6. Invasión de mariposas

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X EDITANDO X

*Alba*

Sentía como mi cabeza iba a explotar de tanta inquietud, necesitaba saber si estaba bien.

Había descubierto que tenia una relación de amor odio con la puerta, no se abría cuando quería y de verdad tenía la necesidad de que se abriera en este momento y creo que alguien me escuchó.

Alguien abrió la puerta haciendo que cayera de espaldas contra el suelo, encontrándome tumbada boca arriba en unos segundos.

-Hola...-susurré a la persona que me veía desde arriba.

-Señorita Reche, ¿que hace ahí?-me preguntó el médico mirándome con una sonrisa, alargandome la mano para ayudarme a levantarme.

-Me he caído- dije soltando una carcajada por primera vez en mucho tiempo.

Ver por el hueco de la puerta, la imagen de su cuerpo tumbado en la camilla, me trajo de nuevo a la realidad.

-¿Como está?-pregunté con seriedad.

-Está dormida, pero ya no está sedada despertará pronto-dijo con tranquilidad.

-Puf...menos mal- dije entre suspiros, ahora más tranquila-¿Puedo entrar a verla?

-Puedes-me concedió dejandome pasar por su lado.

Entré despidiéndome del médico mirando a la habitación viendo la situación. Pablo ya no estaba allí, María me había contado que estaba en otro cuarto en observación.

Natalia estaba en la misma cama, en cambio tenía una expresión tranquila y relajada, le habián vendado, y tapado con una manta.

Observe la habitación, encontrando un sillón al lado de la cama y decidí sentarme allí.

Agarré su mano, pasando los dedos por los trazos de tinta que dibujaban ese precioso tatuaje en su mano derecha y empecé a acariciar suavemente llegando al límite de la tinta haciendo pequeños circulos en el dorso de su mano.

Me alarmé al notar un lento movimiento de su parte, alejando rápidamente mi mano, mirando su cara temiendo descubrir sus ojos abiertos.

-Uf...- suspiré de alivio encontrándolos completamente cerrados.

Al ver que no despertaba, seguí observandola, empezando a acariciar su corto pelo, llegando hasta el límite de su flequillo con corte recto. Pasando mi dedo por sus cejas, por nariz,perfilando sus pomulos, notando sus mofletes, llegando a su mandíbula.

No se por que lo hice pero acerqué mi boca a su mejilla dejando un corto beso, quedandome mirando su cara de a centímetros de la mía.
Me acerqué más abrazándome a ella, dejando mi cara escondida en su cuello, aspirando su olor.

Levanté la vista encontrándome a centímetros su boca entreabierta dueña de esos labios rosados.
Mi mirada recorrió toda su cara bajando poco poco de nuevo a ellos, eran hipnóticos.

Y de nuevo no detuve mi cuerpo, perdiendo el control y me acerqué a ellos, rozandolos levemente, un beso robado demasiado corto para mi gusto pero lo suficientemente largo para notar las mariposas en mi estomago.

Pero mi experiencia se terminó cuando note una suave respiración en mi oido, oyendo un suspiro y viendo como Natalia se empezaba a mover debajo de mi.

Me levante con cuidado con miedo a hacerle daño y busque algo para disimular, encontrando mi móvil encima del sillón donde anteriormente estaba sentada.

-¿Se... señorita Reche?pronunció Natalia con la voz más ronca de lo normal- Hola...

-Hola...-susurré nerviosa- Dime

-¿Podría decirme que ha pasado? Y por que estoy tumbada en esta cama semi desnuda-preguntó transmitiendo confusión con la mirada.

Se intentó levantar poniendo rápidamente una mueca debido al dolor al doblar la espalda.

-Joder...duele- exclamó adolorida.

Me levanté empujando su hombro mirandola seriamente, volviendo a tumbarla.

-Te han disparado- fije con un tono duro-Asi que necesito que te quedes tumbada, ¿entendido?-pregunté cambiando mi cara a una más relajada.

-Vale-finalizó acomodándose en la cama.

Volví mi mirada al móvil intentando evitar el silencio incómodo que se había formado.

-Señorita Reche- me llamó rompiendo el silencio-¿puedo hacerle una pregunta?-preguntó sin llegar a mirarme.

-Si...claro, dime-respondí mirando distraída la pantalla del móvil, disimulando

-¿Por que esta aquí?preguntó directamente mirándome curiosa.

-Eh...pues...-no sabía que decir- Estaba preocupada por ti -decidí soltar levantando la mirada.

-Oh...bueno gracias y perdón por preocuparle-dijo bajando cabeza avergonzada, ligeramente sonrojada haciéndome reir.

Me quedé embobada mirando su nuca rapada, le habían hecho una coleta desordenada dejando ver su cuello libremente, pasando los minutos.

-Señorita-me llamó de nuevo con una mueca de confusión-¿ Voy a ser siendo su guardaespaldas?

-¡Claro!-exclamé ligeramente exaltada.

Formó una sonrisa de lado mirandome divertida.

-Pero primero tienes que recuperarte totalmente de este accidente-me acerqué a ella sentándome más cerca.

-Puedes tomarte el tiempo que quieras para recuperarte, yo confío en ti y quiero dejar mi vida en tus manos-dije mirandola fijamente sintiendo la intensidad de la suya.

-Que cursi soy de verdad...- susurré escondiendo la cara en mis manos al darme cuenta de lo que había dicho

-Alba, te ves muy mona sonrojada-dijo soltando una sonora carcajada.

-¡Nat!-exclamé sonrojandome aún más, golpeando suavemente su hombro sin hacerle daño- joe...no digas eso.

-¿Nat? -preguntó mirándome divertida haciéndome mirar a otro lado- Me gusta.

Asentí correspondiendo su sonrisa alargando mis labios en una sonrisa tímida.

Observé como ella se movía hacia un lado, dejando un pequeño hueco a su lado.

-Alba...eh- dijo poniéndose de repente nerviosa-¿ quieres tumbarte conmigo?- dijo mirándome con una pequeña mueca.

-Cla...claro si a ti te apetece- tartamudeé levantándome del sillón notando mis piernas temblar, nerviosa.

Me senté a sus lado notando al instante su cabeza apoyada en mi hombro sintiendo de nuevo mariposas en mi estómago.

Esto es demasiado para mi...¿ qué me estás haciendo?

 Protect You|| AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora