Capítulo 4

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Hacia una noche tan espléndida que tía Holly ordeno que la cena se despusiese en el cenador que había en el exterior de la casa. A Santana la idea le pareció maravillosa. En la ciudad pocas veces podían disfrutar veladas con una temperatura tan agradable. Incluso en verano, cuando las calles se vaciaban de coches y se llenaban de turistas despistados, solía hacer demasiado frío para pasar muchas horas en las terrazas de algunas de las cafeterías de su barrio, por lo que se alegró ante la perspectiva de pasar un rato libre sin la amenaza de tiritar de frío.

Tía Holly ya estaba dando instrucciones a los camareros cuando llegaron al jardín. Se notaba que le gustaba cuidar de todos los detalles, por mínimos que fueran, una afición que seguramente le resultaba muy útil dada la cantidad de compromisos sociales que tendría su hija.

Sam se acercó a ella y la saludo con un beso. -Veo que te sigues peleando con el servicio -comentó señalando los platos.

-No me hables -refunfuñó su tía-, son un auténtico desastre. Pero eso es porque no escuchan. Los jóvenes de ahora ya no escuchan nada que no salga de su IPod.- Tía Holly se dirigió entonces a ella-. Querida, estás muy guapa esta noche -le dijo.

Santana sonrió con timidez, aunque en el fondo supiera que era verdad. Incluso ella se vio favorecida al mirarse por última vez en el espejo, antes de bajar al jardín. Quería causar buena impresión a la familia de Sam y el día antes del viaje se había decantado por meter algunas de sus mejores prendas en la maleta. Ahora se alegraba de haber tomado aquella decisión. Para esa cena había elegido un vestido veraniego que dejaba al descubierto sus hombros y su bien definida clavícula que marcaba el inicio de su generoso escote.

Tía Holly les invitó a acercarse a la mesita auxiliar en la que un camarero estaba sirviendo el vino. Santana contó cuatro copas, por lo que dedujo que aquella noche sería una velada íntima y discreta, pero no pudo evitar sonreír con alivio. Tan sólo faltaba una persona.

Brittany. Brittany Pierce. La actriz. Cuando se lo contara a Quinn no se lo iba a creer.

- ¿Y la prima? ¿Dónde está? -se interesó Sam mientras daba el primer sorbo a su copa de vino-. Empieza a pensar que se está escondiendo de nosotros.

Tía Holly se giró en redondo, buscándola.

-Estaba por aquí hace un minuto -le aseguró -. Quien sabe. Ya conoces a tu prima. Me parece que estaba hablando por el móvil.

-Reconozco que la puntualidad no es uno de mis puntos fuertes, aunque me gusta pensar que tengo otras cualidades.

Santana se giró y vio a Brittany justo detrás de ellos, sonriéndoles de oreja a oreja. Tan pronto como sus ojos se posaron en Sam, la cara de la actriz se iluminó. Rápidamente se abalanzó sobre él y lo estrujó en un cariñoso abrazo.

-¡Mírate, estás estupenda! -exclamó Sam, observándola detenidamente cuando rompió el abrazo.

Sam tenía razón. Brittany estaba especialmente despampanante esa noche. Llevaba una simple camisa blanca abierta en el escote y unos vaqueros pitillo que se ajustaban a sus interminables piernas. En los pies el atuendo se complicaba con unos zapatos de tacón alto que la ponían casi a la misma altura que Sam.

Pero no era sólo su atractivo físico, había algo más. La actriz contaba con ese magnetismo especial que tienen algunas personas, como si hubiera una fuerza invisible que obligara a sus interlocutores a permanecer muy atentos a todo lo que hacía, a todo lo que decía. Santana constató entonces que Brittany llevaba los labios pintados de rojo y se sintió incapaz de desviar la mirada de su boca. Cuando Sam apretó cariñosamente su brazo, llevaba casi medio minuto observándola.

Será Nuestro Secreto (Adaptación Brittana)Where stories live. Discover now