Capítulo 1.

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—Mmm, ¿quién sigue? Ah si, Shindou— habló el profesor, revisando la lista de estudiantes desde su propia mesa con atención—. ¿Por qué no haces el trabajo con Kirino? Ustedes dos me han traído muy buenos proyectos.

Y sin esperar respuesta, los anotó.

Si esto hubiera pasado mucho antes, entonces a Kirino y Shindou les hubiera hecho muy feliz el hecho de trabajar juntos, quizás hasta se habrían dedicado una mirada cómplice. Pero ahora era diferente.

Kirino no pudo evitar que sus mejillas se tornaran rojas. ¿Por qué el mundo era tan cruel? Con lo que se había esforzado todo el mes para evitar mirar al castaño a la cara.

Sin embargo, Shindou no se quedó callado. Al contrario, se puso de pie y con su tono de voz serio hizo notar su desacuerdo.

—¿No podría hacerlo con alguien más, profesor?

Kirino habría mentido si hubiera dicho que eso no le había dolido. Desvió la mirada hacia la ventana, intentando marcharse mentalmente lejos del salón.

El profesor soltó una risa.

—Oh vamos, ¿están peleados?— algunos estudiantes
rieron—. Quizás en el próximo trabajo, Shindou, pero ya te he anotado con Kirino. Espero su proyecto para el próximo lunes.

Y siguió nombrando las parejas para el proyecto de manuales. Shindou se sentó, suspirando con frustración.

El Lunes... Aquel día era jueves. Significaba que tenían tan solo tres días para hacerlo.

Rayos, el profesor no tenía ni idea de la tormenta que desataría poner a Kirino y Shindou juntos.

Con cierta tristeza, Kirino se perdió en las palabras del profesor.

Nada volvería a ser lo mismo, no desde el siete de junio.

....

Kariya soltó una gran carcajada sin tapujos al escuchar el "gran problema" que Kirino le contaba dramáticamente.

—¡No es gracioso!— el pelirrosa se cruzó de brazos, poniendo una expresión molesta.

—Claro que si, senpai— Kariya se limpió una lágrima falsa—. Al final, no podías escapar por siempre. Eso me lleva a...

Kirino lo interrumpió, adelantándose a su pregunta.

—No Kariya, no te diré lo que sucedió el siete de junio.

Kariya hizo un puchero.

—¡Senpai!

—No, me lo llevaré a la tumba.

Y así sería. De solo recordarlo sufría escalofríos. Además lo había prometido. No lo diría.

Ahora, caminaba junto a Kariya por los pasillos para ir a dejar al menor a la práctica de fútbol.

—¿De nuevo no te quedas?— el peliazul frunció el ceño.

Kirino medio sonrió con nerviosismo.

—Lo siento, tengo trabajo en el templo.

Técnicamente era verdad.

—A este paso vas a volverte calentador de banquillo por faltar tanto a las prácticas— se burló Kariya—. ¿O es por Shindou? ¿Es para evitarlo acaso?

Secretos | TakuRan.Where stories live. Discover now