Su majestuosa canción, Liar.

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Brian estaba completamente perdido, su intención no era hacerle daño a Roger, no lo era. Pero lo hizo. Su amor era imposible, no podían estar juntos. Era imposible que una pareja homosexual caminase por el centro de Londres, en los años 70, si salían juntos y eso les pasaba, iban a sufrir, y Brian solo quería lo mejor para Roger.

Llegó a casa, cabizbajo, triste, y malhumorado, con todo el mundo, con la sociedad en general. ¿Por qué era tan complicado aceptar a gente con diferentes preferencias sexuales? Le dolía, le dolía por qué si no estuviera mal visto, el guitarrista y el batería, ya serían pareja.

Se tumbó en la cama, cerró los ojos e intentó poner su mente en blanco. Estaba harto de problemas, decepciones y estrés. Quería que todo eso se fuera de una maldita vez de su cabeza.

De tanto esfuerzo que hizo el de rizos para no pensar en nada, se durmió. Por lo menos en ese periodo de tiempo, no pensaría en nada, tal y como el quería.

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Freddie, a su vez, pensaba, como no, en el irresistible e inalcanzable bajista, John Deacon.

El pelinegro sostenía en sus manos la foto que le había hecho cuando estaba dormido, y así llevaba una hora, incluso más. Contemplando la mejor foto que había visto en su vida, su foto favorita. Para él, debería estar expuesta en un museo, incluso. 

Después, sacó la nota que le había escrito ayer. Se la tenía que entregar, se la tenía que entregar como fuera, de una manera u otra, pero tenía que hacerlo. Era la carta más sincera que había escrito, la más romántica. Y esa carta solo podía ser para John, para nadie más.

Iba a ser difícil conquistar a alguien que conoces desde hace tan poco tiempo, Freddie era consciente de eso, pero iba a luchar, por supuesto que iba a hacerlo. Cualquier mujer desearía estar con un hombre tan encantador como John, y no debía desperdiciarle, ahora que estaba soltero.

El pelinegro armó su plan: iba a intentar hacerse su mejor amigo, para que el bajista le confiase sus cosas, y cuando llegase el momento en el que no pudiera más, le besaría, probablemente John se quedaría rayado por qué el beso le gustaría, y ahí empezaría todo.

Esa era la clave: besarle, y enamorarle, con un simple beso. No era tarea difícil, todas las chicas le decían siempre que besaba muy bien, por lo que no era un problema para nuestro querido vocalista.

Freddie se vistió y se arregló, necesitaba más blocs de dibujo, y también más lápices y pinturas. Era caro, pero era casi lo único que compraba, el pelinegro no era de buen comer y tampoco se gastaba mucho dinero en comida.

Salió a la calle y fue a comprar lo que necesitaba. Mientras iba de camino a casa, pasó delante del restaurante donde había estado la noche anterior con John. De repente, hermosos momentos de carcajadas, risas, y momentos tiernos de Deacon se le vinieron a la mente.

La gente pasaba al lado de él y le miraban mal. El vocalista se quedó paralizado mirando el sitio, no le importaba la gente a su alrededor, le daba igual, solo quería seguir pensando en esos momentos bonitos con John.

Minutos después, Freddie se empezó a sentir incómodo, debido a las miradas de la gente que pasaba por allí. Suspiró, dejo de mirar aquel lugar y se fue rumbo a su casa, donde dejó sus pinturas.

Unas horas después, volvió a bajar a la calle, esta vez para ir al estudio, donde tenía que seguir grabando con sus compañeros su majestuosa canción, Liar, así la llamaba él.

Fue caminando. Tardó, y llegó con un fuerte dolor de pies, pero le daba igual, haría todo por ver a John. Incluso cruzar el más peligroso desierto.

Al llegar, todos estaban en sus puestos, esperándole. Freddie se disculpó por llegar tarde, y el ensayo comenzó.

Fue uno de los peores ensayos que había tenido la banda. Entre las miradas asesinas de Roger hacia el guitarrista, la desafinada voz de Freddie, el tímido bajo de John, el cual apenas se oía, y la cabizbaja actitud de Brian, eso era un desastre. Ni siquiera parecían ellos, Smile no era así, era un grupo alegre, ¡el mismo nombre de la banda lo indicaba!

—A ver, chicos, este ensayo está siendo un desastre, no podemos seguir así.— se atrevió a decir Freddie— No se si le acordáis, pero hoy se supone que vamos a tocar nuestra propia canción en la discoteca del centro, ¡no podemos ir con esta actitud! ¡Lo haremos fatal!

El resto de integrantes se miraron entre sí, el pelinegro tenía razón, si iban con esa actitud, nadie se iba a fijar en ellos.

—Tienes razón, pero no es tan fácil, Freddie. Cuando alguien te jode, cuesta recuperarse y tocar de maravilla, como si nada hubiera pasado— dijo Roger, lanzando otra mirada asesina a Brian.

Freddie no entendía muy bien que pasaba exactamente entre esos dos, pero ya luego preguntaría. Ahora lo importante era el concierto.

—Lo sé, Roger, pero esta es la oportunidad de nuestras vidas, podemos cumplir nuestro sueño, solo si salimos ahí y enseñamos lo que valemos, y todo lo que hemos trabajado para llegar ahí.

Todos los demás, sonrieron. Freddie era el mejor para levantar el ánimo en situaciones que se creían perdidas. Después de hacer algunos retoques en la canción, se pusieron a tocar y la remataron lo mejor que pudieron.

Eso sí era un ensayo, eso sí era Smile, esa sí era la actitud que necesitaban, para llegar a lo que querían.

Triunfar, destacar, y sobre todo, impresionar.

El ensayo concluyó a la misma hora de siempre, las 18:40. El concierto en la discoteca comenzaba a las 20:15, por lo que tenían tiempo de sobra para prepararse, y hacer de esta una genial actuación. Quedaron en verse en la puerta de la discoteca. Después de planearlo todo, cada uno se fue a su casa.

Era increíble lo extremadamente emocionado que estaba el vocalista en ese momento, iba por la calle dando saltos de alegría, llamaba la atención pasase por donde pasase. Era alegría pura.

Llegó a su casa, se duchó, y se puso la ropa más extravagante y especial que encontró en su armario. Se pintó las uñas de una mano de color negro, se puso las pulseras más extrañas que encontró por sus cajones, y repasó la letra de la canción. Una vez, y otra, y otra, así cientos de veces. No podía tener ningún fallo, ni el más mínimo. Tenía que ser exigente consigo mismo, si quería llegar a lo que quería llegar.

Después de repasar la canción durante una eternidad, llegó la hora de irse a la discoteca.

Al llegar, faltaba John, el cual llegó escasos minutos después. Entraron a la discoteca, y el guarda les dijo que entrasen en una sala, donde se prepararían y ensayarían antes de salir al escenario.

Tocaron la canción, la cuál les salió perfecta todas las veces que la tocaron. Los nervios invadían las mentes de los cuatro jóvenes, quienes tenían esperanzas de cumplir su sueño esa noche.

El mismo guarda que les llevo hasta la sala, les aviso de que en un minuto saldrían ahí, a darlo todo.

La banda de miró, seguían nerviosos, más nerviosos que antes. Se abrazaron, para darse fuerza los unos a los otros, y cuando ese eterno minuto pasó, salieron.

Había un montón de gente, la cual miraba al escenario perplejos, sin saber que pasaba y sin tener ni idea de por qué no había música en la mejor discoteca de Londres. Todas las miradas estaban clavadas en ellos, lo que provocó que estuviera más nerviosos aún.

Después de unos segundos de silencio, la canción empezó, y el público se iba quedando más impresionando por cada segundo de canción que iba pasando.

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Love of my life- DeacuryWhere stories live. Discover now