- Shh, no hagas ruido.- me pidió Natalia sonriendo mientras cubría mi boca con su mano.
Mordí su mano y ella hizo una mueca divertida para después sostener mis mejillas y besar de forma hambrienta mis labios.
Envolví mis piernas alrededor de sus caderas mientras ella bajaba sus manos hasta el borde de mi camiseta, sus tibias manos acariciaron la piel descubierta de mi abdomen para después rasguñar ligeramente la zona.
Natalia se separó de mí para después llevar sus labios a mi cuello y lamer toda la extensión, gemí en voz baja mientras enredaba mis dedos en las hebras de su pelo atrayéndola más a mi cuello.
Mis piernas se cerraron con fuerza a su alrededor mientras mis manos se colaban debajo de su camiseta para así acariciar suavemente su espalda, entregada a las caricias y besos húmedos que la pelinegra me brindaba.
Sentimos como alguien intentaba abrir la puerta del baño pero fallando en el intento ya que estaba con seguro, Natalia se metió en un cubículo mientras yo me bajaba del lavabo y me miraba rápidamente en el espejo confirmando que todo estuviera en orden.
- Hey, necesito entrar, mi vejiga va a explotar.- una chica chilló desde el otro lado y yo caminé rápidamente para abrir la puerta.
La chica corrió rápidamente para después entrar a un cubículo mientras sentía su suspiro de alivio, reí en voz baja mientras Natalia abría lentamente la puerta de su cubículo.
La pelinegra caminó sigilosamente a la puerta en donde me encontraba de brazos cruzados, echó un vistazo a su alrededor para después dejar un sentido beso en mis labios.
- Nos vemos...Por ahí.- susurró en mi oído y yo asentí sonriendo.
- Esperaré con ansias.- respondí mordiendo mi labio inferior.
La pelinegra sonrió y dejó un último besó en mis labios para después escabullirse por los pasillos desiertos de la Universidad.
Suspiré y reí para después caminar en dirección contraria con rumbo a la biblioteca en donde estaban mis amigas estudiando.
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- Ya sabemos que estuviste en el baño mientras nosotras estudiábamos.- me dijo Marta mientras bebía de su café.
- ¿Y? Ahí es donde dije que iría.- rodé los ojos mientras llevaba una papa frita a mi boca.
Estábamos en la cafetería de la universidad almorzando, no había visto a Natalia en todo el día así que el día transcurría con total normalidad y aburrimiento.
- Pero no estabas sola, mi querida Alba.- Marta acusó mientras yo me encogía de hombros.
- Si, estaba con alguien ¿Algún problema?.- elevé una ceja y ellas rieron.
- ¿Y? ¿Follaron?.- preguntó María y yo reí mientras negaba con la cabeza.
- No, solo hablamos.- decidí omitir la otra parte ya que no era algo relevante para mis amigas.
Justo en ese momento mis ojos se desviaron a la entrada de la cafetería por donde entraba Natalia con su grupo, la pelinegra me miró de reojo para después lanzarme un guiño juguetón y seguir su camino.
Se veía tan sexy hoy, mi debilidad eran sus camisas y ella lo sabía, amaba provocarme.
-Si, hablaron.- María rió y yo le lancé una patata frita.
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Me recargué en el capó del coche de la pelinegra mientras ella le daba una calada a su cigarro de marihuana.
Reí divertida al ver como abría y cerraba los ojos rápidamente al mismo tiempo que dejaba caer sus hombros completamente relajada.
