Capítulo 8. Charla nocturna

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La luna llena se erguía imponente sobre el cielo estrellado. El grupo ya se había metido en sus respectivos sacos, pero Fū era incapaz de dormir. Habían pasado demasiadas cosas en ese día, muchas emociones y noticias que asimilar. Había pasado de vagar sola sin rumbo a tener un maestro que estaba dispuesto a enseñarla y a un compañero que comprendía lo que había pasado.

Una conocida voz en su cabeza le decía que no podía ser tan bonito. Siempre había un pero. Esa voz la había mantenido a salvo en muchas ocasiones, volviéndola desconfiada, manteniendo siempre un perfil bajo. Por un vez quería creer que sería lo contrario, que iba a tener un lugar donde volver y gente a la que le importara.

Permaneció en silencio varios minutos, hasta que habló el voz baja-. Naruto, ¿estás despierto?

- Si. No puedo dormir.

- Yo tampoco. Ha sido un día agitado...

- La verdad es que sí. Nunca pensé que ocurriría algo así...

Los dos se mantuvieron en silencio unos momentos, hasta que la voz de la niña volvió a oírse-. ¿Cómo es la vida en la Hoja?

- Pues es muy agitada. Hay mucho movimiento y gente. En la montaña están las caras de todos los Hokage que ha habido menos la última.

Naruto escuchó una risita proveniente de su izquierda-. ¿En la montaña? Eso es estúpido. ¿Quien querría ver la cara gigante de alguien en mitad de la piedra?

- Pues... No tengo idea. El Maestro Iruka decía que era para que la gente viera a todos los Hokage que han habido, que cada uno era distinto. ¡Algún día mi cara estará en esa montaña, ya lo verás!

- ¿Quieres ser Hokage?

- ¡Si! ¡Ser el Hokage significa ser el mejor ninja de la villa y que todos te reconocen como tal! ¡Ha sido mi sueño desde siempre!

Fū notaba la emoción en la voz de Naruto. Ella sonrió-. Es un objetivo muy difícil. Muy pocos llegan a ser Kages.

- ¡No voy a echarme atrás en lo que digo! ¡Es el camino que elegí como ninja!

La morena se quedó callada unos segundos mirando al cielo. Luego volvió a hablar-. Yo quisiera tener mi propio sueño, como tú...

- ¡No te preocupes por eso! ¡Seguro que lo encuentras! ¡Con nosotros vas a ver mundo, vaya que sí! ¡Sólo es cuestión de tiempo que descubras lo que quieres hacer!-. Naruto se irguió mientras decía eso, sonriéndole.

- ¡Tienes razón! ¡Voy a conseguir mi objetivo! ¡Quiero aprender todo sobre los ninjas, y seré una gran kunoichi!

- ¡Si! ¡Vamos a llegar muy lejos!

Los dos levantaron el puño a la vez. No sabían que Jiraiya había oído toda la conversación.

Al día siguiente, Naruto estaba muy indignado-. ¿¡Cómo que tengo que estudiar!?

- Un buen ninja se mantiene en forma tanto física como mentalmente, y tú flaqueas en lo segundo-. Fū estaba al lado de Jiraiya, con papel y lápiz en mano.

Con un suspiro de derrota, Naruto dejó caer sus hombros-. ¿Tengo que dar clases de la academia?

- Repasar lo básico nunca viene mal. Ahora crea un clon, vamos.

Fulminándole con la mirada, Naruto utilizó la Multiplicación de Cuerpos y apareció una copia exacta a él. El original se giró hacia Jiraiya-. ¿Y yo qué hago mientras?

- Quiero que comiences a practicar la Invocación hasta que te salga un sapo apto para la lucha como dios manda. Si necesitas algo, estamos ahí-. Acto seguido, se perdieron de vista entre los arbustos, con su clon aún con la cabeza baja.

- Estúpido ermitaño pervertido...-. Dijo el rubio en voz baja antes de morderse el dedo hasta hacerse sangre, y formar los sellos correspondientes. Acto seguido. puso su mano abierta en el suelo-. ¡Invocación!

Una cortina de humo apareció bajo su palma, y reveló un sapito no más grande que una pelota de Tenis. El Jinchuriki gritó de desesperación.

- ¡Otra vez nooooo! ¡Quiero un sapo grande!

El Zorro y el EscarabajoWhere stories live. Discover now