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-¿Bebé?- inquirió Aisha con preocupación- ¿Qué te pasa?

Samira dirigió su mirada hacia la loba, mirándola con confusión.

-¿Qué?- preguntó- No te he escuchado.

Mierda, ¿y si ha escuchado a Anibal?
Pensó la loba.

-¿Te duele?- inquirió con suavidad, mientras acariciaba las mejillas de la chica distraída- ¿El nudo te está causando dolor?- insistió cuando ella se resistía a contestarle.

Samira negó, mordiendo su labio.

La probabilidad es muy baja, Sami.
No pasa nada, sólo ha sido una vez y...muchas personas necesitan hacerlo muchas veces para...
Pensó Samira.

-Cariño, ¿puedes contarme qué sucede?- inquirió la loba con fingida tranquilidad- Me estás preocupando, Samira.

-Aisha...yo...olvidé...- se calló, sintiéndose incapaz de continuar.

-¿Olvidaste qué, bebé?-

-Olvidé entregarle una cosa a Shania, y es muy importante que lo haga- murmuró, tratando de quitársela de encima- Debo...-

-Está bien, bebé- la cortó la loba con rapidez- Te llevaré, no te preocupes- besó castamente su frente- Pero primero tienes que esperar un poco más a que esto baje.

Samira asintió.

-Pero...mientras eso sucede...¿me puedes abrazar?- inquirió con la voz quebrada.

Aisha no lo dudó ni un segundo, estrechándola con rapidez entre sus brazos.

-Entiendo que desees pedirle ayuda a tu mejor amiga, Samira. Kasen me advirtió que éstas cosas sucederían y tendría que darte espacio- comentó con suvidad, acariciando su cabello con cariño- Y lo haré, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea, bebé.

Samira se echó a llorar, acurrucándose aún más contra la loba.

-Estoy asustada- admitió en un bajo murmullo- Olvidé tomarme mi pastilla, Aisha.

Cerró sus ojos con fuerza, encogiéndose en un vano intento por protegerse de los futuros gritos.

Gritos que nunca llegaron, por cierto.

-¿No leíste mi mensaje?- inquirió la loba con suavidad.

Samira negó, esperando ansiosa los gritos por parte de ésta.

-¿Qué decía tu mensaje?-

-Te lo recordaba- comentó Aisha con suavidad- No pasa nada, Samira, conseguiré una pastilla para casos como éste.

-¿No vas a enfadarte?- inquirió Samira con timidez.

Aisha frunció el ceño, negando rotundamente.

-¿Por qué debería enfadarme, bebé?- refunfuñó ella- Estas cosas suceden, no pasa nada.

Besó sus labios, acallando las palabras que la pelirroja tenía preparadas para soltar.

En ese momento, Aisha notó como la hinchazón de su nudo bajaba, permitiéndole así salir de ella.

-Dúchate, mi amor- comentó la loba con dulzura- Mientras tanto intentaré solventar otro pequeño imprevisto.

Samira asintió, besando rápidamente sus labios por última vez para levantarse de la cama.

-Gracias por no enfadarte, cariño- murmuró Samira- Pensé que te enfadarías, al fin y al cabo eres una alfa y... técnicamente fallé en una de tus órdenes...- suspiró- Tú sueles enfadarte mucho con Anibal y Abel cuando te desobedecen.

Samira ©Where stories live. Discover now