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—¿No te gusta la lluvia?— preguntó ella.

—Claro, me gusta, solo prefiero evitar mojarme.

El sonido de las gotas chocando le era tan satisfactorio a Eun, que cerró los ojos y dejó salir una corta exhalación.

—Una vez leí una cita... "bajo la lluvia es fácil identificar a las personas felices por que no les importa mojarse"

—¿Crees que sea verdad?— preguntó tras un breve silencio.

Al abrir sus ojos se encontró con un Namjoon curioso mirándola fijamente. Eun pasó saliva como si eso pudiera evitar el revoloteo en su estómago, a lo que prefirió mirar hacia enfrente.

—Tal vez una parte —continuó— creo que llega un momento donde nada te importa y mojarse es la menor de tus preocupaciones, tanto que incluso podrás sentir como la lluvia se lleva todos tus problemas, incluso siendo teóricamente.

—¿Qué es lo que tú quieres que se lleve?

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Los meses se fueron como el agua en sus manos, cada semana lucía más delgado, comenzaba a perder musculatura. Claro que el desgaste no era solo por fuera; su estómago se llenaba con tan solo ingerir algo mínimo, el cuerpo le dolía como si hiciera ejercicio todos los días o el frío le calaba hasta los huesos.

Al salir del baño prosiguió a ponerse ropa interior para poder volver a la cama, una bandeja de comida que llevaba ahí la mitad del día le abrió un poco el apetito; mordió un pedazo de sandía luego la devolvió a su lugar.

Tiró de la cobija hasta cubrir su nariz utilizando sus manos para reposar su cabeza, cuando iba cerrar los ojos una foto que Yoongi capturó en el cumpleaños de Eun captó su mirada.

Con el corazón apretujado estiró el brazo hasta sostenerla, como si fuera ella y  deseando poder tenerla de nuevo, la pegó a su pecho mientras unas lágrimas escapaban a su piel y así fue hasta caer profundamente dormido.

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Yoongi sacudía de un lado a otro el cuerpo de Namjoon; el cual ni siquiera solía ser difícil de despertar sino fuera por sus complicaciones de sueño últimamente. Cuando logró que este abriera los ojos se sentó a su lado de la cama.

—¿No quieres ir a ver el río o algo?

—No.

—Estuve pensando que tal vez tengas cosas que hacer —volvió a hablar lo más calmado posible.

—Asi estoy bien.

—Me importa una mierda, te levantas o te levanto a golpes.

Namjoon dió un respingo y lo miro a los ojos confundido, sin saber bien como reaccionar, por que sabía perfectamente que su amigo no hablaba en broma cuando de violencia se trataba.

—Necesito cambiarme —respondió aún desconcertado.

—Si tu trasero no está afuera en 10 minutos yo lo haré por ti —antes de salir miró de nuevo a el platinado— ¿Por que te ves como vagabundo?
— hizo un pequeño puchero y salió del cuarto.

Presentía que algo andaba mal. Yoongi se la pasaba atrás de el como si fuera su hijo tan solo ayer, cuidando que no se ahogara con la sopa o durmiera durante todo el día.

¿Su cabello no está más corto?

—Estoy listo— extendió sus brazos con el abrigo puesto el cual le bailaba en su cuerpo, confirmando la condición del mismo.

Seguido fue empujado por el azabache directo a la salida.

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Sin prisa caminaba con las manos en sus bolsillos, de vez en cuando jugaba con los charcos o con el vapor que emanaba de sus labios.

Antes de salir le preocupaba cuánto le dolía su cuerpo y el trabajo que tan solo el cambiarse de ropa le resultaba. Hasta hace unos minutos.

Miró su cuerpo de arriba a abajo mientras lo repasaba con sus manos esperando sentir algún indicio de dolor. Ante su extrañeza comenzó a brincar intentando dar pasos más fuertes; pero nada. Lo único que quedaba como evidencia, era su peso.

Al levantar su mirada de nuevo a su alrededor, varios ojos le veían, algunos otros lo rodeaban.

¿Por qué siempre tienes que avergonzarte?

Hizo unas reverencias rápido a diferentes lados como disculpa y así huir de ahí lo más rápido posible.

Transcurrió el tiempo y Namjoon seguía sin rumbo entre calles; había un lugar el cual no salía de su cabeza y a pesar de eso no estaba seguro en que tan buena idea sería ir.

Permaneció en medio de la vereda debatiendo dentro de si. Antes de poder arrepentiste dió el primer paso sin hesitar.

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Al llegar a su destino sus pensamientos se ahogaron con la nostalgia.

Tras contemplar lentamente el lugar, de pronto su cabeza le empezó una mala jugada; se veía ahí a lado del Río, caminado con una gran sonrisa entrelazando su mano con Eun. Ambos riendo mientras mecían sus brazos.

Su quijada estaba tiritando, no paso mucho para que su cuerpo se estremeciera. Llevó sus manos a la cabeza con fuerza, ante su desesperación cerró sus ojos, entre tanto su respiración se agitaba en cada segundo.


—Disculpa ¿Te encuentras bien?

Los ojos de Namjoon se abrieron tan rápido como al cerrarlos. Dejó de respirar o al menos eso parecía; aún con sus manos en la cabeza levantó su rostro lentamente hasta encontrarse frente a frente a la dueña de esa voz.

Debo de estar alucinando.



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