Yoon [✿ 2]

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Sus ojos color avellana se veían caídos y cansados. Me pregunté entonces; ¿Había dormido bien? ¿Qué había sido de ella?

Su presencia me aceleró el corazón al instante; sin darme si quiera un momento para tomar el respiro. Aún de pie en la puerta con sus ojos recorriendo mi cuerpo, mi asqueroso cuerpo, el cual había maltratado estos años; me observa decaída y triste, y sabía que me lo merecía, merecía un regaño de su parte, pero también merecía una explicación por su llegada después de tantos años de ausencia.

No quise acelerar su mente para tratar de calibrar algo, la dejé observar hasta que sus ojos se limitarán a seguir. Ella pareció haberse aburrido de mi interior cuándo comenzó a parlotear en mis cuatro paredes, se adentró con pasos sigilosos a mi zona de confort, deslizó las yemas de sus dedos por mis paredes blancas y tocó las esquinas de estas con suavidad.

La miré sin decir nada, con la mente hecha un lío de preguntas.

— ¿A qué se debe tu visita, Nia?— al pronunciar su nombre, el corazón me aceleró con fuerza absoluta. Mis labios temblaron y mi voz se quebró, no sabía el por qué de mi comportamiento. Pero lo que si sabía; era que estaba sediento de respuestas.

¿Cómo me había encontrado después de tantos años? ¿A qué se debía su visita?

Tardó en responderme, y yo solo podía ver su espalda andar por mi habitación mientras ella observaba cada parte de mi ser, todo, absolutamente toda mi vida estaba ahí, en estas cuatro paredes, y ella más que nadie sabía eso.

—No te has alimentado bien, Yoon Gi— y aquello era mi delirio, sus dulces labios pronunciar mi nombre, aquello me volvía loco en cualquier sentido, sin embargo, había evadido mi pregunta con un reclamo estúpido.

Sentado en mi cama, con sábanas blancas, le miré con el ceño fruncido. Mis manos se hundieron en las telas mientras estrujaba mis dedos con esta.

Quería respuestas y ella no iba a dármelas.

Cuando estaba a punto de responder, ella se giró para verme. Su falda rosa hasta las rodillas me hizo caer en cuenta que mi niña de ojos azabache se había ido a la mierda, sus polera gris me recalcaba que iba a morir si practicaba mis pensamientos impuros con ella. Aquel cabello castaño del cual caían superficies rebeldes por su frente me repetía una y mil veces que la besara.

—No me has respondido, Min Yoon Gi. — sus ojos no dieron con los míos y sus labios rosas delgados temblaron al pronunciar mi nombre.

Tenía miedo.

Y sabía el porque.

Seguro que mis padres se habían encargado de contarles toda la jodida historia de mi pasado, pero con más exageración. Debía asegurarlo.

—Me da gusto verte, Nia—si ella evadía mis preguntas, yo saltaría sus respuestas.

Le sonreí con malicia mientras ella daba pasos lentos hacía mí.

Contuve su mirada dulce por unos segundos. Solo unos segundos.

—Hice una pregunta, Min Yoon Gi — me espetó molesta, ya no tan lejos de mi. La distancia era poca y mi paciencia también.

—Y yo la hice primero, lo justo sería que me respondas. — sin morderme la lengua le reclamé. No me contendría una vez más en perderla.

—Tu padre me ha llamado. Eres un estúpido— tampoco se mordió la lengua al alardear. Su distancia era poca pero no para intimidarme. Miré sus pequeños y regordetes labios humedecerse mientras ella hacía de las suyas, sus ojos no traían alguna pizca de inocencia-; sigues siendo un idiota, causando problemas ¿eh? —

—Cierra la boca, tu qué sabes. — mis manos tocaron parte de sus pechos para alejarla, tambaleó un poco al recibir mi empuje pero en menos de un instante repuso su compostura.

—Sé más que tú— farfulló con egocéntrico—. Sé que eres un idiota que quiere hacer que todas las chicas chupen tu poll...

—Bien, bien, si me conoces— le interrumpí con total sarcasmo—; creí que me tendrías miedo, ya sabes, abuse de unas chicas, he matado animales a sangre fría solo para deshacerme del estrés y...

—¿Debería temerte?— preguntó alejándose de mí, caminó por la habitación como si buscará algo—; para mí eres el mismo Yoon Gi. Tus padres me han estado llamando últimamente toda está semana, ¿sabes lo molesto que es eso? Joder, tengo que lidear con ello. — sus manos siempre eran inquietas. De regreso a mí.

—¿Qué te han dicho?— pregunté esperando cualquier cosa estúpida de mis padres, sabía que se empeñarían en hacer un drama.

Su cuerpo se dejó caer en mi cama y su cabello llenó de alegría mi sombría de sábanas blancas. Estiró sus brazos por todo el espacio libre.

—¿Tengo que repetir de nuevo que eres un idiota?—  sus ojos sin mover su cuello me observaron con aquel brillo de burla—; tus padres suelen ser muy estrictos pero creo que tenerte aquí encerrado te alivia un poco, a mí me gusta la soledad ¿a ti no, Yoon Gi?— me encanta.

La veo con enojo por ella gozar de su soledad cuando quisiese, sin embargo yo tenía que soportar visitas.

Masajeo mi cuello y paso mis ojos por la habitación buscando una respuesta. Tal vez la soledad fuese mi amiga incondicional pero antes de ella estuvo Nia, mi amiga en todos los sentidos, mi compañera en todas las cosas.

—Nia, me encantas tú por encima de otra cosa

Y haría cualquier cosa por tenerte solo para mí como antes.

Psic0patā; myg (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora