009

1.6K 248 72
                                    

La situación cambió por completo luego de aquel bonito beso que el alfa se había atrevido a obsequiarle bajo la mirada desdeñosa de los respectivos presentes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La situación cambió por completo luego de aquel bonito beso que el alfa se había atrevido a obsequiarle bajo la mirada desdeñosa de los respectivos presentes. Cambió porque gracias a este ahora no les tenía miedo, ni mucho menos se sentía avergonzado de ser quien era.

Al contrario. Yoongi le devolvió la confianza y la seguridad que creyó haber perdido cuando ingresó al destacado restaurante. Y ahora elevaba la cabeza con orgullo y petulancia, sin dejarse atemorizar por las miradas desafiantes de aquellas omegas que lo menospreciaban.

El chico malo que no se dejaba intimidar por nadie había regresado y lo demostraba sin problema con la nueva postura que había tomado. Sin embargo, procuraba mantenerse al margen de la situación, puesto que no quería defraudar al alfa. No cuando sentía que se lo debía.

Así que allí se encontraba, luciendo más seguro que nunca, mientras que un aluvión de palabras extranjeras se dispersaban sin control en la mesa. Le gustaba aquel idioma. Era entretenido escucharlo, aunque no entendiese nada. Pero más le gustaba cuando Yoongi hablaba. Era deleitoso escuchar el acento italiano resbalándose de entre sus labios, el cual casi ni se notaba cuando hablaba con él.

La comida ya había llegado, y por lo que Jungkook vio la mayoría de platillos eran puras pastas. Cómo no lo supuso. También descubrió que cada omega cenaba lo mismo que su alfa sin ningún tipo de reproches. Yoongi había ordenado spaghetti all'amatriciana, por lo que eso mismo fue destinado a él.

La idea de oponerse ni siquiera pasó por su mente. Por lo tanto tomó un par de cubiertos de la gran variedad que había, y estaba a punto de disponerse a cortar los fideos cuando una mano ajena desde su derecha lo detuvo.

Jungkook se volteó hacia la omega extrañado. Ella era rubia y de tez bronceada. Parecía ser mucho mayor que él, mucho mayor y mucho más educada y refinada. Se erguía con elegancia en su lugar luciendo un ajustado vestido negro que realizaba una increíble muestra de sus atributos.

— Es una falta de respeto para los italianos —murmuró ella con disimulo.

— ¿Qué? —preguntó realmente confundido.

— Cortarlos, no lo hagas —le aconsejó—, se enojarán. Es traición.

— Oh...

Jungkook dejó el cuchillo y echó un vistazo hacia su izquierda, hacia su alfa más precisamente. Este se encontraba metido dentro de una conversación, ignorando por completo su situación, mientras que distraídamente enrollaba sus spaghetti con el tenedor, dándole vueltas y más vueltas.

Bueno, ¿él cómo iba a saberlo? Desde pequeño, siempre había preferido cortarlos, puesto que detestaba que fuesen tan largos, y que por culpa de eso terminase manchando su ropa con la salsa de aquellos spaghetti rebeldes que tardaban aún más en ingresar a su boca. Por eso los cortaba, para ahorrarse los castigos de su camiseta ensuciada.

Sublime dominación「Yoonkook」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora