Capitulo 16

2 0 0
                                    

Los días pasaron y la veía más relajada, luego de conseguir una licencia médica por un par de días más, pude disfrutar de compartir y conocerla un poco más. Se nos estaba acabando el tiempo y lo sabía. Estaba muy consiente de tus obligaciones como sacerdotisa del templo y que a causa de ello evitabas que las energías malignas abandonaran aquel bosque.

Llego finalmente, la última noche que podríamos compartir. Esa noche decidimos no hacer nada más que mirarnos y conversar. No había música de por medio, ni una televisión encendida distrayendo. Solo nosotros dos.

Con Yeontan en sus brazos mientras dormía, comenzamos la remembranza de aquellas semanas juntos. ¿Qué puedo decir? Fueron las dos semanas más intensas e interesantes de mi vida gracias a ti.

Tae... de verdad no creo tener manera de agradecerte por todo lo que hiciste por mí... - como ya era habitual en ti, sostuviste tu mirada directo a mis ojos, esta vez yo no aparte la vista.

Siéndote honesto, no sé realmente que me llevo a hacerlo, en ese momento no lo tenía claro y pensé que solo había sido un impulso... - con esto poco a poco se estaba aclarando lo que me pasaba que a esas alturas aun no tenía claro.

¿Había sido? ¿Por qué hablas en pasado? ¿Cambio algo? - buscaba las palabras adecuadas para expresar lo que me estaba pasando.

Bueno si, es que ahora siento que todo se está aclarando poco a poco aunque aún no puedo dar una respuesta certera si me preguntas que es, digamos que se está moldeando – comenzaba a ponerme ligeramente metafórico con tal de evitar el tema directamente.

De verdad, creo que así hasta yo me confundo jajaja – esa dulce y delicada carcajada era música para mis oídos.

Entre más conversábamos más me aseguraba de lo que estaba pasando, porque el solo hecho de pensar en que ya desde mañana no te tendría merodeando mi casa me hacía extrañarla y no de la misma manera que extraño a mis amigos, había algo más fuerte entre nosotros.

Los rayos de sol de las primeras horas de la mañana se comenzaban a apoderar de la habitación y mi corazón lentamente se comenzaba a sentir comprimido y pesado, hasta respirar me costaba trabajo pensando en que solo nos quedaban unas horas juntos.

Preparamos el último desayuno juntos y como última vez me tome la libertad de abrazarte por la espalda mientras preparabas algunas cosas sobre el fuego de la cocina, no salió ninguna palabra de molestia de su boca pero si vi una tímida sonrisa dibujarse en esos labios que me tenían curioso hace varios días.

Luego de acabado el desayuno, fuiste al baño a cambiarte a tus ropajes de sacerdotisa mientras yo me arreglaba para salir contigo. Esto me estaba doliendo y molestando más de lo que había planeado en un principio.

Al llegar a la sala pude ver que ahí estaba parada, justo en el lugar donde la vi por primera vez. Sonriente me miraste y extendiste tu mano.

Ya es hora, ¿vamos? – ese fue el momento exacto en el que mi corazón se rompió.

Into the woodsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora