Capítulo 64

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P.O.V. NATALIA

Salí de casa de Marta aun sin noticia alguna de Alba. Me empezaba a preocupar. Volví a llamarla antes de subir al bus pero no contestó. Cuando llegué a nuestro piso decidí entrar directamente con las llaves.

- Hola? - Pregunté al abrir la puerta, esperando que Alba estuviese en casa. No hubo respuesta - Hola?

Un sollozo casi inaudible me hizo correr hasta la habitación. Cuando entré me encontré con Alba, que solo llevaba puesta una camiseta y unas bragas. Se abrazaba a las rodillas y escondía la cabeza hecha una bola mientras lloraba.

Me acerqué apresuradamente a ella y me arrodillé a su lado.

- Alba, mi amor, que pasa? - Pregunté acariciando su pelo, sin pensar aún en posibles respuestas.

Levantó la cabeza y pude ver su maquillaje corrido y sus ojos rojos de llorar.

- Lo siento - Dijo con un hilo de voz.

Entonces me di cuenta. La cama estaba demasiado desecha como para que solo hubiese dormido una persona, los labios de la Rubia estaban rojos y su cuerpo no llevaba apenas ropa.

Me levanté de repente temiéndome lo peor notando como mis ojos se aguaban.

- Dime que no es lo que parece - Se me rompía la voz. Ella volvió a llorar y yo negué con la cabeza notando como la ira se apoderaba de mi - Alba, dime que no... Otra vez no... Tú no...

Ella no decía nada, solo lloraba. Me acerqué a ella y sujeté su cabeza con las manos bruscamente para que me mirase a los ojos.

- Dímelo - Le pedí. Ella solo lloraba - Que me lo digas joder! - Grité.

- Yo... No me acuerdo de nada... - Sollozó.

Solté sus mejillas y empecé a andar por la habitación, intentando asimilarlo.

- Tienes diez minutos para irte - Dije mientras mi mejillas se inundaban.

- Nat...

- Que no quiero verte! Joder! Que te vayas!

Salí de la habitación dando un portazo y entré en el baño. Me senté en el suelo y empecé a llorar desconsoladamente. No podía ser, no me lo podía creer, no me lo esperaba de ella. Ella conocía mi desenlace con Mikel, conocía el dolor que eso me había provocado, y ahora... Ahora yo volvía a estar en ese pozo.

- Nat - Escuché que musitaba al otro lado de la puerta del baño. No contesté. Ella aún lloraba - Lo siento. Te quiero.

Y tras eso escuché la puerta del piso cerrarse y el silencio invadió las habitaciones. No salí del baño hasta media hora más tarde, cuando conseguí relajarme un poco aun sentirme rota.

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Llevaba cinco días encerrada en mi piso. No sabía nada de nadie, y menos de Alba. Las pocas llamadas que había recibido habían sido por parte de María y de Marta, pero les había dejado claro que no me apetecía hablar, que lo sentía.

Llevaba tres días llorando en la oscuridad de mi cuarto, no podía ni componer. Había comido poco y mal.

Lo peor es que no podía sacar a la Rubia de mi cabeza, y eso me estaba matando.

El timbre de casa sonó y yo me acerqué a la puerta arrastrando mis pies, convencida de que no abriría fuese quien fuese, pero al ver su cabellera pelirroja asomarse por la pantalla del interfono dejé atrás mis intenciones y abrí la puerta.

Dos minutos más tarde sus ojos verdes me atravesaron, más apagados de lo normal al verme a mi en ese estado.

- Joder Natalia... - Dijo Luna con un tono dulce. Me abrazó y yo volví a llorar sobre su hombro.

Era curioso el vínculo tan fuerte que habíamos creado durante esos seis meses que hacía que nos conocíamos. Desde que había venido por sorpresa a ver la gala en la que cantamos Toxic, la cual ahora me dolía al recordarla, nos habíamos visto incansablemente. Ya formaba parte de nuestro grupo de amigos más cercanos.

Cuando notó que me tranquilizaba fuimos hacia el sofá y se sentó en un extremo. Yo me tumbé y reposé mi cabeza en sus piernas.

- Conmigo puedes desahogarte, ya lo sabes - Dijo acariciando delicadamente mi pelo.

- Todo es una mierda - Sentencié.

- Lo es.

- Aun no entiendo porque lo hizo.

Me moví y le miré a los ojos, en busca de una respuesta. Sabía que ella había estado también con Alba, lo intuía.

- La has visto? - Le pregunté. - No tener una respuesta me está matando.

- Si, la he visto - Acerté.

- Que te ha dicho?

Ella suspiró y me volvió a mirar a los ojos. Había algo en ella que parecía apagarse un poco cada vez que hablábamos de Alba, pero no le daba la importancia que sabía que tenía, suponía que era porque le dolía la situación en general.

- No se acuerda de nada de esa noche - Me contó.

- De algo se tiene que acordar. No te subes a alguien a tu piso y te lo tiras sin ser consciente de ello.

Volví a romperme y una lágrima manchó mi mejilla.

- Dice que no se acuerda de nada - Repitió Luna.

- Joder! - Dije con frustración.

- Tu estas mejor? - Preguntó limpiando mis mejillas.

- Creo que si, pero no puedo dejar de comerme la cabeza.

- Es normal, solo han pasado cinco días.

- Parece que hayan pasado meses.

Luna me miró y sonrió tristemente. Me pidió que me levantara un poco y se tumbó junto a mi en el sofá. Abrazándome. Y me dormí. Y no tuve pesadillas, no soñé con Alba. Por primera vez pude descansar, aunque fuese entre unos brazos que se merecían más de lo que les ofrecía, unos brazos demasiado dulces y buenos, demasiado caritativos.

Sabía que Luna movería cielo y tierra por mi, lo había descubierto a los dos meses de conocernos, ya que sus ojos me miraban diferente y sus palabras siempre buscaban mi aprobación. Esa chica a la que habíamos visto despertar de nuevo en ese hospital y que tan fácilmente se había colado en nuestros corazones ahora me consolaba, intentando reparar el mío. Y que iba a hacer yo? Nunca me ha gustado jugar con fuego, porque quemarse es peor que arrepentirse. Esa chica parecía ser la única que no ponía en duda mi negación ante las palabras de la Rubia. Y junto a ella podía dormir tranquila, aunque en el fondo sabía que, si eso ocurría, era porque sus abrazos me daban casi tanto amor como el que me daba Alba.

Stupid Love Song ~ Albalia Where stories live. Discover now