Veintiséis

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Cuando Jungkook despertó eran casi las 11 de la mañana, y tardó varios minutos en comprender quién era y dónde estaba luego de varias horas de sueños extraños, mejor dicho pesadillas. Pero una vez que logró reaccionar, los recuerdos de la noche anterior acudieron a su mente como una estampida y por un momento hubiera deseado mantenerse en ese estado de desconocimiento total hasta el final de los días, porque pensar en todo lo que había pasado era demasiado para que pudiera soportarlo, más aún tan temprano, cuando apenas se despertaba. Aturdido, buscó su teléfono a tientas en la cama sin atreverse a abrir los ojos -porque el dolor de cabeza era fuerte y ya intuía lo mucho que le dolerían los ojos con la luz que se colaba por la ventana-, hasta que dio con este y se lo llevó cerca del rostro, resignándose a parpadear porque claramente no podría comprobar la hora si no abría los ojos. Fue entonces que vio los mensajes que Taehyung le había dejado cuando se quedó dormido, y diablos, no tardó ni dos segundos en ponerse de pie dispuesto a ducharse a la velocidad de la luz para llegar a Cypher cuanto antes.

Se demoró exactamente 15 minutos en buscar ropa, ducharse y lavarse los dientes, porque el reloj de la sala apenas marcaba 11:10 cuando llegó después de bajar las escaleras de a dos escalones, ya vestido y listo para salir corriendo hasta la tienda de música al encuentro de Taehyung. Como era de esperarse un viernes por la mañana, la casa estaba vacía: su padre y Jiyeon trabajaban y su madre acudía a talleres de todo tipo, ese mes asistía a uno de manualidades con porcelana fría, de modo que Jungkook no tuvo que dar explicaciones de ningún tipo a nadie cuando se calzó las zapatillas y salió precipitadamente de su casa, encaminándose hasta la parada del autobús que lo dejaría a pocos metros de la tienda de música. La lluvia había parado a la noche, pero semejante tormenta había dejado tras de sí un día nuboso y gris, calles húmedas y clima ventoso, por lo que el pelinegro había tenido que salir armado con una chaqueta. Y el camino se lo pasó entero sumido en sus pensamientos, rememorando todos los acontecimientos del día anterior, desde el momento en el que se encontró con Taehyung bajo la tormenta por la tarde, hasta esa misma madrugada que había pasado hablando por teléfono con el chico, buscando una solución a todo lo que estaba pasando. Lamentablemente no habían encontrado ninguna, un poco porque Jungkook se pasó gran parte de la conversación llorando por las cosas que su hermana le había dicho, y otro poco porque por más que pensaran en algo, Taehyung igualmente tenía que irse con su abuela a Geochang la semana siguiente, por lo que poco importaba si de alguna manera milagrosa lograban calmar las cosas con Jiyeon.

Por eso habían decidido que seguirían viéndose durante esa semana sin que les importara una mierda todo lo demás, al fin y al cabo sería su última semana juntos.

(En realidad Taehyung prácticamente le suplicó a Jungkook que dejara los lloros y los remordimientos para después de que se fuera y que no se alejara de él ahora, porque lo necesitaba aunque fuese por siete días, y Taehyung sonaba tan desesperado que el pelinegro realmente no podía negarse. Además, por más mierda que se sintiera, Jungkook sabía a la perfección que él necesitaba del mayor con la misma urgencia, y por ese mismo motivo en ese momento se encontraba en camino a Cypher para decirle que aceptaba esa propuesta de cagarse en los demás y aprovechar el poco tiempo que les quedaba).

Tan perdido iba pensando en todas esas cosas que por poco se pasa de largo con el autobús, pero afortunadamente se dio cuenta justo a tiempo y logró bajarse en la esquina en la que debía hacerlo. Con el corazón latiendo como si acabara de correr una maratón, aceleró el paso y llegó rápidamente hasta la puerta del local, sin saber por qué repentinamente se sentía tan nervioso. Se permitió unos segundos para calmarse quedándose fuera del negocio, buscando a Taehyung con la mirada, y no tardó en encontrar la cabellera rubia en la sección de música rock, aparentemente acomodando los nuevos álbumes en el estante mientras escuchaba la música que salía de los auriculares que llevaba puestos. Por primera vez parecía ser que Taehyung no notaría su presencia y no le enviaría ningún mensaje del tipo "deja de espiarme y entra", demasiado concentrado en el trabajo que hacía y en las melodías que inundaban sus oídos. Y al ver a Taehyung ahí, tan cerca, después de todo lo ocurrido, nada más logró acelerar aún más los latidos de su corazón, tanto así que temió que este se le saliera del cuerpo en cualquier momento. Realmente parecía que su atolondrado corazón quería escaparse de su pecho y correr hacia Taehyung, por lo que no tardó un segundo más y simplemente entró a la tienda, caminando con paso decidido hasta el rubio.

Don't Tell Noona | vkWhere stories live. Discover now