Capítulo 55

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NARRA HARRY

El perfume de esa chica me acompañaba hasta entre sueños. La buscaba entre la obscuridad, ansioso por seguir sintiendola de cerca, me encantaba su calor, su perfume, su voz.
Creí escucharla hablarme en algún momento y fui consciente de que no podía despertar por completo, así que tan solo dije su nombre aturdido por el agotamiento y aferré mis brazos alrededor de ella.
Respiré hondo contra su piel y luego de un rato su cuerpo ya se sentía más suave, blando, diferente.
Unos segundos antes de abrir los ojos supe que no era ella, presentí que se trataba de una almohada y así era. Así que me quejé, solté la almohada que había estado abrazando y me estiré en la cama, abriendo los brazos a los lados y moviendolos arriba y abajo como quien intenta hacer un ángel en la nieve.
-Megan— llamé a su nombre y tan solo esperé un poco hasta escuchar su voz proviniendo del baño.
-Aquí estoy— me dijo.

Tenía los ojos cerrados por la pereza y no podía verla, pero necesitaba sentirla.
-Ven aquí conmigo— rogué.
-Un momento— dijo y esperé unos minutos, mientras ocasionalmente volvía a mover los brazos arriba y abajo contra las sábanas, ansioso.
-Ven aquí muñeca, hermosa, mi amor— improvisé una canción a susurros y la escuchaba reír adorablemente a lo lejos— quiero sentirte, abrazarte y besarte, amor.

Continué con mis payasadas y finalmente, después de un momento, la sentí llegar a la cama.
El movimiento del colchón me advirtió que se acercaba por debajo de mí y yo suspiré complacido.
-Oh si— suspiré, aguardando tenerla cerca para rodearla con mis brazos que continuaban bien abiertos esperándola.
Pero al hacerlo un escalofrío me recorrió entero.
-Ay, estás fría— vibre por la impresión y abrí un poco los ojos para encontrarme con ella.
Su cara bonita y su cabello húmedo.
-Tomé un baño— me dijo y sacudió su cabello para salpicarme las gotitas de agua.
-No— me quejé.
Jalé una almohada y la coloqué entre su cabeza y la mía.
La chica carcajeó.
-Vamos perezoso, desayuna conmigo antes de que me vaya.
-¿Te vayas? ¿A dónde? No, nena, tú no te vas— repliqué y giré contra ella para recostarla y tenerla segura por debajo de mí— Quédate, vayamos a desayunar a algún lugar bonito y vamos al cine después, pasemos el día juntos— le sugerí mientras dejaba un suave beso en su boca y luego probaba su cuello.
El perfume natural de su piel me encantaba.
Permanecía ahí aunque esa mañana se hubiera duchado con el jabón de baño que yo utilizaba.

Nos besamos por un rato sin que ella se opusiera y yo planeaba algunas cosas que podríamos hacer juntos ese día, pero luego ella negó.
-No puedo— se quejó— Le dije a mis padres que volvería temprano para salir con ellos.
-Pero puedes romper tu promesa— propuse sin miedo a portarnos mal de vez en cuando.
Aunque técnicamente nos portabamos mal cada vez que nos veíamos.
En ese momento por ejemplo, estábamos incluso rompiendo una ley que dice que un hombre de mi edad no podría estar desnudo sobre una chica de su edad.
Ella, que tan sólo llevaba unas bragas y una de mis playeras más antiguas que había tomado por ahí, se dejaba seducir por mi cuerpo.
Ponía sus piernas en mi cadera y de esa forma, era presa fácil.
Ronroneé contra sus labios cuando ella gimió y dijo:
-Quisiera escaparme contigo.
Quería que lo hiciera, pero suponía que no era necesario... o tal vez solo ese día lo sería.
En pocos segundos le había quitado las bragas y desarrollé un nuevo fetiche ahí mismo al comenzar a hacerle el amor sin haberle quitado la playera.
La chica mordió sus labios y yo la miraba completamente enamorado de ella.
Deslicé la parte baja de la playera hasta subirla a su pecho y tan solo miraba una parte de sus senos tan hermosos que deseaba devorar a besos.
Los descubrí por completo para poder hacerlo, mientras me sentía en el cielo al ir y venir dentro de ella, con una mano la tomaba por la espalda baja y encorvaba su figura para poder besar su torso.
La chica tiró la cabeza atrás mientras ahogaba deliciosos gemidos entre los que se escapaba mi nombre ocasionalmente y con una mano apretaba mi trasero mientras la otra se apoyaba más suavemente en mi espalda.
-Oh— gemí también y lamí su mejilla.
¡Mierda! Jamás había deseado tanto a una mujer.
La amaba con locura y pasión, deseaba tenerlo todo con ella, quería gritarle al mundo que estaba perdidamente enamorado.
Deslicé mi lengua también en su cuello y ella vibró bajo mi cuerpo, viniendose tan solo un poco antes de que yo lo hiciera.
Tembleé contra su cuerpo y ronroneé:
-Quedate conmigo hoy.
La chica rió.
-¿Esta ha sido tu forma de convencerme?
Suspiré y también reí mientras dejaba otro mar de besos en diferentes rincones de su cuerpo.
-Tal vez, ¿Funcionó?
-Definitivamente funcionó— dijo ella convencida de estar lista para escaparse conmigo todo el día, importandole poco cualquier otra cosa.

Dulce Criatura | Harry Styles |Where stories live. Discover now