Capitulo 18

1 0 0
                                    

Ya comenzaba a ponerse más fresco y es que estábamos entrando al otoño. Habían pasado casi 6 meses desde la última vez que nos vimos y la sensación de que algo me faltaba no me abandono ni un solo día.

Comencé a retomar mi rutina con normalidad, mis idas al trabajo, mis cenas solitarias y los paseos con Yeontan. Siendo honesto creo que era el único momento en el que se le veía más activo, en casa ya no andaba con la misma energía de siempre. Yo trataba de aparentar estar bien, pero el parecía reflejar exacto mis emociones.

Varios días llegue al punto de no comer, solo prefería dormir. Me levantaba a darle su comida a mi cachorro y me volvía a la cama. Tal vez no dormía pero no me daba la energía suficiente como para hacer algo más.

En los peores días con suerte bebía agua para no morir, pero, en los mejores era capaz de sacar a pasear a Yeontan. Esos paseos seguían siendo tanto para el como para mí.

En ocasiones, nos volvíamos a adentrar al bosque. Nunca llegamos a sobrepasar el límite que nos habíamos predispuesto, que era el lugar donde la habíamos hallado herida la primera vez.

Había hecho un habito el poner un ramo de flores, sabía que cada vez que lo hacia la día siguiente ya no estaban. Costumbre hacia al menos dos veces al mes.

Jamás me esforcé en escribir una carta, si lo hacía podía hacerla llorar y es lo que menos quería. Por lo menos una vez a la semana visitaba esa parte del bosque y casi siempre era a la misma hora. Ese día lo hice un poco más tarde de lo normal y doy gracias por haberlo hecho.

Cuando ya estaba por irme note a Yeontan nervioso y corriendo en círculos a mí alrededor, cuando voltee a ver que lo ponía así, pude notar entre la espesa bruma la sitúela de aquella chica que me había robado las ganas de pasar el resto de mi vida en solitario.

Creo que ella también me vio a la distancia porque ambos nos quedamos inmóviles. Solo ver su silueta luego de casi 6 meses hizo que mi corazón se llenara de emoción. La extrañaba pero creo que el que no nos buscáramos era simplemente para no hacernos más daño y terminar extrañándonos irremediablemente.

Lo cual era absurdo de mi parte porque, la viera o no, la extrañaba todos los días con la misma intensidad del día en que nos despedimos

Tome al inquieto cachorro, ya que en esas condiciones no me dejaría avanzar y este solo ladraba y movía su pequeña y motuda colita.

Tenía una mezcla muy extraña de emociones, y tal vez era un poco egoísta pero solo podía concentrarme en lo que yo sentía. Era una confusión muy grande, un popurrí de emociones, felicidad, tristeza, esperanza, melancolía.

Es ese momento cuando tienes lindo recuerdos de algo y lo comienzas a extrañar. Así me sentía yo, con un desequilibrio emocional en el que no sabía si sonreír o llorar.

Ya que ninguno dio el primero paso, yo me atreví a darlo, pero para salir del bosque. Si no me habías buscado en todo este tiempo debía haber una razón y no voy a llegar a irrumpir la labor que debías con ese bosque.

Esa noche fue noche de insomnio llena de tus recuerdos, lleno de las pocas pero sinceras sonrisas que me dabas, la noche en que te vi y creí que era un sueño. Me reí por mi propia incredulidad.

Debía seguir con mi vida como antes, y si el destino lo quería tal vez, estar juntos algún día, pero quizás en otra vida.

Into the woodsHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin