Mi jefa en un día especial

1K 68 31
                                    

Emma era perfecta.

Sonreí contra sus labios, ansioso.

Ya no lo soportaba más.

Había estado coqueteando con ella todo el día en la oficina, incluso habíamos tenido un par de besos bastante subidos de tono en su despacho... Y la necesitaba.

Entramos a mi departamento, que se había convertido estratégicamente en el punto de encuentro entre ambos.

Era nuestro aniversario ese día. Cumplíamos un año juntos.

Tiré de su camisa con brusquedad para descubrir su torso, y besé su cuello intensamente.

Emma acarició mi cadera y me abrió el pantalón, deshaciéndose de mi cinturón en el camino.

Caímos sobre el sofá, mientras nos besábamos con intensidad.

Me quité la camiseta y volví a besar su cuello, atraído por los gemidos bruscos que escapaban de su garganta. Su sujetador desapareció de mi camino mientras mis besos se centraban en sus senos.

Cerré los ojos y disfruté de su cercanía con mis otros sentidos.

-Me vuelves loco, ¿sabes?-Jadeé tirando de su falda mientras buscaba que una de mis manos se colara entre sus muslos.

-Joder.-Gimió entrelazando nuestros dedos para enseñarme cómo acariciarla.-Rupert... Mmm...

Froté los nudillos de mi mano libre contra el interior de su muslo y gemí contra su clavícula al sentirla húmeda.

-Rupert...

Sonreí y me aparté para dejarla desnuda y tomar su rostro para besarla intensamente.

Sus manos me acariciaron la espalda con firmeza, dejándome desnudo sobre ella.

-Oh, no tienes idea de lo fue para mí soportar no tocarte hoy... Quería hacerte el amor contra el escritorio.

Emma rió.

-¿Otra vez? Lo hicimos hace unos días...

-Shhh.

Volvió a reír.

Acarició mi cabello y me besó bruscamente.

-Te amo.-Murmuró.-Feliz aniversario... Joder.

Sonreí mientras entraba en ella con deseo, y clavé mis rodillas en el sofá junto a sus caderas.

-También te amo.-Susurré en su oído.-Jefa.

-No me llames así.-Protestó.

Reí y quité el cabello castaño sudado de su rostro. Había dejado de lado su rodete y ahora lo usaba siempre suelto cuando era un día especial para los dos.

Reí y besé con intensidad su boca, dejando que mi cuerpo tomara el control de la situación.

Media hora más tarde, estábamos abrazados entre las sábanas de nuestra cama.

Sonreí acariciando su cabello. Ella dormía como un ángel.

-Mi amor.-Susurré.-Despierta. Tengo algo para ti.

Emma se acurrucó contra mi pecho, y mi corazón se aceleró. Las dudas jugaban cruelmente en mi cerebro, pero yo no las tenía en absoluto. Estaba seguro de lo que iba a hacer.

-¿Me compraste un regalo?

Sonreí.

-Llevo ahorrando casi tres meses para comprarlo, de hecho. Y creí que el día perfecto para dártelo sería hoy.

Emma se sentó en la cama, intentando acomodar sus ondas rebeldes sobre su frente y cubriendo su cuerpo con la sábana.

-Yo también tengo algo para ti.-Murmuró estirando una mano para sacar algo de abajo de su almohada.-Que... Oh, por todos los cielos.-Se interrumpió al ver la cajita de terciopelo rojo que yo le estaba mostrando.

Sonreí, intentando no ponerme nervioso, y le acomodé un rizo detrás de la oreja.

-Emma. Te conozco desde hace un poco más de un año y medio, y no puedo imaginar cómo he hecho para vivir sin ti.

Acaricié su barbilla y traté de ignorar mis nervios una vez más. Había ensayado el discurso mil veces, pero lo había olvidado por completo. Solamente quería decirle lo que sentía.

-Eres lo que me impulsa a levantarme cada día, en especial si me besas suavemente, y lo que me permite dormir por las noches. Estar contigo me hace sentir que estoy entre las nubes. Y te amo más que a nadie o a nada en este mundo. Quiero compartir el resto de mis días contigo, con mi esposa, y tener una familia, y hacer miles de cosas que nunca creí que serían importantes para mí. Pero conocerte me cambió, nena. Ahora quiero explorar el mundo a tu lado, y ver tus ojos castaños cada mañana al despertar y cada noche al dormir, y tener cinco o diez niños pelirrojos...-Rió, y una lágrima se deslizó por su mejilla.-...Eres la mujer de mi vida, Emma. Y me haces tan feliz. Quiero vivir contigo, que te mudes definitivamente a mi casa o yo a la tuya, o que los dos vivamos juntos en una caja de cartón, me da francamente igual si voy a estar contigo. Así que... Emma...

Abrí suavemente la cajita roja dejando al descubierto un anillo de plata con un diamante en el centro, bastante pequeño pero no por eso lleno de menos significado.

-¿Te casarías conmigo?

Ella me miró, las lágrimas que caían por su nariz mojando las sábanas, y mordió su labio inferior.

-Sí. Sí, por supuesto que sí.-Sollozó rodeándome con sus brazos y besando mi mejilla antes de besar mis labios con furia.

-Te amo.-Susurré en su oído.-Sé que no suelo ser muy expresivo, pero...

-Oh, Rupert, te amo.-Murmuró estrechándome con fuerza.

-Feliz aniversario.-Susurré.

-Feliz aniversario, mi amor.-Dijo apartándose para mirar la caja con los ojos brillantes.-¿Se supone que debo ponérmelo yo sola?

Sonreí y tomé el anillo para deslizarlo por su dedo anular.

Emma sonrió y se acurrucó contra mí, sollozando.

-Te amo...

-Y yo a ti...

Sequé sus lágrimas, aunque algunas también caían por mis mejillas, y la besé con suavidad.

-Oye, tranquila.-Dije sonriendo.-No llores.

-Es que... Esto es... Es demasiado para mí en un solo día...-Susurró estirando su mano hacia el paquete de mi regalo y dándomelo con las manos temblorosas.

Rasgué el papel con curiosidad y apenas pude contener mi sorpresa al ver lo que tenía adentro.

-¿Estás embarazada?-Pregunté observando la prueba de embarazo con dos líneas rosas.

Emma me miró y asintió.

-Sí, yo...

No esperé a escuchar nada más. Tomé su rostro entre mis manos y la besé con entusiasmo.

-Te amo. Te amo, te amo, te amo.

Ella sonrió y nuestras manos se entrelazaron antes de apoyarse sobre su vientre.

-¿Estás feliz?-Pregunté con suavidad.

Emma asintió y se acurrucó contra mi cuerpo otra vez.

-Es el día más feliz de mi vida.

-También el mío.-Dije besando su frente y acostándome en la cama con mi prometida contra mi pecho.

Emma sonrió y me besó con entusiasmo.

No sabía qué otra cosa podría necesitar para ser feliz.

La señorita Watson [Grintson]Where stories live. Discover now