es real.

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El fondo negro de nuevo. JaeMin ya estaba cansado de todo esto. Siempre que hacía algo, llegaba TaeYong, y lo hacía dormir. Esto poco a poco se tornaba extraño, y él comenzaba a desconfiar cada vez más.



Primero, la conversación misteriosa de él con un médico, o lo que sea, enterándose que habían estado experimentando con él. Luego de eso, llega TaeYong diciéndole que lo había hecho para salvarlo y protegerlo, y que, si no hubiese sido gracias a él, ya estaría pudriéndose en la cárcel. Luego, más y más preguntas sin respuesta. Medicamentos extraños, experimentos, gente que lo conocía y él a ellos no, etc, etc, etc. Esto no iba por un buen camino, y JaeMin, luego de más de un mes, recién logra entenderlo.



Esta vez, no apareció en el oscuro vacío, ni tampoco aparecieron los dos chicos, ni tampoco RenJun. Sino que, sólo fue la típica oscuridad, hasta que abrió los ojos y se encontró con un fondo blanco que ya tenía más que memorizado; el techo de su habitación.



Abrió los ojos lentamente, y tomó un largo suspiro, como si estuviese harto. Iba a ponerse de pie, pero se dio cuenta de algo: estaba atado. De nuevo. Y esta vez el amarre no era tan flojo, sino que TaeYong se había asegurado de que el cinturón no se moviera ni por si acaso.



JaeMin volvió a suspirar, al mismo tiempo que soltaba un gemido de desesperación. ¿Cuál era el afán de tenerlo retenido de esa manera? Era algo ilógico. JaeMin no entendía. Pero, cuando escuchó la puerta ser arrastrada, lo entendió.



Vio a TaeYong cómo caminaba con sus lentes puestos, sus manos enguantadas, su bata blanca y un portafolios siendo sujetado por su diestra. Un sentimiento de ira le llenó el corazón, y no pudo sentir menor odio por aquella persona.



TaeYong no era bueno. Si lo fuese, lo habría dejado irse desde hace rato.



JaeMin volvió a su posición inicial o, mejor dicho, bajó la cabeza. Al fin y al cabo, no podía hacer nada más.



Escuchó un par de pasos, lo típico. TaeYong moviéndose de allá para acá, haciendo ruido con sus artículos, moviendo hojas, mezclando sustancias. ¿Qué se suponía que hacía JaeMin ahora? No podía pedirle a su cuidador que lo liberara, será inútil, porque JaeMin sabe que, en el fondo, su cuidador ya no confía en él, y quizás le costará mucho tiempo recuperarlo.



Se sumergió en sus pensamientos, cuando un pinchazo en su brazo izquierdo le distrae. Seguro es la medicina rutinaria de TaeYong, pensó. Sin embargo, se sorprendió que, al alzar la vista, se encontró con TaeYong sacándole sangre, no inyectándole medicina, que es lo que supuestamente hace siempre.



TaeYong le quedó mirando algo sorprendido, pero en cuestión de milisegundos su semblante volvió a cambiar. Sus ojos ahora parecían oscuros y penetrantes, no cordiales como los conoció en un principio.

simon project • 00 lineWhere stories live. Discover now