wolfstar - one

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| 01: astronomy tower |

Remus siempre se había sentido fascinado por las estrellas. Desde que sabía leer, había intentado saber tanto de ellas como pudiera. Los libros de Astronomía de la clase y las noches en las que se pasaban estudiando los astros de los cuales Remus estaba maravillado, no habían hecho más que apoyar ese punto.

Las constelaciones, uniones, mapas e historias que rodeaban a las estrellas eran cosas en las cuales Remus se mantenía leyendo todo el rato. Los mitos sobre la constelación de Orión o el Can Mayor lo mantenían despierto en las noches. De pequeño lo que lo mantenía despierto era averiguar que eran las estrellas y porque no se caían del cielo. Había deseado con tantas ganas que de caer una, fuera en su jardín

Y las únicas cosas con las que se sentía igual de asombrado eran el chocolate, los encantamientos y Sirius Black. Que el chico que le gustaba se llamara como una estrella solo hacia que Remus casi rodara los ojos ante la ironía. 

Todo había comenzado con las transformaciones mensuales debido a su licantropía.

Recordaba como James, Peter y Sirius se disculpaban con él por no poder estar allí. Como Sirius parecía tan enojado consigo mismo que incluso lo encontró llorando en la Torre de Astronomía. Pensó que era algo sobre su conflicto con su madre y Regulus. Pero cuando se lo contó a James, este casi explota en carcajadas. Remus ni siquiera lo pensó e inició su búsqueda por todo el castillo. Al encontrarlo en esa parte del colegio, tan destrozado, tan mal, tan triste, Remus se dio cuenta que sentía otra clase de cariño por Sirius. Porque le había destrozado verlo asi y peor aun que él fuera la razón.

Pero claramente, no le había dicho nada a Sirius desde entonces. No respecto a que se pasaba las clases de Historia de la Magia viéndolo. No respecto a que su cabeza rondaba en torno a él casi todo el día. Y no era porque tuviera miedo a la respuesta del pelinegro, simplemente no le veía futuro a eso.

Vale, tal vez si estuviera un poco asustado.

Pero no podían culparlo. El ojigris había estado en algo con medio Hogwarts. Todos lo sabían y a nadie le afectaba (a Remus si, por razones obvias, pero en verdad ¿tenía derecho a celarlo? No. Tema zanjado). Casi todos habían tenido su porción de Sirius Black. Menos James, Peter (obviamente) y él. Y los profesores. O eso esperaba.

Así que desde que se había enterado de que Sirius venia de Sirio había ido directamente a la biblioteca y había buscado su historia. Luego se entero que casi todos los Black tenían nombres de estrellas o constelaciones y de ahí en adelante, no podía ver a su amigo sin imaginarse como decidiría ponerle él a su hija o hijo, cuando formara su familia. Porque aunque se había enrollado con chicos, el pelinegro les había dicho que pensaba sentar cabeza con alguien, una buena chica.

Tal vez Lyra, era una pequeña pero preciosa constelación. O tal vez Andrómeda, como la única prima que apoyaba a Sirius.

Y tal vez, después de todo, Remus era algo masoquista. Porque sabia que después del colegio, Sirius no pasaría el resto de su vida con un chico y menos con él.

Lo cual lo llevaba a ese momento, a casi media noche, después del toque de queda, deseando haber traído un suéter y viendo las estrellas, estaba Remus. Pensando en Sirius, su cabello terriblemente negro, sus ojos como de plata líquida y la maldita cualidad de no-sabia-que sumando el cielo estrellado de aquella noche que hacia que se perdiera entre ideas medio conectadas y astros que desearía tocar,

wands & butterbeersWhere stories live. Discover now