bloom ¡! todobaku [bnha5]

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bakugo repiqueteó los dedos contra el marco de la ventana. era un sonido irritante, que ya lo había sacado de quicio, pero no podía detenerse por la simple razón de que los nervios le consumían. tenía dos pares de ojos sobre él, unos más impacientes que los otros, incitándolo a hablar.

¿desde cuándo era tan inseguro?

soltó un suspiro. sintió el pecho pesado cuando se llenó de aire y luego volvió a la normalidad.

—hemos investigado bastante sobre la maldita flor  —soltó sin poder evitarlo, sintió la mirada de todoroki fulminándolo—, pero no hay ningún libro que diga lo que necesitamos saber.

por la mirada de todoroki rei, bakugo dedujo que ella ya sabía lo que necesitaban. todoroki se había sentado en una silla, a un lado de la cama de su madre, pero bakugo permaneció de pie incluso cuando tenía un sofá individual a su lado. esa mujer, tan dulce y seria a la vez, delicada como un cristal, le ponía los pelos incluso más de punta que de costumbre.

todoroki tomó a su madre de la mano, dándole un suave apretón.

—necesitamos saber el antídoto del hechizo —suplicó—. ¿qué debemos hacer? ¿destrozar la flor...? ¿o quizá encontrar otra con el efecto contrario? kat...- bakugo no soportará mucho tiempo así.

el mencionado reprimió una tonta sonrisa que se quiso deslizar por su boca al escuchar aquel apodo. vio la flor en las manos de rei brillar con intensidad.

ella sonrió de lado, con un tinte de tristeza.

—me temo que será más complicado que eso, cariño.

—no importa —dijo, decidido—. haremos todo lo posible para que no vaya más lejos.

a bakugo le recorrió un escalofrío al observar su semblante tan decidido; ensombrecido. aún así, todoroki no perdía la delicadeza de sus rasgos que tanto lo caracterizaban.

—no lo entiendes —suspiró rei, tendiéndole la rosa a katsuki—. no puedes encontrar el antídoto.

la habitación permaneció en silencio un par de segundos. bakugo apretó la flor entre sus dedos, pero fue todoroki quien habló antes que él.  su ceño fruncido indicaba confusión.

—¿cómo...? ¡pero si tú lograste librarte de la influencia de la rosa!

—cariño, el poder sólo se debilitó porque no he visto a enji, también gracias al tratamiento psicológico —acunó el rostro de su hijo en una mano, sonriendo de lado—. es poco probable, casi imposible, que bakugo pueda lograrlo.

¿la vieja de todoroki me está subestimando?, gruñó para sí mismo. recibió una mirada de advertencia del chico bicolor.

—sólo conocen la mitad del funcionamiento de la flor —siguió hablando—. sí, quien toque el líquido se enamorará de la primer persona que vea... pero sólo si esa persona se enamora de la misma forma, el hechizo se rompe.

otra vez, silencio.

todoroki miró a bakugo y viceversa. parpadearon seguidamente, confundidos, intentando procesar la información que les había sido brindada. no pasaron ni dos segundos cuando bakugo dejó escapar una carcajada cargada de ironía.

las otras dos personas en la habitación lo ignoraron.

—pero, entonces, eso significaría que siempre será amor unilateral —alzó ambas cejas, recalcando algo obvio—. si yo me... enamoro de bakugo y el hechizo se rompe, él ya no sentiría nada por mí.

—no lo sé, shouto. como bien sabes, tu padre y yo nunca llegamos tan lejos.

bakugo sólo se masajeó el tabique de la nariz. todoroki, por su parte, se mantuvo callado -¿qué más podía hacer?- hasta que volvió a encontrar su voz.

—¿y si nada pasa? ¿y si jamás puedo sentir lo mismo que él? sería injusto para ambos permanecer atados toda una vida.

hubo otro momento de silencio en el que rei se movió incómoda entre las sábanas.

—es peligroso que alguien bajo los efectos de la flor se aleje de su enamorado. bakugo podría hasta volverse loco ante la falta de cariño.

todoroki tragó saliva. era exactamente eso lo que había sucedido con su madre, entonces. unió miradas con bakugo, quien lucía incluso más abatido que él mismo. 

—¿cuánto tiempo nos queda?

—mínimo dos semanas. máximo cuatro, quizás. tienes poco tiempo para derretir el frío corazón de mi hijo, bakugo katsuki.

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