[Pasado de Sagitario]

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El joven adolescente de tan solo trece años golpeaba repetidas veces la vieja y devastada puerta marrón de su hogar, un pequeño apartamento ubicado en el barrio marginal de la ciudad de Tokio. Llevaba colgando en su espalda la desgastada mochila negra que le había regalado su madre por su cumpleaños años atrás, el único regalo que había tenido hasta ahora.

Sagitario estaba empezando a desesperarse, nadie le abría la puerta. Podía oír desde fuera murmullos dentro de casa y eso le confundía, ¿por qué no le abrían la puerta? Volvió a golpear la puerta, haciendo sonar más fuerte el ruido. Los murmullos cesaron un breve segundo tras los golpes del menor, desgraciadamente fueron sustituidos por gritos de horror.

Sagitario sintió cómo toda la sangre que circulaba por sus venas se congelaba, se quedó petrificado al oír los claros gritos de terror de su progenitora. Golpeó con todas su fuerzas aquella vieja puerta de madera, pero los gritos no cesaban, cada vez eran más fuertes, escuchaba perfectamente la voz desgarrada de su madre suplicar a su hermano que por favor se detuviera.

—¡Madre! —el grito de desesperación y dolor del pequeño resonó en todo el edificio. Los vecinos sabían lo que estaba sucediendo pero nadie hacía nada, en aquel "mundo" la única forma de sobrevivir era con la ley del más fuerte y preocupándose tan solo por uno mismo.
Un barrio perdido, olvidado, ignorado e inexistente para el resto de la sociedad, donde cada día vivías con la duda de si al anochecer seguirías de pie para poder observar las estrellas.

Sagitario sollozó, no podía seguir golpeando la puerta. Sus manos estaban llenas de astillas y la sangre brotaba de ellas creando un charco grotesco enfrente de la puerta.
El tiempo se estaba acabando, rápidamente lanzó la vieja mochila al suelo y dejando un rastro de sangre por la cremallera sacó una lata de refresco.
Dejó caer la lata y la aplastó fuertemente con el pie haciendo que la bebida se derramara por todo el suelo creando otro charco junto con el de la sangre. El metal había quedado completamente aplastado, lo cogió y sin pensarlo hizo palanca en la puerta, tras un par de intentos y cortes como consecuencia consiguió que la vieja puerta cediera.

Las lágrimas le recorrían todo el rostro mientras buscaba desesperadamente en cada habitación. Cuando llegó a la puerta de la cocina sus pies se detuvieron al presenciar la imagen que tenía frente él, el miedo le impedía moverse.

Su hermano mayor daba vueltas por la cocina mientras jugaba con el afilado cuchillo, tenía la mirada ida.

Su madre estaba desparramada en el suelo de la cocina, intentaba reincorporarse pero no podía. Una brecha en en rojo vivo le recorría toda la pierna, la sangre brotaba sin cesar mientras se esparcía por las blancas baldosas.
Su rostro estaba completamente desfigurado por el terror y las lágrimas que cubrían todo su rostro.
La mujer se percató de la presencia de Sagitario, intentó sonreír y hacerle unas señas con la mano para darle a entender que debía escapar de allí, que no debía preocuparse por ella. El pequeño negó con la cabeza mientras sollozos silenciosos escapaban de su garganta.
Tenía que buscar la forma de tranquilizar a su hermano.

Sagitario no tuvo tiempo de pensar en una solución. Su hermano acababa de percatarse de su presencia y se acercaba a él con cuchillo en mano.
Un fuerte escalofrío le recorrió por completo al ver la mirada fría y sin vida que le dedicaba su hermano. Aquel ya no era su hermano, era un caparazón vacío, sin vida.
El dolor empezó a invadirle, él sabía de la enfermedad que padecía su hermano incluso antes de que la psicóloga del centro escolar se la detectara, ¿por qué nunca avisó a su madre? Ahora ya era demasiado tarde y no podía hacer nada para solucionarlo.

—Kootaro, detente por favor —Sagitario se aproximaba a paso calmado hacia su hermano con lágrimas cayendo —Mira lo que estás haciendo... Mira a mamá —el nudo en su garganta cada vez era mayor.

Kootaro retrocedió unos pasos y se quedó observando sus manos temblorosas con el cuchillo en mano y le dedicó una mirada horrorizada a su hermano.

—¿Qué q-qué... estoy haciendo? —su voz se iba quebrando y desgarrando a medida que las palabras salían de su garganta —Y-yo no quiero hacer esto —los sollozos de ambos hermanos inundaron la cocina, Kootaro se derrumbó y cayó de rodillas al suelo mientras se sostenía con ambas manos la cabeza con fuerza —Ayu..ayúdame.

A partir de ese momento los recuerdos de Sagitario empezaron a distorsionarse, recordaba la última mirada de dolor que le dedicó su hermano antes de lanzarse contra él. Y entonces recordó sus manos llenas de sangre, las lágrimas cayendo... el cuchillo clavado en el pecho de su hermano. La última mirada que le dedicó; una mirada de alivio junto con angustia y dolor... Sus últimas palabras; "gracias" antes de cerrar sus ojos para siempre mientras la última lágrima se perdía entre el mar de dolor.

Los recuerdos volvían a ser confusos y distorsionados, como pesadillas que se repetían día tras día.

Lo último que recordaba era el sonido lejano de la ambulancia en la que se llevaron a su madre, también recordaba las voces lejanas de algunos vecinos que le preguntaban si se encontraba bien, irónico ¿no?









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Bad boys? [Zodiaco Yaoi]Where stories live. Discover now