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Jaebeom

Durante la semana siguiente, alquilé una pequeña casa para nosotros en la isla y me preparé para mover a mi compañero allí. Todo debía hacerse rápidamente, porque cada día que pasaba podía ver a Jinyoung más y más cansado, aunque lo hacía comer tanto como le fuera posible.

Era una buena cosa que estuviera teniendo dos niños, porque una vez que esto hubiera terminado, nunca lo haría atravesar por otro embarazo de nuevo.

Una vez que lo subí al avión en dirección a la isla, -¿cuán ridículo era esto, que yo no pudiera simplemente volar hasta allí?- durmió durante todo el vuelo, aunque había afirmado estar entusiasmado con el viaje.

Cuando el avión aterrizó, sacudí un poco su hombro.

– Estamos aquí.

Parpadeó somnoliento.

– ¿Aquí? – Él miró por la ventana.

– La isla, amor.

– Oh – Él sonrió – ¿Hay comida en el aeropuerto? Podría comer.

– Tendrás mucho para comer, pero no en el aeropuerto. He abastecido nuestra casa y estaremos allí en unos minutos – Me levanté y lo ayudé a salir de su asiento, mientras el avión se vaciaba.

– ¿Sí? ¿Está cerca?

Le sonreí.

– Cualquier lugar está cerca cuando tienes alas.

Él sonrió hacia mí, el sueño se esfumó.

– No puedo esperar a ver tus alas.

– Y no puedo esperar para mostrártelas.

Salimos del avión, recogimos nuestro equipaje y pasamos la seguridad. Estaba seguro de que mi madre sería notificada de mi llegada tan pronto como mostrase mi identificación aquí, pero había poco que pudiera hacer al respecto. Tenía que hacer a la mujer entrar en razón, y pronto. Había escogido a mi pareja y ella no tenía voz en el asunto.

Aparte de todo eso, era espléndido estar en casa. Aspiré el aire profundamente en mis pulmones una vez que estábamos fuera de las puertas. El sol brillaba intensamente y los árboles que bordeaban los caminos olían a la libertad que no conseguía en ninguna parte excepto aquí.

La libertad de ser yo mismo, en mi verdadera forma.

Con otra respiración profunda, comencé el cambio. Oí a Jinyoung jadear detrás de mí y sonreí a mí mismo. El hombre probablemente nunca había visto un dragón. Al menos, no fuera de uno de esos ridículos shows de circos que algunos de nosotros hacían. Podría darle algo mejor que eso.

Cerré los ojos cuando sentí mi cuerpo estirarse, un calor cómodo envolviéndome, dándome la bienvenida a casa. Extendí mis alas tan pronto como se formaron. Yo estaba de vuelta, y era un dragón.

Cuando volví a abrir los ojos, el suelo estaba un poco más lejos de lo que había estado, pero mi visión era más aguda. Vi a mi pareja delante de mí y un gruñido comenzó en la parte posterior de mi garganta causada por el orgullo y el deseo carnal.

Controlar mis instintos animales era siempre un poco más difícil en esta forma, pero suprimí el sonido, para no asustar a mi amor.

Lentamente, se acercó a mí y apoyó una mano en las escamas rojas de mi antebrazo.

– Eso es increíble – dijo, con los ojos brillantes – ¿Nuestros hijos podrán hacer eso?

– Sí – Mi voz era más profunda ahora – Estás creando pequeños dragones dentro de ti – Una de las razones por las que era tan agotador, y el por qué tuve que llevarlo a casa – ¿Listo?

BAJO EL HECHIZO DEL DRAGÓN [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora