Capítulo 9.

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“No te vayas”. Sus palabras habían sonado tan dulces, tan sinceras. Hoseok contempló al chico entre sus brazos. Durante esas dos semanas había permanecido a su lado, de manera invisible para que no pudiera verlo tal como él quería, sólo contemplándolo. Ese mismo día su madre le comentó lo que Hyungwon había dicho, le agradeció internamente por dejar su timidez a un lado para hablarle de eso. Por ese motivo regresó esa noche, para verlo… y escucharlo decir su nombre fue la clave para mostrarse ante él, al menos por unos minutos.

Luego de diez minutos Hyungwon pareció dormido entre sus brazos. Se acercó a su cuello respirando su aroma dulce y besó su piel en esa área del cuerpo. El joven no despertó. Hoseok se retiró de su lado, dejaría que Hyungwon pensara que había sido un sueño, no podía seguir involucrando al pequeño humano en su vida por más que deseara tenerlo cerca y besarlo una y otra vez. Simplemente no podía ser tan egoísta y arrastrarlo en su mierda.

—Buenas noches, ángel.—Hoseok se separó de él para después dirigirse a su salida habitual, la ventana.

Lo miró por última vez. Si se presentaba en otra ocasión no se dejaría volver a ver de nuevo.

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Hyungwon abrió sus ojos, esa noche había dormido muy bien. Recordó lo que había ocurrido, sonrió inevitablemente y se giró. No había nadie ahí. Miró hacia la ventana, estaba cerrada, ¿Hoseok se había ido? ¿De verdad estuvo ahí? No podía asegurarlo.

—No estoy seguro, pero… fue tan real, tiene que serlo.—se sentó en la cama con las piernas cruzadas. Nunca antes se había sentido tan deseoso de ver a una persona, necesitaba encontrar al rubio y decirle cómo se sentía.—Si se lo digo, ese pervertido intentará algo. Una cosa es que me guste y otra que permita que me toque de esa manera.

Sus mejillas se tiñeron de rosa, las manos de Hoseok eran diestras en el arte de tocar, tan sólo recordarlo, en su piel lo recorría una descarga eléctrica, a su cuerpo le encantaba sentirlo, pero su razón claramente se negaba a aceptarlo.

—¿Qué hago?, ¿voy a buscarlo?

Hyungwon se metió a bañar, y al cabo de media hora ya estaba listo. Bajó a la primera planta, su padre se había ido a trabajar y su mamá estaba en la cocina. La saludó besando su mejilla.

—Mamá, ¿puedo ir a pasear al pueblo?

—¿Pasear?, ¿qué hay de interesante hoy?—preguntó mientras acomodaba algunos platos.

—Bueno, quería caminar por ahí, también aprovecharé para buscar a un amigo.—se sinceró.

—Está bien, regresa antes que tu padre, por favor.—le pidió. El asintió besando nuevamente a su mamá como agradecimiento, y luego de desayunar salió feliz en busca de Hoseok.

Recorrió el pueblo sin ningún éxito. Incluso fue a la iglesia, pero Hoseok no estaba ahí, ¿dónde vivía? El pueblo no tenía muchas viviendas, pero sí era extenso. Hyungwon observó un camino que daba al bosque, la carretera lo atravesaba, la que iba rumbo a la ciudad más cercana. El castaño se decidió, había escuchado que fuera del pueblo había casas también, quizá Hoseok vivía en una de ellas. Hizo lo que nunca antes se hubiera atrevido, salir del pueblo solo, y todo por buscar a un chico.

—¿Qué camino debo tomar?—se preguntó mirando la carretera y después un camino de terracería que se introducía más hacia dentro del bosque.—, supongo que si sigo la carretera terminaré saliendo del pueblo. Voy a ir por aquí.

Se encaminó siguiendo la terracería que lo llevaba más adentro. Cuanto más avanzaba, más se arrepentía de haber salido de casa. Se estaba tornando muy oscuro debido al follaje frondoso que tapaba al sol, las ramas se movían violentamente a causa del aire y se golpeaban unas a otras logrando un ruido que le erizaba la piel. Se cubrió los ojos al sentir a un cuervo revolotear por unos segundos sobre su cabeza. Cuando se hubo ido quitó sus manos de su visión, lo que vio después lo dejó helado.

That boy is a monster.Where stories live. Discover now