Capítulo 3.3

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"Bueno, espero que te diviertas con la próxima despedida" Renato apuntó con el pulgar hacia el hotel detrás de él. "También espero que te tiren tanto dinero como lo hizo Ange y Agustina" bromeó, complacido de que Juan riera y asintiera con la cabeza.

"Escuchame, estaba pensando, no sé cuánto tiempo te vas a quedar en Mendoza después del casamiento, pero tal vez podríamos vernos otra vez, cuando no me esté desvistiendo y bailando cubierto de glitter" empezó a decir Juan. Renato tragó saliva, sintiendo la boca seca de repente. ¿Lo estaba invitando a salir? Así que el chico de verdad estaba coqueteándole. Renato pensó que Juan lo estaba descansando después de lo nervioso que se puso con el striptease. Dios. "No sé, quizá podríamos ir a tomar un café y ver alg-"

"Renato", el castaño escuchó a sus espaldas. Era la voz de Gabriel.

Era la tercera vez que Gabriel le hacia esta mierda en menos de una semana, apareciendo sigilosamente detrás de él como si fuera un ninja o algo por el estilo, porque Renato literalmente nunca lo veía venir hasta que Gabriel estaba justo allí, casi respirándole en el cuello y prácticamente mandándolo al hospital por una falla cardiaca.

Y justo como en las dos veces anteriores, Renato saltó y se dio la vuelta, viendo como Gabriel daba los últimos pasos para ponerse a su lado con una mirada de disgusto en la cara.

"Ho-hola Gabi" tartamudeó, confundido de verlo allí de repente. Es como si Gabriel le hubiera puesto un dispositivo de rastreo en los zapatos de Renato, porque últimamente siempre sabía dónde encontrarlo. "Perdón por demorarme tanto. Espero que Valen no esté molesto".

Gabriel negó con la cabeza, con los ojos enfocados en Juan, a pesar de que Renato le estuviera hablando. "¿Quién es este?" preguntó después de un segundo, y Renato parpadeó, pasando su mirada entre Gabriel y Juan un par de veces, confundido por la actitud del rizado. Generalmente el mayor era un chico extremadamente educado.

"Ah, perdón. Él es Juan, me trajo desde el bar en donde estábamos celebrando a Cami", lo introdujo Renato, dejando fuera el pequeño detalle del oficio del stripper. No había nada malo con su trabajo, pero algo en las entrañas de Renato le decía que era mejor pasar por alto ese dato.

"Hola" Juan asintió hacia Gabriel, la voz animosa había desaparecido, y Renato pensó que por primera vez veía a Juan dejar de sonreír desde que lo conoció.

"Mmm" fue todo lo que respondió Gabriel, con un tono de total aburrimiento, haciendo que Renato lo mirara sorprendido. ¿Qué mierda le pasaba? El rizado parecía tan desinteresado en Juan, como si no hubiera sido él mismo que había preguntado quien era el chico. Un segundo después, el mayor se giró hacia el castaño. "Camila nos llamó y nos dijo que ya estabas en camino, así que salí a esperarte" explicó Gabriel. El menor se sintió complacido por la preocupación del rizado y a la vez, un poco ofendido porque, dale, no es como  si tuviera 5 años tampoco. "¿Es un amigo de Cami o algo, el pibe?"

Así que habían vuelto a Juan. Gabriel seguía hablando de él como si no estuviera presente y fuera un tema aburrido para él. Incluso señaló a Juan con la cabeza con un gesto de desdén, mientras seguía con los ojos enfocados en Renato.

Pero Juan contestó antes de que el castaño pudiera decir nada.

"En realidad yo era uno de los strippers" dijo con voz orgullosa, dándole una sonrisa falsa a Gabriel. "¿Tremenda joda, eh, Renato?" Juan le guiño el ojo, abiertamente y desvergonzado, con el mismo tono coqueto que usó en el bar, y sin ese toque mordaz que tenía reservado para Gabriel.

Renato abrió y cerró la boca sin dejar salir ningún sonido. ¿Qué se suponía que tenía que decir?

Los ojos de Gabriel se movieron para darle a Juan una mirada de disgusto. El castaño se atrevía a decir que estaba enfurecido. En serio, enojado al punto de que estaba a cinco segundos de golpear a alguien. Por un momento, pensó que había escuchado a Gabriel hacer sonar los nudillos, pero quizá solo estaba imaginando cosas. Había bebido mucho esa noche.

"Yo creo que es mejor que entremos" decidió Gabriel, después de una larga e incómoda competencia de miradas entre él y Juan. El rizado pasó un brazo sobre sus hombros cuando dijo esas palabras. Los ojos de Renato se abrieron de par en par y no se atrevió a mirar a ninguno de los chicos, demasiado sorprendido por el movimiento repentino del mayor y con demasiados pensamientos explotando en su cabeza, como para encontrarle sentido a las cosas.

"Eu, Tato, acerca de la invitación-" empezó Juan nuevamente, como si no hubiera escuchado a Gabriel anunciando que se marchaban, pero el rizado no tuvo ningún problema en cortarlo a media frase de nuevo.

"No creo que tenga tiempo para vos. En mi opinión"

Renato no podía creer que le estuviera pasando esto a él.

Gabriel tenía su brazo alrededor de él, sosteniéndolo cerca y encima de eso, estaba abiertamente declinando una invitación a una cita por él. Había una parte del castaño que quería quejarse, ¿De dónde mierda sacó esta postura de macho alfa? Gabriel no puede andar decidiendo con quién se le pintaba tener citas. Pero también estaba esa otra parte, que se encontraba demasiado shockeada con Gabriel por estar haciendo esta escenita porque alguien que lo estuviera invitando a salir.

Casi parecía una lucha territorial. Gabriel actuaba como si estuviera a cinco segundos de marcar a Renato como su propiedad en frente de Juan. Lo cual no debería sonar tan caliente en su propia cabeza.

Era imposible que Gabriel estuviera comportándose así de posesivo. Y mucho menos celoso.

¡Celoso de qué, por dios! Renato había estado enamorado de Gabriel la mayor parte de su vida, no había comparación con Juan bajo ningún punto de vista. Sin mencionar que Gabriel no tenía motivos para sentirse así ya que él no quería a Renato de esa manera.

Por un momento Renato se cuestionó si había bebido mucho alcohol y había caído en un coma etílico. Probablemente ahora se encontraba durmiendo en algún sillón del bar.

Porque nada de lo que estaba ocurriendo tenía sentido.

"Bueno, en todo caso le estaba preguntando a Renato. Me importa muy poco tu opinión" dijo Juan, con un tono tan tosco que Renato pudo sentir como se tensaba el cuerpo de Gabriel por lo cerca que lo tenía.

Por los siguientes dos minutos todo se mantuvo en una espesa calma, excepto por las miradas asesinas entre Gabriel y Juan, que denotaban las ganas que tenían de romperse el cuello el uno al otro. Renato no se atrevía a decir ninguna palabra, todavía absolutamente confundido por lo que estaba sucediendo y preocupado de que sus palabras pudieran empeorar las cosas. Él y Gabriel tenían que entrar a la despedida y Juan tenía un trabajo por delante, así que ¿qué hacían parados en medio de la calle?

"Eh, ¿chicos?" susurró, empujando con el codo a Gabriel. El rizado finalmente despegó la vista de Juan sólo para presionar a Renato con más fuerza a su costado. Ok, posta debe estar inconsciente en el sillón, porque esto no puede estar pasando en la vida real.

"Bueno, como sea" dijo Juan entre dientes, mirando a Gabriel antes de volverse hacia el castaño nuevamente. "Stefi tiene mi número, Renato, así que vos avísame si te animas a ir por un café, ¿ok?" acercó la mano hacia su cara, haciendo el gesto universal de un teléfono. "Nos vemos pronto" agregó con un último guiño, implicando en sus palabras que la cita iba a concretarse de manera segura. Gabriel bufó ofendido a su lado.

Renato esperó a que Juan entrara al hotel para darse la vuelta y encarar a Gabriel.

"¿Qué mierda fue todo eso?"

El castaño necesitaba entender, porque si Gabriel seguía haciendo y  diciendo cosas que no tenían sentido, Renato se iba a volver loco. No recordaba haber visto a Gabriel siendo tan descortés con alguien en su vida. Este pibe agresivo que tenía al frente simplemente no era él.

"Podría preguntarte la misma cosa a vos. ¿Desde cuándo te andas subiendo al auto de cualquier boludo desconocido?" dijo Gabriel apuntando hacia el hotel, todavía parecía enojado y más que estresado. Tenía el ceño fruncido y estaba mirando a Renato con cara de incredulidad, como si esperara algo mejor de él. Renato no apreciaba para nada que lo estuviera regañando como a un pendejo sobre algo que ni siquiera era cierto.

"¡Juan no es un boludo cualquiera!" rebatió inmediatamente Renato. "El chabón solo estaba siendo amable al ofrecer traerme en su auto. Y- y técnicamente no es un desconocido". Stefi lo conocía. Daba lo mismo que Renato estuviera reticente a aceptar su oferta en un inicio, no le iba a dejar saber esa información al mayor. "¿Y además, qué tanto te importa?"

"¿Qué qué me importa? Bueno, no sé, quizá me preocupo por vos, por tu seguridad"

Renato resopló, sabiendo que esa actitud sólo lograría encender más la ira de Gabriel.

"¿Y por eso ahora andas por la vida rechazando citas en mi nombre? Ya tengo un hermano sobreprotector que se encarga de eso, Gabriel, no necesito que hagas lo mismo". El castaño se cruzó de brazos, tratando de parecer lo más serio posible. No puede creer que después de todo este tiempo, Gabriel todavía lo siguiera viendo como un hermano chiquito que debe mantener puro e inocente. La idea hacía enojar a Renato más ahora que en el pasado.

El menor no quería que Gabriel lo viera como alguien al que no pudiera acercarse en otro sentido.

"El loco es un pelotudo, no me podes decir que posta queres salir con él"

Lo gracioso es que Renato no tenía ninguna intención de salir con el chico, no se iba a quedar por mucho tiempo en Mendoza como para andar perdiendo el tiempo en citas. Cuando todo esto del casamiento terminara, tenía que volar de vuelta a Buenos Aires. Lo que realmente le molestaba a Renato era que él quería tener la oportunidad de rechazar a Juan por su propia cuenta.

Pero no, claro que no, el sobreprotector de Gabriel tenía que saltar a dejar claro una vez más que él sólo era capaz de ver a Renato como un mocoso que necesitaba ser defendido a toda costa.

"¿Por qué no? El pibe es divertido, esta re fuerte y al parecer le gusto". Renato levantó la barbilla de manera orgullosa. Cuando el mayor entrecerró los ojos, Renato continuó sólo para ser un pesado y llevar al límite a Gabriel. "¿Sabes? en una de esas le pedía que fuera mi pareja para la boda de los chicos".

Gabriel dio un paso al frente hasta que estuvo tan cerca de Renato como lo había estado la noche del ensayo de boda, haciendo que la determinación del castaño flaqueara por un segundo.

"¿Ahora disfrutas hacerme enojar a propósito? Te recordaba como un chico mucho más dulce cuando tenías 17 años" susurró Gabriel. Renato intentó enterrar todas esas emociones mezcladas que estaban tratando de salir a la superficie. No ahora por favor.

"¿Y por qué debería enojarte que yo salga con Juan? No tiene nada que ver" disparó de vuelta, tratando de mantener la mirada en los ojos de Gabriel y evitando a toda costa recorrer con los ojos el resto de su cara. El rizado sólo se ponía más guapo con los años, el muy bastardo. Renato todavía se asombraba de lo mucho que lo atraía. Podría mirar el rostro de Gabriel por siempre, es simplemente perfecto.

"No me parece el chico adecuado para vos".

Por favor. Renato resopló por segunda vez y rodó los ojos. No era como si se fueran a casar si Renato aceptaba salir a beber un café con Juan. Gabriel estaba siendo ridículo.

"Me creas o no, Yo sé lo que quiero" dijo el castaño con orgullo, "Sabía lo que quería cuando tenía 17 y sigo haciéndolo".

Gabriel enarcó una ceja, luciendo más engreído ahora.

"¿Así que volvimos a esa noche, eh? Pensé que ya no volveríamos a hablar de eso". El idiota le sonrió con suficiencia. Renato casi se inclina a quitarle esa estúpida sonrisa del rostro.

"¡N-no lo haremos! Ese ni siquiera es el punto, Dios- ¿por qué estás siendo tan- así todo el tiempo?" Renato señaló el espacio entre sus cuerpos, ignorando la urgente necesidad de besar al rizado. La puta madre, Fausto tenía razón.

El castaño quería golpear y cogerse a Gabriel al mismo tiempo.

"¡Porque me seguís alejando cada vez que quiero hablar con vos, y después andas consiguiéndote citas con pelotudos como ese tal Juan!" dijo el mayor con un tono de voz más alto, lucía tan enfurecido como Renato.

"¡Esas dos cosas no tienen nada que ver!" el castaño casi gritó en respuesta.

"¡Si, si tienen que ver, pero vos sos un pendejo orgulloso que no lo quiere ver!"

Renato agarró a Gabriel de la camisa, acercándolo hasta que pudo presionar su boca en la del rizado. Estaba enojado y confundido, y más que dispuesto a sacarse toda esta ira con una buena cogida si eso era necesario, porque todas estas discusiones ya se estaban volviendo ridículas. Por un momento pensó que el  rizado lo iba a alejar, pero Gabriel lo sorprendió, subiendo sus manos para acunar el rostro del menor y devolverle el beso.  No se parecía en nada a su primer chape. Esta vez Renato no estaba tratando de impresionar al mayor o intentando hacer durar el beso. Esta vez sólo quería morder, empujar y ganar, encontrar la forma de dejar en claro con acciones lo que no podían expresar con palabras.

Gabriel debía estar pensando lo mismo cuando una de las manos que sostenía su cara se deslizó por su mejilla hasta su nuca para agarrar un puñado de su pelo y tirar suavemente, haciendo que el castaño gruñera en el beso y mordiera el labio inferior del rizado como respuesta. El chape furioso probablemente duró menos de lo que Renato pensaba. El sonido del celular del castaño fue el que hizo que se separaran y terminaran el chape, el menor miró la pantalla encontrando el nombre de su hermano.

Se pasó la mano sobre los labios y luego miró a Gabriel, quien estaba respirando agitado y mirándolo intensamente.

"No soy un pendejo orgulloso" dijo Renato antes de dar la vuelta y caminar hacia el hotel, escuchando como Gabriel lo seguía de cerca. Estaba seguro que había escuchado al rizado murmurar "Claro que lo sos", y estuvo a punto de girarse para empezar el segundo round, pero mantuvo la compostura hasta que llegaron a la suite.

La habitación era más grande de lo que Renato se esperaba, y había muchas más personas también. Pudo ver a Gastón y Andrés con otros chicos que el castaño apenas recordaba, además de un montón de personas que nunca había visto en su vida. Se imaginaba que eran compañeros de trabajo de Valentino.

Renato se acercó a decirle hola a Valen, quien tenía pinta de haber bebido un montón pero parecía tan feliz de verlo como siempre, abrazándolo apretado y poniendo una cerveza en su mano. Al parecer todo el show de las strippers ya había ocurrido – fantástico en su opinión – así que después de hablar un rato con su hermano se fue a sentar solo a la parte trasera de la habitación. No tenía ganas de socializar con nadie y lo único que deseaba era estar solo y sentirse un poquito más sobrio – a pesar de que no se sentía ebrio en absoluto – para poder pensar en todo lo que había ocurrido.

Volvió a besar a Gabriel. Y tal como había pasado hace algunos años, Gabriel le devolvió el beso.

Además el rizado había rechazado una cita por él y dijo que el hecho de que Renato lo alejara y que coqueteara con Juan – cosa que no había ocurrido – estaban relacionados. No sabía qué hacer con toda esa información, no tenía idea por dónde empezar.

Al otro lado de la habitación, pudo ver a Gabriel sentarse al lado de Valen, bebiendo algo y lanzándole miradas a Renato cada ciertos minutos. Renato se atrevió a observarlo de vuelta en algunas ocasiones, pero no hacían nada más que mirarse el uno al otro cuando sus ojos se encontraban.

Fausto llegó casi una hora después, sentándose al lado de Renato y robándole la cerveza para darle un largo trago. "Che, se te va a freír el cerebro si seguís pensando tanto" bromeó, dándole una palmada a la espalda del castaño. "¿Tiene algo que ver con las miradas de asesino en serie que te está mandando Gallicchio?"

Renato intentó contarle a Fausto lo que había pasado sin hablar demasiado alto. No quería que ninguno de los amigos de Valentino escuchara, pero con la música y las voces tan altas apenas le pudo contar a su amigo los hechos más importantes. Juan lo trajo en su auto, lo invitó a salir, Gabriel apareció para detener toda la situación y chaparon.

Cuando Fausto le preguntó por qué no siguieron chapando con Gabriel, se dio cuenta que en realidad no tenía idea. Podría haber seguido besando a Gabriel después de la llamada, y algo le decía que el rizado hubiese estado dispuesto a seguir. Fausto pensaba que tal vez Gabriel también quería cerrar un capítulo en su vida con Renato y por lo tanto, también quería garchar con él. El rizado estaba dando todos los indicios que sugerían que Fausto estaba en lo correcto. El castaño no estaba seguro de qué pensar, así que siguió bebiendo y dejó que su amigo hablara de cualquier cosa para dejar de pensar en Gabriel por un momento.

En algún punto de la joda, Renato se sintió muy cansado y no pudo más, sin importarle lo penoso que se viera durmiendo en el sillón el castaño se acomodó para dormir. Fausto le revolvió el pelo y se levantó del sillón para que el castaño se pudiera recostar más cómodo. No importó lo alta que estuviera la música ni toda la conversación que fluía en el aire, Renato se durmió en menos de 10 minutos.

Cuando despertó algunas horas más tarde para acomodarse en el sillón y encontrar una mejor posición para que no le doliera tanto el cuello, se dio cuenta que tenía una chaqueta encima haciendo de manta. Estaba muy aturdido como para cuestionar de donde había venido la chaqueta, ni siquiera estaba seguro si era suya o no, así que se la enroscó alrededor del cuerpo y volvió a caer en un sueño profundo. Tenía la impresión de que luego de eso alguien lo tomo en brazos, pero no se molestó en despertar, quizá estaba soñando o el alcohol finalmente se le había subido a la cabeza.

Renato despertó una vez más casi a las 6 de la mañana, y para su sorpresa se encontraba en su propia cama. Miró alrededor y se dio cuenta que todavía estaba oscuro en el exterior, apenas podía ver un poco más allá de la espalda de Fausto en la otra cama. Se giró en la cama y notó que todavía tenía la chaqueta envuelta alrededor de él bajo las sabanas.

Cuando miró hacia abajo y enterró su cara en la prenda, reconoció el olor inmediatamente. Era de Gabriel.

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Bueno gente! Ahora seguiremos con el penúltimo capítulo. Espero lo hayan disfrutado tanto como yo traduciéndolo y adaptándolo 😘

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