V | Final

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Aquella mujer, con los ojos desbordados de lágrimas alzó su mirar al despejado cielo, dejando a la persona que había sido su amigo atrás. Su cuerpo se detuvo, como si estuviera varado en el tiempo y varias emociones se hicieron presentes, pensó por varios segundos ¿Era correcto lo que hacía? ¿Debió dejarlo ir? En su pecho algo la oprimía y apretó los dientes, en un acto de rebeldía, se giró para verlo, lo único que logró divisar, fue al muchacho yéndose a paso lento y despreocupado como si nunca nada hubiera ocurrido, aunque, en el fondo, él había muerto.

Ella, a diferencia de él, se giró de golpe causándole un leve mareo, no quería arrepentirse de aquel día. Lo tenía muy claro, era su único pensamiento; no iba dejar que se vaya ¿Por qué? Porque conocía sus sentimientos, había llorado por él, no por ser una decepción de héroe, si no, porque sintió la mentira y la verdad destruyó su sueño. Es una lástima que se haya dado cuenta tan tarde.

Lo siguió, pero se detuvo, cuando entró a aquel lugar. Tenía la necesidad de llamar refuerzos de gritarle a All Might que había capturado a líder de la Liga, de ser reconocida aún más, pero se tragó tantos afanes que sólo se resignó a quedarse parada en la lúgubre calle viendo los coches y el día pasar. Cuando su abatido cuerpo le permitió dar un paso más, ya era aproximadamente las siete de la tarde y las estrellas ya podían verse. Había perdido mucho tiempo intentando descifrar sus sentimientos y aún así no lo había logrado. Un paso más y el miedo la consumía.

Jamás entendió como fue capaz de convercer a aquella neblina para abrirle la puerta y mucho menos como fue que no la mató (y viceversa). La mujer, a punto de llorar el nombre del albiceleste, preguntó por su paradero, Kurogiri, con la mirada baja y un tanto melancólico, se dirigió a indicarle donde se encontraba agonizando el de ojos carmín.

Tantos desaciertos cometidos en un solo día. Creía que había perdido la cordura, pero lo único que dejó fue su reputación como héroe. Ya no sería digna de llamarse así, en ese instante no importó nada, ya no era la aclamada heroína con más aciertos que fracasos, solo era una mujer que se dio cuenta que estaba perdiendo su vida enamorada de su trabajo sin poder consolidar el sentimiento de cariño que él le había hecho sentir sin prestar atención pensado que era una amistad como las otras.

Se arrepintió de las palabras que le dijo y sus ojos cristalizados por el llanto que se aproximaba vieron al moribundo recostado al filo de la vida. No era un villano, no era un asesino, no era Tomura Shigaraki, parada al lado de la cama con Kurogiri observándola preparado para atacar si así lo requería, la mujer se dio cuenta que estaba enfrente de Shimura Tenko, el niño que había perdido a su familia y sus pensamientos fueron corrompidos, sintió piedad y comenzó a llorar mientras intentaba formular alguna pregunta, pero su mente estaba en blanco.

Sabía muy bien que esperar, Black Mist, le había dicho como terminó su líder en esa situación, le explicó que tenía Hanahaki, que estaba tan enamorado de ella que no podía dañarla, que estaba muriendo por causa suya. La mujer lo comprendió y se recostó al lado del agonizante, mientras que lo abrazaba y decía que lo sentía, que fue una idiota, que también lo amaba pero que lo confundió todo por estar cegada, pero aún así, nada ocurría, y se recargó en su pecho mientras con fuerza sostenía la camisa de su amado.

Kurogiri le dijo que no había nada que hacer, que lo dejara irse porque ya sufrió demasiado, pero ella no lo permitiría. Se aferró al cuerpo del albiceleste y lo miró tomando su rostro para acercarse a sus labios. La sensación no era para nada agrabable, puesto a que las lágrimas que caían se mezclaban al beso, el mismo no detonaba ningún sentimiento a parte de la muerte, no sintió nada, ni su respiración, ni sus latidos. Se separó de él mirándolo abatida, esperando que fuera como los cuentos de hadas, donde un beso podía podría traer de vuelta a la vida, pero solo lloró en su pecho mientras susurraba su nombre y acariciaba su cabello.

Entregándose al destino, sorbió su nariz y se acomodó sobre él, mientras lo abrazaba por el cuello y sus lágrimas mojaban ropa de negra. Le pidió a Kurogiri que los dejara solos, asintió con duda quedándose unos metros alejado de la habitación con la puerta cerrada. La mujer, con dolor de cabeza, se atrevió a hablar con el cadáver. Acarició su rostro, plantó un casto beso en la mejilla del contrario y dijo escondiéndose en su cuello:

-Lo lamento tanto...-Su voz cortada a penas se entendía y el sonido se perdía en la solitaria habitación-Todo esto es mi culpa, cuando me gradué de la U.A, hice un juramento ¿Sabes cual fue? Salvar vidas...-Lo miró a los ojos, esperando que él los abriera, sonrió con sorna melancolía-No pude salvarte a ti, quería llevarte a la cárcel porque pensaba que así me sentiría realizada, pero no te conocía, luego apareciste y me enamoré, pero...jamás había querido a una persona como lo hago contigo, pero siempre pensé...-ella se rompió-siempre pensé que...-repitió varias veces la oración antes de sollozar con fuerza-...que estaba haciendo mi trabajo, que me comportaba como un héroe, que solo me necesitaba a mi y a nadie más ¡Qué estúpida he sido, Shigaraki Tomura! ¡No pude reconocer quien eras cuando nos conocimos! ¡Y tampoco pude reconocer...! Mis propios sentimientos...-Gritó poniendo en aquel llanto todo su dolor-tienes que volver ¿Sabes por qué? Porque te amo. Nunca es tarde, no se acabó para nosotros, no permitiré que mueras por mi culpa.

Lo llamó por su nombre una y otra vez mientras sentía la frialdad del cuerpo contrario, no había ningún sonido a parte de rechinar de sus dientes y los altos gemidos. Con sus manos tomó su rostro, apretó sus dientes con fuerza y agachó la mirada mientras entre-susurros le decía que lo amaba.

Los minutos pasaban pero para ella todo se había detenido, volvió a recostarse en el muchacho y mantenía la mirada perdida a la pared, no notó que se había quedado dormida, Kurogiri venía de vez en cuando para ver si había algún cambio, pero se iba desesperanzado cuando veía que todo seguía igual. Él supo que su líder había muerto y que todo había terminado, ya nada sería igual y tendrían que esconderse de la sociedad de manera permanente. Black Mist tendría que dar explicaciones a la Liga de los Villanos y perderlo todo y la mujer tendría que cargar con una cruz mental al no poder salvar a la persona que amaba.






Y, en un momento fúnebre, con el alma en las manos y el corazón apunto de estallar de la pena, pareciendo un milagro, Shimura entre-abrió sus ojos carmín y abrazó, con debilidad, el cuerpo dormido de la mujer que amaba.

En un sobresalto, ella despertó mirando a su amado y sonreía pensando que era un sueño. Rió viendolo a él sonreír adolorido. La felicidad era indescriptible y después de años supo lo que era sentirse amado en el instante que ella lo besó con desespero y unían sus cuerpos en un fuerte abrazo.

Tenko supo que, en esa vida, aquella mujer era todo lo que necesitaba, pues con ella todo recobraba sentido. Los sentimientos que perdió, habían vuelto y cada vez que miraba a sus ojos, sabía que estaba en su hogar.

Ellos sabían que, mientras estuvieran juntos, todo estaría bien.

"No puedo respirar sin ti... "

Hanahaki disease.


F I N.

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Se ha terminado. Falta el epílogo, alv.

Hanahaki disease | Shigaraki TomuraWhere stories live. Discover now