguno.

Ya habíamos avanzando bastante el mes pasado donde empezamos a besarnos porque no aguantábamos el mero deseo y la necesidad de probar a nuestras bocas.

Así bien romanticón y dulzón, ustedes saben.

Por lo que en ese instante se me abrió el apetito de besarlo.

Y antes que pudiera acercar mis labios a los suyos, alguien carraspeó muy fuerte.

Nos separamos y alzamos la vista al mismo tiempo para ver en frente de la casa a mi ex mejor amiga con los brazos cruzados, la cual al tener nuestra atención se acercó a nosotros aún más.

Delirios de una Fangirl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora