1. Prohibido

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Personaje: Ray.

Aclaración: Universo alterno.

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La alarma sonora alertando a todos los guardias del hospital psiquiátrico, eran más de las tres de la madrugada cuando ésta se había disparado sin razón o motivo aparente, o al menos eso era lo que los guardias en turno creyeron, sin embargo no descartaron de la idea de ir a investigar sobre el motivo a la alarma a tan tempranas horas.

Y después de acabar con el recorrido de seguridad pasando pasillo por pasillo, celda por celda y de asegurarse de que todos los internos estuvieran en su lugar y dormidos volvieron a su base algo sacados, pues era sumamente extraño de que la alarma sonará a mitad de la noche y que no fuera nada realmente. Llegaron a la conclusión de mañana reportar de la avería de ésta, sin más contratiempos los guardias volvería a sumergirse en el silencio de la noche.

Ya por la mañana reportaron del incidente a cada uno de los doctores, el director del hospital Norman sugirió de dar una revisada a que estuviese funcionando correctamente junto con el chequeo de las cámaras  de seguridad, mientras que por su contraparte, el subdirector, el doctor Ray dijo que no podría ser algo del que preocuparse, y recomendó de dejarlo pasar mostrando de su poca importancia al asunto.

Salió de la oficina de Norman con su habitual expresión de desinterés por su entorno, bajo su brazo cargaba de su ya tan habitual libro, caminado con pasó firme por los extensos pasillos de psiquiátrico, abriéndose paso entre todos los enfermos, los cuales en su mayoría le temía, él mostraba de una figura imponente y poco amable, todo lo contrario a su colega Norman que siempre se mostraba atento con cada uno de los pacientes, por lo que, su albino compañero era más querido.

Cosa que al el pelinegro le daba igual. Siguió avanzando hasta llegar a su oficina, su consultorio, entrando en esta para cerrar la puerta tras de sí, y al girarse a su escritorio notar de una ya muy común intrusa sentada de pierna cruzada sobre su impecable escritorio de madera.

Ray chasqueó la lengua pasando de largo. La chica le sonrió en cuanto lo vió pasarse, acomodó su larga cabellera rojiza tras sus hombros. El doctor continuó ignorando la presencia de ésta, dirigiéndose a su librero en donde guardo su libro para sacar de otro de pasta color chevron.

— ¿Vas a fingir que no estoy aquí todo el rato? — decidió romper el silencio la joven internada.

Ray se recargó sobre una de las blancas paredes al otro lado de la habitación, se cruzó de brazos, una extraña sonrisa pareció en su rostro manteniendo de sus ojos cerrados.

— ¿Qué pretendías anoche? — cuestionó.

La pelirroja rió levemente, pasó su lengua por sus labios al sentirlos resecos, acción que para Ray un tanto provocativa.

— Quería verte, es obvio — respondió con una ladina sonrisa.

El pelinegro suspiró, se rascó la nuca, y su largo cabello se meció haciendo de una buena vista para la joven de poco cordura.

Anabella era el nombre que llevaba aquella chica de violentas orbes, una que tenía poco más el año de haber ingresado por sus tendencias pirómanas. Su historial dictaba que había sido la causante del incendio en uno de las laboratorios de la universidad, tal como el mismo incendio que había acabado con la vida de su madre unos meses antes a su ingreso. Una mujer realmente peligrosa que había terminado bajo el cuidado del doctor Ray.

— Sabes bien que no puedes hacer eso — contrastó el de corte emo.

Ella volvió a reír, se levantó del escritorio acercando se con pasó decidido al joven doctor con una media sonrisa, su mirada denotaba de lo deseosa que estaba. Ese había sido el mayor error cometido en la carrera del psiquiatra, el haber dejado que lo besara meses atrás en una de sus terapias.

Anabella no tenía duda en mostrar de sus encantos al joven doctor en cada oportunidad que se le presento, podría no estar del todo cuerda, sin embargo, de la cordura, de la poco que aún mantenía demostraba de su gran inteligencia. Era una joven de gran conocimiento de diversos temas, virtud que atrajo completamente al doctor en cuanto fue conocedor de ello.

— No me rijo por las reglas, por algo estoy aquí — contestó una vez frente a él, colocó de sus manos en el pecho del pelinegro, acariciando de éste — ¿Sabes? Las noches es cuando más te deseo, es cuando noto de tu ausencia, es cuando más deseo de tu calor.

Y por muy grande que fuera su error por haber terminado envuelto por los encantos de pirómana chica no se arrepentía. Sabía lo malo es era si salía de su romance a la luz, sabía bien que la relación doctor paciente estaba más que prohibida, pero como negarse a tales encantos.

— Yo también lo hago — admitió pasando de sus manos a cada lado de la cintura de la joven apegando más sus cuerpos.

Ella le sonrió, para proseguir a besar de sus labios con gran desesperó, el doctor correspondió de igual manera, haciendo de la presión sobre la cintura de la paciente aumentará, la pelirroja subió sus manos al cuello de Ray, enredando sus dedos en el negro cabello del joven, mientras ambos continuaban con la labor de devorar los labios del otro.

— Ray, huyamos juntos — le pidió en cuanto rompieron con el beso.

— No puedo hacer eso — se excusó.

La chica se alejó de él con notario enfado, se cruzó de brazos desviando la mirada.

— Bien — dijo finalmente, y salió de la habitación.

[…]

Sintió como la cama se hundió de un lado por el peso extra sobre este, extrañado abrió los ojos, encontrándose con la oscuridad de su habitación, pasó un tiempo para que su vista se acostumbrará a la escasa luz, y cuando lo hizo notó de la femenina silueta sentada a su lado sonriendo.

— ¿Qué demonios haces aquí?

Ella rió, y aprovechando que Ray seguía acostado se subió a este, terminando sentada sobre él con una pierna de cada lado, un claro sonrojó apareció en el rostro de doctor al verse en tal situación. Ella volvió a reír, se agachó para besar los labios de su amado, calmando de la ira que este tenía por tal intromisión, dejándose llevar por los pasionales besos de Anabella.

Besos que fueron detenidos en cuanto escuchó de las sirenas de varios camiones de bomberos circular por la calle. La miró incrédulo.

— ¡¿Qué fue lo que hiciste?! — preguntó alarmado.

Escuchó cómo ambulancias iban recorriendo del mismo camino que los bomberos. Anabella rió como desquiciada confirmando de sus sospechas, quedándose estático mientras ella volvía a besarlo.

Entonces cayó en la cuenta de que la relación iniciada meses atrás con su más peligrosa paciente debió de ser siempre prohibida.





Entonces cayó en la cuenta de que la relación iniciada meses atrás con su más peligrosa paciente debió de ser siempre prohibida

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Holaaaa!
Este es el primer One Shot que hago de este maravilloso anime.

¿Qué les ha parecido?

Trataré de estar publicando cada fin de semana.

También quería decirles que estaré abierta a cualquier tipo de sugerencia o pedido que me hagan.

One - Shots [Yakusoku No Neverland]Where stories live. Discover now