Capitulo 10: Denver

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—Bueno Silvia, estábamos hablando con tu profesora, y ella dijo que tu estarías más segura con tus compañeros, ¿es eso verdad?

—S-si es verdad

—Bien, entonces acompáñame, volverás con los demás, también quiero pedirte perdón por lo que hizo mi compañero, él suele tomar decisiones sin pensar.

—Está bien, muchísimas gracias.

Llevé a Silvia con los demás rehenes y me reuní con Berlín al rato.

—¿Qué fue todo eso, Andrés? ¿porqué la dejaste allí?

—Estaba más tranquila sola.

—Casi la matas de un ataque cardíaco, Berlín.

—Hablemos de otra cosa, si?

—¿Qué quería Nairobi?

—Ese no es el tema del que quería hablar— mi mirada se mantuvo firme y él soltó un suspiro cansado—. Salí en las noticias, amor no sólo tienen mi cara, están diciendo mentiras y utilizando mi nombre.

—¿Cómo? ¿que clase de mentiras?

—Tráfico de mujeres, proxenetismo, extorsión a menores, prevención de libertad, me acusan de ser un soplón...esa clase de mentiras.

—Dios, todo esto es mi culpa.

—¿Destruiste el Ibiza?

—Claro que lo hice.

—¿Estás segura?, porque encontraron un botón mío en ese coche, y por lo que yo sé, los únicos que estaban en ese coche, eran Denver, Río, Tokio, y tú.

—Destruí el coche equivocado, ¿eso quieres decir?

—Encontraron el botón en el coche.

—Joder...tendrán las caras de Denver, Helsinki y la mía. Todos tocamos el puñetero coche.

Flashback

—¡Buah!— dijo Denver dándole una calada a su cigarro en el capo del coche, yo aparecí dentro de este tocando el vidrio delantero con un cigarro apagado, sobresaltandolo—, ¿qué pasa?

—¿Qué pasa?

—¿Qué?— salí por la ventana para que Denver encendiera mi cigarro—, ¿qué?

—¿Tú sabías que hay más de dos mil billones de estrellas en el cielo?

—¿Qué pasa, que las has contado?— dijo él riendo.

—Hombre, pues claro.

—Huy, huy, huy, huy— se fue levantando del  coche y yo me adentré a este—. Aquí, a mi me hace falta un poco de fiesta— dijo mostrándome una botella de vodka—, y yo sé, ___, yo sé que tu tienes algo como esto en tu cuarto.

—Algo si que tengo.

—Si, pues de perdidos, al río, no?

—¡Uy Río!, ¡uy Río!, y Tokio, pobres.

—Río, que borracho que iba.

—Muy borracho.

—Que borra...—Denver no alcanzo a terminar la palabra y nos reímos, luego fuimos a "casa" para tomar un poco del alcohol que mencionó Denver.

Y minutos después estábamos recostados en la cama de mi cuarto, fumando del mismo cigarro.

—Oye, ¿por qué me has dicho lo de las estrellas antes?

—Yo que se tío, porqué es bonito, no?, todas las estrellas puestas en plan...no sé, ahí en medio del monte, yo que sé porqué te lo he dicho antes.

—¿Nada más?

—¿Hum? Nada más ¿de qué?

—No sé que a lo mejor querías decir algo más, ¿no?

—¿Cómo si querías follar conmigo o algo así?

—Pero...¿a ti te gustaría?—Denver se rió.

—Quita tío, quita— me di la vuelta riéndome.

—¿Qué pasa? A la mierda.

—Denver, se me quedo algo en el coche, ¿me acompañas?

—Claro, que estas muy borracha ya.

—Tú no estás en condiciones para decirme eso.

Después de un rato hablando en el coche nos quedamos dormidos, en una forma que dejaba mucho a la imaginación.

A las horas después se empezaron a escuchar golpes en la puerta.

—¿Qué pasa?— dijo Denver bastante molesto.

—¿Tú que coño haces con mi chaqueta, mamarracho?

Denver se giro para verme a mi y darle la espalda a Berlín.

—Me cago en la puta, tío.

—La hostia...— susurré.

—¿Calgary? ¿ustedes dos que hacen en el coche?

—Follar— dije con molestia—, ¿no viste que estábamos durmiendo?

—No me sorprendería que hayan follado, tienen habitaciones, ambos, ¿para que dormir en el coche?

—Para que no nos escuchen— dijo Denver riendo—, vale...

—Por que estamos borrachos.

Fin flashback

—Lo siento, Berlín.

—Esa vez, follaste con Denver, ¿si o no?

—No, dimos la idea pero nunca llegamos a hacerlo, estábamos muy borrachos, lo estábamos incluso antes de ir a la verbena, por eso Denver traía tu chaqueta.

—Pues ahora por eso me están difamando, ___.

—Ya sé, y lo lamento, sé que Denver también.

—Sus disculpas no valen nada.

Él se levantó y salió a pasó rápido del lugar yo corrí detrás de él al escuchar gritar el nombre de Denver.

—¡Denver! ¡amigo mío! ¡ven aquí!

—¡Berlín!, ¡Berlín, espera! ¡para! ¡espera, joder, Berlín!— por fin llegué a estar a su lado—, ¡escúchame, para, para, para, tienes razón!, tienes razón— hablé con la voz entrecortada debido al miedo y las lágrimas que se aproximaban en salir—. Puede que Denver perdiera un botón de tu chaqueta, porque se puso tu chaqueta pero, ¿y qué?, ya está, no lo puedes cambiar.

—Pero puedo castigarlo.

—¡Berlín!— dijo Helsinki—. No está descansando, no está en el museo, ni en túnel, ni en imprenta.

—¿Se habrá ido a la verbena, de nuevo?— se dirigió a mi—. Tranquilos, chicos, yo lo busco.

—¡Berlín, por favor entra en razón! Entra en razón ¿eh?, no puedes pegarle un tiro porque te robó una chaqueta, esto es una chapuza, tú eres un tío con clase y esto es una chapuza.

—¿Qué pasa con mi dignidad, ___?

—¿Eh, que mierda quieres decir ahora?

—Tengo una reputación que mantener. Mis amigos de la Costa Azul han visto...mi nombre asociado a esas infamias. Denver a jodido mi honor, y si alguien jode mi honor, yo lo machaco. ¿Entiendes? Estamos hablando de integridad ¿eh? Es...importante la ética ___, pero...tambien la estética.

—Te lo pido por favor, por favor no nos jodas el plan, Berlín.

Este hizo un gesto de asco y hablo en servio.

—¡Desgraciado de los cojones!

Iba a correr detrás de él pero Helsinki me apuntó con su arma.

—Baja esa arma, que aquí mando yo, no Berlín, y no creo que al profesor le guste la idea de que mataste a su reina aparte de no eliminar el puñetero coche que nos tiene metidos en esto.

Helsinki bajó el arma y yo corrí detrás de Berlín nuevamente.

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😊

No estas sola. [Berlin y Tú]Where stories live. Discover now