1.- Místerioso

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Meses después

Una capucha negra se movía entre los árboles de manera torpe, se encontraba escapando de unos casacas rojas a una gran velocidad hasta que un disparo rozó su brazo izquierdo he hizo que callera entre la blanca nieve, manchandola y dejando rastros de líquido carmesí en ella, aquellos soldados ingleses lograron tomar ventaja y alcanzarlo.

—¡Por fin te tenemos maldito!.- le amenazó con un mosquete y con el filo que tenía, alzó levemente sus manos señal de rendirse.- ¡Ahora retira tú máscara!, Veremos tu rostro, vosotros estáis atentos.

A punto de levantar la máscara del contrario este reaccionó.

—Je, ni de broma amigo.- murmuró y con su mano derecha movió el mosquete desviando el tiro, se levantó para después jalar hacía él y golpear su cabeza con la de su compañero - ¿Quién de ustedes quiere seguir?.- pudo ser visible una leve sonrisa debido a que su máscara casi era extraída.

—Cabrón, ¡Vamos todos!

Sacó una pistola rápidamente y disparó cuatro veces seguidas a diferentes sujetos miró al trío que le hacía falta y a dos les tiró dardos envenenados dejando a uno con vida este retrocedió de miedo pero en su intento de huir fracazó y tropezó, el de la máscara lo alzó agarrándole del cuello y le golpeó fuertemente contra un árbol.

—Diles a tus superiores que dejen de seguirme, yo solo entrego paquetes y cumplo mis contratos, si vuelven a molestarme prometo matarles igual que a ellos.- sin mirar señaló al grupo de soldados sin vida a lo que el amenazado asintió con la cabeza repetidas veces, sonrió satisfecho y le soltó.- Eso esperaba, que tenga una agradable tarde.

Empezó a marcharse y sin voltearse solo movió su mano en señal de despedida. Silbó para llamar a su corcel que demoró un poco en llegar, para después montarlo y seguir con su viaje.

«...»

Double

No era ni la primera ni la última vez que me seguían, era lo mismo de siempre me mandan pequeños avisos, ya me había acostumbrado a tener que lidiar con ellos, de momento debía acercarme a unos de los pueblos de la frontera, el Last-Drink Tavern era la posada más cercana que tenía en esos momentos, tomando las cosas de manera positiva podría curar mis heridas y tomar un pequeño trago, al llegar bajé del caballo y lo amarré para después entrar al local, para cuando entré a la posada se me acercó una mujer ya algo mayor con una leve sonrisa.

-—¿Desea algo caballero?.

Antes de responderle miré rápidamente a todos los que se encontraban en el lugar, en una mesa algo lejos de mí divisé a los casacas roja, maldije por lo bajo y regresé mi atención a aquella mujer.

—Por favor solo ordene un cuarto quiero hospedarme aquí solo por el día de hoy, y una botella.

—Claro, su habitación estará lista en unos momentos.- se marchó, por mi parte decidí acercarme a la barra para pedir un trago, y a como podía llegué hasta allí, el cantinero aún sin ver mi condición se me acercó.

—¿Qué es lo que dese...señor?.- la máscara que era muy extraña no me sorprendía el por qué la gente siempre me miraba extraño.

—Una trago.- moví mi mano haciendo un ademán de que no importa realmente que fuese mi bebida.

—Entendido en un momento.

Al cabo de un rato me dió mi pedido, tomé un poco para después revisar mi herida. Unos pasos me alertaron, eran algo pesados, podría deducir que se trataba de un hombre y lo más probable un soldado, no le tenía miedo de que se me acercará pero no estaba en condiciones para pelear y eso podría costarme caro, decidí ignorarlo quizás no venía hacía mí, o eso pensaba hasta sentir una mano en mi hombro, miré de reojo.

—Hey tú.- Mencionó una voz ronca y arrogante, desprendiendo un olor a licor y su lengua arrastraba las palabras.- eres el "doble cara" o al menos como escuché que te han nombrado, vaya nombre de mierda.

—Oh, ya me han dado un nombre, os lo agradezco, me gusta, pero tú no, lárgate de aquí antes de que te lanze por la ventana de allá.- dí un sorbo más a la bebida.

—¡JA!, Como si nos daréis miedo a nosotros.

Unos pasos más se acercaban, eran un grupo de cuatro o seis a lo mucho pero ya están acostumbrado a este tipos de situaciones, no veía el por qué no darles una lección.

—hmp.. Bien, pero antes de arreglar las cosas como personas civilizadas que somos.- miré a la pareja del lugar.- vosotros, ¿Tenéis fondos para arreglar vuestra posada?

—eh, sí por supuesto.- me miró extrañado, sonreí y le respondí.

—Muy bien, de todas formas les pagaré lo prometo...

«...»

Rápidamente agarró la mano que estaba en su hombro le dió una vuelta y seguido le hizo una llave detrás de la espalda de este, con su otra mano libre agarró una botella de cerveza y le golpeó en la cabeza, los cristales volaron del impacto cosa que no le tomó importancia, sujetó con más fuerza a aquel hombre y con el peso de ambos el de la máscara se abalanzó hacía una ventana, era la que había mencionado anteriormente quedando ambos en la fría y blanca nieve.

Después de darle una "lección" al otro, se levantó y se quitó de sus ropas el exceso de nieve, miró por la ventana hacia dentro y soltó un suspiro.

—uff, ¿Veis?, Como les prometí, ¿Alguno de ustedes quiere una pequeña terapia?.- miró adentro del lugar desde el cristal roto, encontrándose con los rostros molestos de los soldados.

—Ese maldito cree que nos acojonaremos , ¡Vamos a por él!.- rápidamente salieron de la cantina mientras que los civiles solo quedaron de espectadores.- te crees muy valiente cabrón pero no sabes con quién te has metido.

—mmm, ¿Shakespeare y su Rey idiota en el parque?.- miró a su alrededor, este gesto molestó a los soldados británicos.

—¡¿Te crees muy valiente eh?!

—Siempre y cuando tenga que darles lecciones a sujetos como ustedes.-desenfundó la espada que tenía y conforme la movía podía oírse como cortaba hasta el viento.- ¡¿Se quedarán ahí o qué?!

—Sí, pero él no.- sonrió victorioso para después mirar a un lado de él enmascarado, este miró lo más rápido posible, pero le habían noqueado.

— Siempre caen tan fácil.- sonrió como si de un premio se tratase, y a paso lento se acercó al desconocido.

Al acercarse lo suficiente puso su mano en aquella máscara extraña, estando decidido y apunto de quitarle el metal de la cara fue interrumpido.

—Ustedes, paráis ya.- se acercó mientras estaba montado en un caballo, ya cerca se bajó y camino hacia los ingleses.

Su rostro no podía ser visto por ellos, pero de lo que sabían era que también debía ser capturado.

—¿Y tú quién eres salvaje?.

—...- guardando silencio, empuñó su pistola junto con su tomahawk y para así terminar con ellos.

Entre amor y guerra |Connor Kenway|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora